Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Realizar una actividad por 50 años, sea cual fuera, es un hito. Los Dres. Eduardo Farrero, de la Delegación Pergamino, y Ernesto Balonas, de la Delegación Lomas de Zamora, cumplieron medio siglo en la matrícula de nuestro Consejo, y en esta nota, conocemos los detalles de sus vidas, dedicadas enteramente a las ciencias económicas.
El Dr. Eduardo Farrero, Contador Público (Tomo 31, Folio 106, matriculado en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires), llegó a la conclusión de lo que quería estudiar por medio de un test vocacional. “En la escuela secundaria andaba bien en contabilidad y en matemática. Era lo que me gustaba, pero eso lo confirmó”, rememora el colega de la Delegación Pergamino.
“En paralelo, había una materia del colegio que me gustaba muchísimo que ahora no existe más en los planes de estudio: taquigrafía, la escritura con signos. Me gustó tanto realmente que sentí pasión por ella”, sostiene el Dr. Farrero en diálogo con RePro Digital, asignatura que le sería de gran utilidad en su etapa facultativa: “Me sirvió una barbaridad para la toma de apuntes de los profesores. Ese esfuerzo que te lleva traducirlo hace que vayas asimilando lo que escuchaste”.
Para continuar con su carrera grado, Eduardo tuvo que elegir alguna ciudad universitaria. “La alternativa era Rosario, Buenos Aires o La Plata. Se eligió La Plata. Me instalé en una pensión en el año 1969, con un curso de ingreso de 900 personas que era nivelatorio y al mismo tiempo eliminatorio. Terminamos entrando 600 estudiantes”, grafica el colega, dejando atrás su querido municipio de Arrecifes.
En esta instancia, Eduardo reconoce el esfuerzo económico que hicieron sus padres para poder mantenerlo y que dedique el 100% de su tiempo al estudio, sacrificio que “devolvió” con buenas notas y un gran rendimiento académico. “En el primer cuatrimestre, lo normal era presentarse a 2 de las 3 materias que había. Yo cometí la locura entre comillas de presentarme en las 3, incluso dos de ellas eran el mismo día y aprobé. Fuimos solamente dos personas las que aprobamos las 3 materias en ese año. Y eso fue también un envión porque a partir de ahí me envalentoné”.
En tan solo 4 años, el Dr. Farrero recibió su título de Contador Público, el 19 de diciembre de 1972. No sería el único: “Como venía tan bien y había solo 10 materias de diferencia con la Licenciatura en Administración, también estudié esa carrera”, recuerda Eduardo, de la que se recibió un año después.
Hasta que tomó la decisión de volver a Arrecifes en 1976, Eduardo fue taquígrafo de la Cámara de Senadores de la provincia de Buenos Aires. “Eso hizo que yo me demorara en el ingreso al ejercicio de la profesión”, se sincera Eduardo. “No tenía razón de ser quedarme en la Plata porque no estaba haciendo nada de lo que había estudiado. Alquilamos con un abogado una oficina, un local dentro de una casa, y ahí empezamos. Éramos muy pocos profesionales en la ciudad”.
El colega tuvo bien en claro desde el inicio a qué arista de la profesión se quería dedicar. “Siempre quise trabajar en forma independiente. Es por mi personalidad, por mi forma de ser. Trabajar solo tiene su techo, pero siempre me caractericé por tomar la cantidad de clientes que podía llegar a atender. No es un tema económico el que me mueve, sino el poder cumplir lo que está a mi alcance”, añade el colega, evidenciando su notable responsabilidad y compromiso.
Entre los desafíos de la profesión, el Dr. Farrero sostiene que “el esfuerzo mayor era no vivir en el mismo lugar donde está la sede de la Delegación”. “Arrecifes corresponde a Delegación Pergamino, que abarca los partidos de Colón, Capitán Sarmiento, Arrecifes y Pergamino. Si uno tenía que ir para hacer una certificación, tenías que ir al edificio que todavía ni era del Consejo. Si la persona que firmaba ya había pasado o pasaba dentro de dos horas, te pasaban la dirección del estudio donde trabajaba y tenías que ir hasta ahí pidiendo disculpas”, comenta Eduardo sobre los avatares del siglo pasado. “Debo reconocer en todo momento la muy buena predisposición de todos los colegas y del Consejo también”.
Su pasión por las ciencias económicas la comparte con su hija, también colega. “Ella tiene su estudio propio a una cuadra de diferencia y estamos en contacto permanentemente. En algún momento yo le he dado una mano, pero en varios momentos ella me está dando dos manos en muchos temas actuales”, afirma el Dr. Farrero entre risas, al tiempo que sostiene que, más allá de los avances tecnológicos, “es una carrera que continúa teniendo futuro”.
Cuando se está convencido de lo que se quiere hacer, ninguna decisión es vista como un costo, sino como un paso más hacia un objetivo, aunque haya que resignar o dejar cosas de lado. “Yo vivía en Mar del Plata y ahí terminé mi quinto año de secundario. Sacrifiqué una actividad económica que había iniciado, una fábrica de tejidos, y me vine a Buenos Aires a estudiar en la UBA”, comenta el Dr. Ernesto Balonas, Contador Público (Tomo 30, Folio 207, matriculado en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires), quien para cumplir su propósito, dejó atrás su emprendimiento fabril y convivió con la sensación del desarraigo.
Durante su época universitaria, Ernesto trabajó “para ganarme la vida”. Sus primeros pasos laborales llegaron antes del tan ansiado título, en una serie de estudios contables donde fue aprendiendo la profesión desde adentro. Luego, hizo trabajos para algunas empresas hasta que se recibió en 1968. “Prácticamente trabajé en forma libre desde que me recibí, siempre solo. En este momento estoy con mis dos hijos, uno es contador, el otro es contador y abogado, pero siempre tuve el estudio solo”, remarca Ernesto, con una familia apasionada por las ciencias económicas al igual que él. Durante un tiempo, con su hermano, también colega, “compartimos oficina. Cada uno tenía sus clientes y su estudio”, asegura el Dr. Balonas, quien hacía coworking antes de la existencia del término.
Para poder ejercer una profesión tan cambiante a lo largo de más de 50 años, Ernesto afirma: “Siempre seguí los pasos de la técnica, de lo que va avanzando. Si bien la forma de trabajo es distinta, es un estudio que se maneja del modo más moderno posible”. En un profesión que demanda actualización constante, el colega sostiene que “la mitad de nuestro tiempo estamos estudiando”. Sin ánimos de retirarse, el Dr. Balonas remarca: “No quiero hacer otra cosa distinta a la profesión".
“Es un camino que si lo pudiera volver a recorrer, lo haría”, grafica Ernesto, evidenciando la convicción y el acierto de haber apostado por las ciencias económicas. Sobre el final de la charla, el profesional perteneciente a la Delegación Lomas de Zamora le aconseja a los jóvenes que recién se inician en la profesión “que traten de conservar los valores humanos lo más alto que puedan, que trabajen y que sigan adelante”, más allá de las adversidades y complicaciones que puede conllevar la profesión.