Aunque hoy muchos procesos fiscales son digitales, el asesoramiento profesional sigue siendo clave. Un contador público matriculado no solo conoce la normativa: está habilitado legalmente, se actualiza de forma constante y actúa con respaldo institucional. Su intervención permite tomar decisiones más seguras, evitar errores costosos y cumplir con lo que exige la ley. La matrícula no es un trámite más: es lo que convierte al conocimiento en ejercicio profesional autorizado. En esta nota repasamos por qué elegir a un matriculado marca la diferencia y cuáles son los beneficios concretos para los contribuyentes.

ARTÍCULO PUBLICADO EL 2025-08-01
Edición N. 146 - Julio / Agosto 2025

REALIDAD PROFESIONAL


* Este artículo pretende acercar a la comunidad
la tarea de los profesionales en Ciencias Económicas, destacar la importancia y obligatoriedad de contar
con la matrícula que habilita el ejercicio
de la profesión, y promover la consulta
a profesionales matriculados en línea
con la campaña unbuenconsejo.com.ar.

En los últimos años, la digitalización cambió la forma en que los contribuyentes se vinculan con el sistema fiscal. Plataformas ágiles, trámites online y servicios automatizados dan la sensación de que todo puede resolverse con una seguidilla de clics. Pero aunque la tecnología facilita, no reemplaza el análisis; cuando aparecen dudas, situaciones particulares o riesgos fiscales, el conocimiento técnico sigue siendo irremplazable.

Por eso, asesorarse con un contador público matriculado no solo es una garantía de formación académica: es acceder a un profesional habilitado legalmente, comprometido con estándares técnicos y éticos que elevan la calidad del servicio. La matrícula no es un sello simbólico, sino un requisito que respalda el ejercicio responsable de la profesión en beneficio del contribuyente.

En la provincia de Buenos Aires, la Ley 10.620 regula el ejercicio de las ciencias económicas: estar matriculado y formar parte del Consejo Profesional brinda beneficios tanto para quien ejerce como para quien contrata. A continuación, repasamos los más relevantes.

  • Respaldo legal y técnico
    Un contador matriculado está habilitado para representar a sus clientes ante organismos como ARCA, ARBA, ANSES, IGJ y otros entes públicos o privados. Su intervención tiene validez legal y garantiza que las presentaciones cumplan con los requisitos formales y técnicos exigidos por la normativa vigente.
  • Actualización constante
    La matrícula no es un trámite más: implica cumplir con instancias de formación continua dispuestas por el Consejo. Esto asegura que el profesional esté al día con las normas tributarias, laborales y societarias, en un contexto donde los cambios son permanentes y afectan directamente a los contribuyentes.
Si bien el título universitario acredita tu formación, es la matrícula la que te habilita legalmente a ejercer la profesión en el territorio bonaerense, conforme a la Ley 10.620.
  • Responsabilidad ética y profesional
    El matriculado está sujeto a normas de conducta y control institucional, lo que implica una práctica más comprometida: el colega no solo responde ante su cliente, sino también ante el Consejo Profesional que regula su actividad y desempeño. En la práctica, esto se traduce en mayor cuidado, transparencia y cumplimiento.
  • Firma con valor legal
    Solo un profesional matriculado puede firmar balances, informes contables, certificaciones de ingresos, auditorías o declaraciones juradas con validez ante organismos públicos y privados. Esa firma no es simbólica: es un acto técnico regulado por ley, que respalda formalmente los datos y compromete al profesional que la emite. No es una opción: es un requisito legal, y solo el Consejo puede validar ese compromiso.
Saber que tu situación fiscal está siendo atendida por un profesional responsable reduce la incertidumbre, el estrés y los errores por autogestión improvisada.

Ventajas concretas para el contribuyente

Algunas corrientes de opinión insisten en instalar una idea equivocada: que contratar a un contador matriculado es un gasto prescindible. Sin embargo, en la práctica, el asesoramiento de un profesional matriculado es una inversión inteligente: previene errores, reduce riesgos, optimiza tu carga fiscal y te permite tomar decisiones más seguras.

Al momento de contratar un servicio contable, es lógico preguntarse qué se gana como contribuyente al elegir a un contador matriculado. Su intervención puede representar una diferencia sustancial en la correcta gestión fiscal, la prevención de errores y la toma de decisiones que impactan directamente en tu actividad económica.

  • Pagás lo justo, ni más ni menos: un contador matriculado conoce en detalle las deducciones, exenciones y regímenes que pueden aplicarse según tu actividad, lo que se traduce en una liquidación fiscal más eficiente, sin pagos innecesarios por desconocimiento;
  • Evitás errores con consecuencias: una recategorización mal hecha, un régimen mal elegido o una declaración incompleta no son simples descuidos; pueden derivar en intereses, multas o incluso la exclusión de un régimen beneficioso. El asesoramiento profesional ayuda a evitar este tipo de complicaciones;
  • Planificás con visión a futuro: un profesional matriculado no solo te ayuda a cumplir, sino también a proyectar. Anticipa vencimientos, sigue los cambios normativos y colabora en la toma de decisiones, tanto si sos monotributista como si tenés una PyME en crecimiento;
  • Ganás tranquilidad: más allá del aspecto técnico, saber que tu situación fiscal está siendo atendida por alguien responsable reduce la incertidumbre, el estrés y los errores por autogestión improvisada. Contar con un respaldo profesional también es tener calma.
  • Tenés un lugar donde reclamar: en caso de un mal desempeño del profesional matriculado, el Consejo cuenta con el Honorable Tribunal de Ética; este órgano recibe denuncias y tiene como misión juzgar la conducta de los matriculados en virtud de la potestad disciplinaria que establece la Ley 10.620 que regula el ejercicio de la profesión de Ciencias Económicas.
Los profesionales matriculados cuentan con el respaldo del Consejo, que garantiza su formación continua, su idoneidad técnica y su responsabilidad ética ante la comunidad.

El verdadero aporte del profesional matriculado

En muchos casos, se piensa al contador solo como alguien que “hace trámites”: presenta declaraciones juradas, liquida sueldos o cumple con vencimientos. Pero un profesional matriculado aporta mucho más:

  • Interpreta la normativa: manejar los sistemas es importante, pero no suficiente. Las obligaciones fiscales cambian todo el tiempo y rara vez son lineales. El contador matriculado entiende el espíritu de la ley, aplica criterios técnicos y estudia normativas que muchas veces se superponen. Esa interpretación marca la diferencia;
  • Conoce el contexto real de tu actividad: cada rubro tiene sus reglas, excepciones, riesgos y oportunidades. Un buen profesional no ofrece soluciones genéricas, sino que analiza tu tipo de ingresos, la forma en que facturás, tu escala y tus objetivos, para darte un asesoramiento alineado con tu realidad;
El asesoramiento de un profesional matriculado es una inversión inteligente: previene errores, reduce riesgos, optimiza tu carga fiscal y te permite tomar decisiones más seguras.
  • Aporta una mirada estratégica y a largo plazo: el matriculado no solo te ayuda a liquidar impuestos, sino que te guía para organizar tus finanzas, elegir el régimen o la figura legal más conveniente, anticipar obligaciones futuras y tomar decisiones que sostengan el crecimiento sin poner en riesgo tu cumplimiento fiscal;
  • Actúa con criterio ante situaciones imprevistas: cuando surgen contingencias (una notificación de ARCA, la necesidad de justificar un patrimonio o corregir una declaración), el profesional matriculado sabe cómo responder técnicamente, dentro del marco legal y en tiempo y forma, evitando consecuencias mayores.

 

Una palabra que hace la diferencia

En un contexto donde todo parece automatizado, el criterio humano sigue siendo irremplazable. Por eso, contratar a un profesional matriculado es contar con alguien que te acompaña, te representa y respalda tu actividad con conocimiento técnico, responsabilidad legal y compromiso ético.

Aunque la diferencia parezca estar en una sola palabra, ese término acapara muchos aspectos más: habilitación formal, formación continua, control institucional y estándares que garantizan una práctica profesional seria y confiable. 

Por lo tanto, la matrícula no es solamente un trámite: es la garantía de que quien te asesora está calificado, autorizado y comprometido con tu presente y tu futuro fiscal. Es lo que convierte un servicio contable en un verdadero acto profesional, regulado y respaldado. En un sistema tributario cada vez más complejo, donde cada decisión cuenta, esa sola palabra (matriculado) define el estándar de confianza que necesitás.


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