Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Ana Clara es platense y decidió, al terminar la secundaria, estudiar ciencias económicas por aproximación. Actualmente se dedica a la docencia en el nivel secundario en la escuela italiana Leonardo Da Vinci de La Plata.
Una profesional distinta
"Esta veta, que tiene que ver con la producción audiovisual y descubrir un mundo al que soy ajena, comenzó en 2011. Surgió a raíz del nacimiento de mi segundo hijo Augusto y de mi sobrino que es productor de cine. Él notaba algo diferente en mi casa. Augusto tiene síndrome de Down y lo que Dante, mi sobrino, percibía de distinto es que en casa no pasaba nada raro; me decía que me veía muy tranquila y yo le preguntaba si eso estaba mal".
"Se trata de la primera serie de stop motion en el mundo cuya voz la hace un niño con síndrome de Down. La misma plantea la idea de desdramatizar y por ese motivo no se buscó un niño que hablase prolijo, para poner a la audiencia en la situación de tener que pensar qué está queriendo decir el personaje".
Desdramatizando la discapacidad
“Yo estoy convencida de que esta mirada optimista que tengo frente a la realidad de las personas con discapacidad tiene mucho que ver con cómo me dieron la noticia a mí. Augusto nació por cesárea y a los 20 minutos de nacer el pediatra me dijo ‘está todo bien, es un sol, y sí, tiene síndrome de Down’. En ese momento pude ver la cara de tranquilidad del médico y tuvo predisponiblidad para que le pueda preguntar lo que quisiese; me mostró que nada de lo que estaba pasando era grave”.
Su mensaje
"Algo que suelo decir y me parece interesante marcar es que el síndrome de Down no es una enfermedad sino una característica genética".
"Todos podemos hacer algo para vivir en una sociedad más inclusiva"
Ana Clara es platense y decidió, al terminar la secundaria, estudiar ciencias económicas por aproximación. “Tengo una hermana que es unos años más grande que yo y la veía rodeada de libros vinculados a las ciencias económicas y eso me encantó. Desde chiquita veía esos cuadros y gráficos y, una vez que terminé la escuela secundaria, sin dudarlo me anoté en la Facultad de Ciencias Económicas”, cuenta.
Cursando la carrera de contadora, se dio cuenta que había algo que le gustaba por encima del resto: “Había algo que me iba diciendo que lo que más me interesaba de la carrera de Contador Público tenía que ver no tanto con la elaboración de los balances o los cuadros sino con lo que pasaba después, con la toma de decisiones. Recuerdo que la materia me gustó rendir fue Gerencial porque me permitió descubrir para qué servía tanto número y tanto cálculo”.
Actualmente se dedica a la docencia en el nivel secundario en la escuela italiana Leonardo Da Vinci de La Plata, un establecimiento que pertenece al instituto de cultura itálica. “De alguna manera me sirve a mí para mantener los lazos con mi italianidad porque mis padres son de origen italiano”, afirma.
“Esta veta, que tiene que ver con la producción audiovisual y descubrir un mundo al que soy ajena, comenzó en 2011. Surgió a raíz del nacimiento de mi segundo hijo Augusto y de mi sobrino que es productor de cine. Él notaba algo diferente en mi casa. Augusto tiene síndrome de Down y lo que Dante, mi sobrino, percibía de distinto es que en casa no pasaba nada raro; me decía que me veía muy tranquila y yo le preguntaba si eso estaba mal. En esas charlas él me decía que había mucha gente sufriendo con realidades como la nuestra”.
“Un día me dijo que tenía ganas de incursionar en animación en stop motion y yo sentía que me hablaba en chino básico. Él quería contarle nuestra situación como familia al mundo a través de un personaje de plastilina con Síndrome de Down. Fue entonces que comenzamos una etapa empresarial donde hicimos algunos cálculos, de costos y factibilidad y yo le brindé mi apoyo”.
“Al poco tiempo nos presentamos a una convocatoria del INCAA y había una categoría que nos quedaba como anillo al dedo “productoras novelles - temática familia y discapacidad”. Dante me insistió para anotarnos, asegurando que a través de ese concurso íbamos a lograr el objetivo de que la gente hable del síndrome de Down con humor y desdramatizar. Esta experiencia comenzó con un camino que dio como resultado que me convirtiera en una productora ejecutiva de contenido audiovisual y el producto final haya sido Beto: La Serie”.
Se trata de la primera serie de stop motion en el mundo con la participación de un niño con síndrome de Down poniéndole la voz a un personaje. La misma plantea la idea de desdramatizar y por ese motivo no se buscó un niño que hablase prolijo, para poner a la audiencia en la situación de tener que pensar qué está queriendo decir el personaje. “Ahí está como la frutilla del postre, porque la voz de Beto la hizo Augusto”, aclara.
“Comprendí el significado de la frase que dice 'una gota en el océano'. Uno a veces piensa qué puedo hacer si lo que puedo hacer es tan pequeño y no es así, hay que sacarse eso de la cabeza. Todos podemos hacer algo por más pequeño que parezca al principio y desconocemos realmente el impacto que pueda tener”.
“Yo estoy convencida de que esta mirada optimista que tengo frente a la realidad de las personas con discapacidad tiene mucho que ver con cómo me dieron la noticia a mí. Augusto nació por cesárea y a los 20 minutos de nacer el pediatra me dijo ‘está todo bien, es un sol, y sí, tiene síndrome de Down’. En ese momento pude ver la cara de tranquilidad del médico y tuvo predisposición para que le pueda preguntar lo que quisiese; me mostró que nada de lo que estaba pasando era grave”.
“Me siento cómoda con esto que me pasa. A lo largo de la vida aparecen inquietudes y uno a veces piensa en no hacerlo y en mi vida eso no me pasó. Siempre lo que me atrajo lo intenté. La responsabilidad que sentía tener era dar un mensaje para transmitir. Todo eso que iba cosechando iba a significar una herramienta para mí y la vida me fue demostrado que hice bien en hacer algunas cosas que en un principio no sabía para qué me iban a servir. Es un mensaje que me gusta dar. A medida que pasa el tiempo siento una responsabilidad mayor en cuidar lo que digo. Pero interiormente lo disfruto”.
“Algo que suelo decir y me parece interesante marcar es que el síndrome de Down no es una enfermedad sino una característica genética. Aunque parezca una frase hecha a mí me sorprendió cuando la leí por primera vez. No siendo una enfermedad se abren un sinfín de puertas. El concepto de enfermedad siento que a uno lo llena de miedos y de preguntas sin respuestas. Hablamos de personas con discapacidad, pero eso es un detalle, antes que nada, son personas con sueños, con proyectos, con estudios, con intereses, con momentos felices y no padecen la discapacidad. Todos podemos hacer algo para vivir en una sociedad más inclusiva”.