
Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Muchas veces, al obtener el título, el desafío no es solo saber, sino también poder hacer. Justamente, luego de años de cursada, la experiencia laboral suele ser la pieza que falta. El Dr. Agustín Hernando comparte su recorrido como Contador Público, desde sus primeros trabajos en relación de dependencia hasta la concreción de su propio estudio contable digital. A través de su experiencia personal, repasa las tareas más comunes del día a día, cómo organizó su servicio, qué herramientas utiliza y qué aprendizajes fue incorporando a lo largo del tiempo, brindando una guía sincera y útil para quienes hoy inician su camino en la profesión.
Mi nombre es Agustín Hernando, soy Contador Público desde 2015, año en el que me recibí y me matriculé. Soy el primer contador de mi familia, así que todo lo que aprendí fue a base de aciertos y errores. Hoy quiero compartir mi experiencia como joven profesional independiente y mi participación en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires, donde ejerzo un rol como autoridad desde marzo de 2020.
Ingresé al Consejo porque siempre fue un gran desafío para mí trabajar en equipo. Sin embargo, con el tiempo descubrí que, si bien uno puede avanzar solo, cuando se trabaja en conjunto los resultados son mejores: cada persona aporta su mirada, su experiencia, y eso enriquece cualquier tarea.
Mi estudio se encuentra en mi ciudad natal, Necochea. Mi cartera de clientes está compuesta, aproximadamente, por un 80% de monotributistas; un 18% de responsables inscriptos personas físicas; un 1% de liquidaciones de sueldos; y otro 1% de atención a una asociación civil. Además, trabajo en colaboración con contadores de estudios más grandes que me convocan para tareas de adecuación y control documental, con el fin de reflejar fielmente la realidad económica de la empresa en los estados contables.
Mi especialidad es la habilitación municipal: desde pequeños comercios y galpones, pasando por fábricas, salones de eventos y discotecas, hasta un hostel religioso para retiros espirituales. También he tenido trabajos poco convencionales, como el apostillado de documentación para tratamientos oncológicos en Alemania o tareas tan simples como recordar el vencimiento y pago de una factura telefónica.
Sea cual sea el trabajo, al principio todos compartimos la misma pregunta: “¿Lo haré bien?”. Es natural tener miedo. Por eso, creo que es fundamental comunicárselo al cliente cuando es nuestra primera vez en una determinada tarea, brindándole la seguridad de que vamos a estudiar el caso y hacer todo lo posible para resolverlo.
El proceso que sigo es: primero, estudiar el caso. Segundo, investigar a fondo. Y tercero, apoyarme en colegas o personas idóneas que ya hayan pasado por una situación similar. Siempre hay alguien dispuesto a ayudar: desde profesionales, hasta empleados de organismos públicos o plataformas digitales como ARCA o el chat de ARBA. También se pueden consultar perfiles profesionales en redes sociales o aprovechar el excelente servicio de asesoramiento impositivo que ofrece el Consejo a través de CPBA Online.
En el Consejo, existe un espacio fundamental para los nuevos matriculados: el Comité de Jóvenes. Allí la mayoría de los dirigentes damos nuestros primeros pasos y aprendemos cómo funciona esta institución que nos representa a todos. Participan autoridades de Sede Provincial, representantes de la Caja, secretarios técnicos, delegados… Todos trabajando ad honorem, con un compromiso admirable hacia el bien común.
El Comité de Jóvenes reúne a todas las comisiones de jóvenes de cada Delegación. Se organizan reuniones mensuales, una reunión plenaria en La Plata, 6 reuniones ordinarias, una jornada de la dirigencia y otra deportiva, hasta llegar al evento central del año: el Seminario de Jóvenes Graduados, que combina dos días de capacitación con una gran fiesta de cierre.
Mi participación comenzó en 2020, acompañando al Dr. Alejandro Traversa Olazábal, hoy Delegado Presidente de nuestra Delegación Necochea. A partir de allí, participé activamente, bajo la presidencia de la Dra. Romina Hernández y, sucesivamente, de los Dres. Federico Garza, Nicolás Salvia, Marcos Puchi, Karen Llanos y actualmente, de Tomás Verdugo.
En nuestra Delegación, el primer contador en participar del Comité fue el Dr. Federico Arrate. Además, fuimos sede del XIX Seminario Provincial de Jóvenes en 2015, y este 2025 seremos anfitriones del Encuentro Deportivo Provincial, con 10 disciplinas en 3 días.
Aunque hoy me desempeño de manera independiente, gran parte de mis comienzos fueron en relación de dependencia. Trabajé en un hotel como recepcionista, en una oficina contable y como administrativo en una concesionaria de autos. Mi primera experiencia impositiva consistió en cargar facturas, liquidar ingresos brutos por Arbanet y preparar declaraciones juradas de IVA y Ganancias. Esa etapa me dio una visión inicial muy clara sobre los impuestos y qué tipo de estudio quería formar.
Recuerdo la oficina con carpetas colgantes, archivos físicos y cuadernos tabulados por inicial del apellido. Decidí evitar esa burocracia y transformar mi estudio en una oficina digital: cada cliente tiene su carpeta en la nube, con CUIT, claves, datos de contacto y anotaciones personales. Además, archivamos todo de forma electrónica, lo que permite ahorro de papel, eficiencia y así lograr un pequeño aporte al cuidado del ambiente.
También implementé un modelo de informe mensual que resume los vencimientos tributarios y patrimoniales del cliente (como patentes o inmobiliario), incluyendo servicios municipales y posibles multas. De este modo, el cliente percibe un servicio integral, ajustado a su realidad personal y comercial.
Respecto a los honorarios, diseñé un excel de consulta rápida, con tareas tabuladas en módulos y una referencia clara a la escala de honorarios mínimos sugeridos por el Consejo. Cada nuevo cliente es informado sobre las actualizaciones trimestrales del valor del módulo, por lo que este sistema permite transparencia, previsibilidad y mejor administración de mi tiempo y recursos.
Uno de los mayores logros que valoro es el capital humano construido: conocer por nombre y entablar vínculos cercanos con agentes fiscales, ya sean municipales, provinciales y nacionales. Compartir charlas, recordar intereses comunes o simplemente saludar genera lazos de camaradería que hacen mucho más amena la labor profesional.
Mientras trabajaba en relación de dependencia, fui construyendo mi estudio poco a poco. Mis primeros clientes fueron familiares, luego amigos, conocidos de entrenamientos, eventos sociales, hobbies… Alguien me escuchaba hablar de mi trabajo y surgía una consulta, una oportunidad. Así comencé: mi primer cliente fue el hermano de una compañera de escuela, mi peluquero de toda la vida.
Cada cliente nuevo es una posibilidad de crecimiento. Algunos pasaron de ser monotributistas a responsables inscriptos, otros me recomendaron a su círculo. Esa cadena de confianza fue clave. Creo firmemente que el cliente debe sentirse escuchado y acompañado. Nuestra responsabilidad es brindar la mejor solución posible con honestidad. Y cuando no sabemos algo, reconocerlo. Somos profesionales, pero también personas en constante aprendizaje.
El cliente confía en nosotros uno de sus bienes más preciados: su proyecto de vida. Nuestro deber es cuidarlo. Desde el emprendimiento más modesto hasta la empresa más grande, debemos ofrecer asesoramiento correcto, evitarles problemas y ahorrarles tiempo para que puedan enfocarse en lo esencial: su negocio.
En mi estudio, organizo las tareas según urgencia: primero los sueldos, luego los agentes de retención, alquileres, monotributistas, responsables inscriptos y, por último, la asociación civil. También priorizo si hay vencimientos provinciales o servicios municipales en ese mes.
Una herramienta que aún tengo pendiente es el uso de redes sociales. Hoy en día, todo pasa por ahí: consultas, referencias, contacto. Recomiendo a quienes estén comenzando que se animen, ya que puede potenciar mucho la visibilidad profesional.
Estoy agradecido con mi profesión. Me dio libertad horaria, me permitió trabajar en lo que me apasiona, desarrollar mis hobbies y hasta viajar gracias al trabajo remoto. Pero sobre todo, agradezco a mi familia: fueron mi pilar y mi mayor sostén.
Creo que debemos tomar a la profesión y a nuestra participación en el Consejo como herramientas para construir el mejor futuro posible. Los deseos y prioridades cambian con el tiempo, pero el valor del trabajo bien hecho siempre permanece. Es la llave para vivir plenamente cada momento feliz que nos toque transitar.
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