Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
En este artículo compartimos la historia de un tapicero de Tres Arroyos que se recibió de Contador Público a los 61 años y se matriculó para dedicarse de lleno a la creación de su propio estudio contable. Por otro lado, el presente de un profesional de San Isidro que a los 58 años decidió apostar al ejercicio independiente y tener más tiempo para dedicarle a la apicultura en establecimientos que posee en localidades bonaerenses.
Son el reflejo de que nunca es tarde para hacer realidad los proyectos y de que en la matrícula de nuestro Consejo hay tantos recorridos profesionales como profesionales hay en la matrícula.
En este artículo compartimos la historia de un tapicero de Tres Arroyos que se recibió de Contador Público a los 61 años y se matriculó para dedicarse de lleno a la creación de su propio estudio contable. Por otro lado, el presente de un profesional de San Isidro que a los 58 años decidió apostar al ejercicio independiente y tener más tiempo para dedicarle a la apicultura en establecimientos que posee en localidades bonaerenses. Son el reflejo de que en la matrícula de nuestro Consejo hay tantos recorridos profesionales como profesionales hay en la matrícula.
A los 63 años cuando es normal estar pensando en el beneficio jubilatorio, el Dr. Carlos Angeloni se matriculó en el Consejo Profesional para hacer realidad el sueño de tener su estudio, luego de graduarse de contador público hace apenas dos años.
“He trabajado siempre de manera autónoma, tengo un oficio, soy tapicero”, comenta el ahora Dr. Angeloni a quien, al terminar la escuela técnica en la que cursó los estudios secundarios, no le fue posible ir a la universidad. “Siempre tuve pendiente hacer una carrera universitaria y cuando tuve la oportunidad de hacerlo en mi ciudad no lo dudé”, relata el colega matriculado en la Delegación Tres Arroyos.
“A partir de la creación de un centro de estudios universitarios en la ciudad de Tres Arroyos se presentó la oportunidad de estudiar y me inscribí en la carrera de Contador Público que se dictaba a través de la Universidad Nacional de La Plata”, recuerda el Dr. Angeloni con buena memoria lo ocurrido en 2005 cuando comenzó la carrera a la que le dedicaría 13 años de esfuerzo.
“Después de haberme recibido en 2018, una compañera de la carrera que tenía ya armado su estudio contable me dio la oportunidad de trabajar con ella y así fue como pude ir dejando progresivamente mi oficio y dedicarme a la profesión”, explica y sentencia con orgullo: “Hoy ya me dedico por completo a la profesión y ya tengo mi propio estudio a partir de este año”.
El Dr. Carlos Angeloni le está gradecido a su familia: “Para mi familia es un agradecimiento total porque ellos apoyaron esta idea de estudiar en todo momento. Mi mujer y mis hijos colaboraron muchísimo en el logro que no ha sido personal sino familiar”, afirma y agrega también su agradecimiento con la existencia de la modalidad de jura a distancia que le permitió matricularse en contexto de pandemia y aislamiento.
“Siento que todavía tengo algo para dar, que tengo posibilidades de ejercer esta profesión”, asegura el Dr. Angeloni a quienes se sorprenden por su voluntad y agrega: “Tengo mucho por aprender también. Me he propuesto ejercer la profesión por lo menos por diez años y recién luego pensar en la jubilación”.
Cuando el Dr. Gonzalo M. Ceballos se graduó de contador público en 1987, la Universidad de virtual no tenía nada. Ahora se acaba de matricular en nuestro Consejo Profesional enviando la documentación por mail y recibiendo la habilitación en una ceremonia realizada a distancia.
“Han cambiado muchas cosas, el uso de tecnologías cambió el ejercicio de la profesión radicalmente”, resume el Dr. Ceballos y agrega: “En el año 87 no existían ni los teléfonos celulares y se perdía mucho tiempo en otras cosas, era un trabajo más costoso. Ahora las nuevas tecnologías facilitaron el trabajo, pero al mismo tiempo exponen más la tarea. Hay que ser más preciso y estar preparado”.
Tras graduarse en la Universidad de Buenos Aires, el Dr. Ceballos se matriculó para atender a clientes que estaban en otra jurisdicción distinta a la de la provincia de Buenos Aires y al mismo tiempo trabajaba en relación de dependencia.
Luego de más de diez años de sostener ambas modalidades de ejercer la profesión, prefirió abocarse al trabajo corporativo. Así pasó otra década y ahora a sus 58 años decidió “volver a las fuentes” y retomar el trabajo independiente con el objetivo de “cambiar el panorama de mi vida”, asegura.
“Es una época de mi vida en la que puedo aportar mucha experiencia sin perder el espíritu de la juventud”, subraya el profesional perteneciente a la Delegación San Isidro y describe sus proyectos para esta nueva etapa: “La idea es ampliar la cartera de clientes y enfocarme a la asesoría de empresas”.