La historia de la profesión en Argentina se fue tejiendo a través de hitos que marcaron su consolidación: desde el decreto de Rosas en 1836 y la creación de la Escuela de Comercio Carlos Pellegrini en 1890, hasta el surgimiento de los primeros colegios de contadores hacia fines del siglo XIX. Con el Decreto-Ley 5103/45 y la posterior creación de los Consejos Profesionales, la actividad encontró un marco institucional y ético que garantizó confianza pública. A lo largo de cien años, este recorrido fortaleció la identidad de las Ciencias Económicas y reafirmó el rol del contador público como garante de transparencia y servicio a la sociedad. En este contexto, el Dr. Adolfo García reflexiona sobre el valor de la historia como guía para comprender el presente y proyectar el futuro de la profesión.

ARTÍCULO PUBLICADO EL 2025-10-10
Edición N. 147 - Septiembre / Octubre 2025

NOTAS DE AUTOR

Dr. Adolfo José García Dr. Adolfo José García Contador Público (Tomo 36, Folio 209,
Consejo profesional de Ciencias Económicas
de la Provincia de Buenos Aires).
Expresidente del Consejo Profesional (1993-1997).
Exprofesor Titular de la Cátedra Organización
Profesional y Profesor Honorario de la Facultad
de Ciencias Económicas UNLP.

¿Por qué es necesario conocer la historia de la contabilidad y de nuestras instituciones profesionales? Mucho puede escribirse para fundamentar su importancia, pero quizá la mejor síntesis sobre el valor de conocer la historia social la expresó José Ingenieros en sus Sermones laicos de 1925:

La historia viva es una escuela de renovación; cada generación debe repensar la historia y todo tiempo futuro será mejor. La justa comprensión del pasado enseña a militar en el presente y a prever el porvenir”.

Este pensamiento refuerza la idea de que los matriculados y los futuros graduados deben conocer la historia de nuestra profesión para repensarla y construir un mejor futuro.

 

Los orígenes de la contabilidad

La contabilidad es una actividad tan antigua como la propia humanidad. Mucho antes de conocer la escritura, el ser humano necesitó llevar cuentas, guardar memoria y dejar constancia de datos relativos a su vida económica y patrimonial.

Para suplir las limitaciones de la memoria, recurrió a señales, símbolos y elementos gráficos que más tarde constituyeron las primeras cuentas, integrando así la contabilidad mental con la contabilidad escrita.

Investigaciones sobre Egipto y los valles de la antigua Mesopotamia permiten afirmar que los primeros documentos escritos que se conocen —elaborados hace unos cinco mil años— contienen únicamente números y cuentas, sin textos ni palabras.

De allí se concluye que la escritura debió surgir hacia el 3300 a. C., para satisfacer la necesidad de registrar y dejar constancia de operaciones económicas. Desde esos tiempos, las distintas formas de registro contable se sucedieron sin interrupción, aunque solo a partir del siglo XV se conservan testimonios escritos de manera regular.

Las innovaciones de ese período —como la numeración arábiga y el sistema de la partida doble, expuesto en la obra del monje Luca Pacioli publicada en Venecia en 1494— proporcionaron las herramientas para el desarrollo moderno de la contabilidad.

Más allá de los avances técnicos, existe una razón de mayor peso que sostiene la vigencia de nuestra actividad: toda profesión surge para dar respuesta a una necesidad humana.

En ese sentido, la contabilidad nació y se desarrolló para servir a necesidades esenciales: administrar eficientemente recursos escasos, registrarlos, valorarlos y controlarlos. Por este motivo, el servicio profesional no puede ser circunstancial ni coyuntural, sino que debe prestarse con calidad, lo cual solo es posible mediante la formación técnico-científica adquirida en el ámbito universitario.

 

Antecedentes nacionales

En nuestro país, la profesión se remonta al Decreto de Juan Manuel de Rosas del 12 de julio de 1836. Posteriormente, el 19 de febrero de 1890 se creó en Buenos Aires la Escuela Nacional de Comercio “Carlos Pellegrini”. En su plan de estudios se estableció el título de Contador Público, y en 1894 egresaron los primeros profesionales.

Toda profesión surge para dar respuesta a una necesidad humana.

En 1912, sobre la base de la experiencia de esa escuela, se inauguró el Instituto de Altos Estudios Comerciales, que en 1913 dio origen a la primera Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, elevando así la carrera de Contador Público al nivel universitario.

Las primeras manifestaciones vinculadas con la necesidad de reunir a los contadores en un organismo colegiado se concretaron en 1891, con la fundación del Colegio de Contadores de la Capital Federal. Así fue que se inició un proceso de creación de entidades de libre agremiación, con el objetivo de defender los derechos de la profesión, promover la divulgación y fomentar el perfeccionamiento técnico.

El decreto de Juan Manuel de Rosas del 12 de julio de 1836 reglamentó la profesión de Contador Público Nacional en la provincia de Buenos Aires, estableciendo los requisitos para obtener el título.

En 1917 se fundó el Colegio de Doctores en Ciencias Económicas de la Capital Federal, que en 1920 se fusionó con el Colegio de Contadores, dando nacimiento al Colegio de Doctores en Ciencias Económicas y Contadores Públicos Nacionales de la Capital Federal.

A su vez, entre 1918 y 1925, se fundaron los Colegios de Contadores Públicos de Santa Fe, Tucumán, Rosario y Mendoza. El 28 de agosto de 1925 fue la fecha en que se creó nuestra entidad decana, el Colegio de Contadores Públicos Nacionales.

Estas instituciones participaron activamente en la organización del Primer Congreso de Doctores en Ciencias Económicas y Contadores Públicos, realizado en Buenos Aires en julio de ese mismo año. Una resolución trascendental de dicho Congreso fue la aprobación del proyecto de creación de la Federación de Colegios de Doctores en Ciencias Económicas y Contadores Públicos.

Sobre esa base, el 18 de octubre de 1926, se fundó la Federación Argentina de Colegios de Graduados en Ciencias Económicas, institución de segundo grado que agrupa en el orden nacional a los colegios profesionales.

Fueron estas entidades quienes impulsaron gestiones tendientes a obtener leyes y reglamentaciones para el ejercicio de la profesión, aunque los primeros proyectos —como el de 1919, con despacho favorable de la Comisión de Legislación General— no prosperaron en el Congreso Nacional.

 

La llegada de los Consejos Profesionales

Recién el 2 de marzo de 1945 se dictó el Decreto-Ley 5.103/45, ratificado por la Ley 12.921 en 1946.

Toda esa intrincada y compleja actividad jurídico-financiera tiene un árbitro técnico, natural y casi siempre decisive, el contador público.

En sus considerandos se destacaba:

La conveniencia para las relaciones entre entidades y hombres de empresa, de dar a los balances, estados patrimoniales e informes económico-financieros, mediante la firma de profesionales responsables, toda la garantía de exactitud y verdad de que deben estar rodeados para que merezcan absoluta confianza y fe, requiriéndose para ello, que no solo realicen con eficiencia sus tareas, sino que inspiren confianza pública”.

Dicho decreto agregaba que “la reglamentación permitirá exigir a los profesionales condiciones especiales de capacidad y ética en el desempeño de sus funciones, debiendo crearse como consecuencia los organismos que controlen el correcto desempeño de su intervención”.

La Escuela Nacional de Comercio “Carlos Pellegrini”, creada en 1890 en Buenos Aires, fue la primera institución en la Argentina en otorgar el título de Contador Público dentro de un plan de estudios formal.

En esa línea, Rafael Bielsa escribió en 1943 en la Revista de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL):

“Los balances y los actos que el balance presupone, como el inventario, la estimación de los Bienes, y el monto de las amortizaciones, todo está expuesto a falsedades, a alteraciones, que pueden ser erróneas pero también dolosas. Toda esa intrincada y compleja actividad jurídico-financiera tiene un árbitro técnico, natural y casi siempre decisive, el contador público. Su disciplina, la veracidad y conciencia de sus conclusiones y dictamen, juegan un papel importante en la aplicación del derecho” y “obliga a la intervención esencialmente técnica y en algo moral, en la esfera financiera de las grandes sociedades anónimas”.

 

Nuestro Consejo Profesional en la Provincia de Buenos Aires

El 28 de junio de 1945, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires dictó el Decreto 9.857/45, estableciendo que las profesiones en Ciencias Económicas se regirían en el territorio provincial por las disposiciones del Decreto-Ley 5.103/45.

Dado que en la Provincia la única entidad con personería jurídica era el Colegio de Contadores Públicos Nacionales, se le encomendó la confección del padrón de profesionales para proceder a la elección de las autoridades del Consejo Profesional.

La asamblea constitutiva se celebró el 15 de junio de 1946 en la sede del Colegio (calle 13 Nº 830, La Plata), quedando proclamado el primer Consejo Directivo. Veinticinco años más tarde, en conmemoración de esa fecha, se instituyó el Día del Graduado en Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires.

El proceso de institucionalización se consolidó con el Decreto 2.868/48 y, posteriormente, con la sanción de la Ley 5.607 en 1950. En 1965, la Ley 7.195 actualizó la reglamentación, reconociendo nuevas carreras (Licenciatura en Administración y en Economía), y respondiendo a las demandas de mayor especialización.

A nivel nacional, el Decreto-Ley 20.488/1973 reglamentó el ejercicio de las profesiones de Contador Público, Licenciado en Economía, en Administración y Actuario, y estableció sanciones contra el ejercicio ilegal, otorgando a los Consejos Profesionales la función de controlar la matrícula.

Dado que en la Provincia la única entidad con personería jurídica era el Colegio de Contadores Públicos Nacionales, se le encomendó la confección del padrón de profesionales para proceder a la elección de las autoridades del Consejo Profesional.

Ese mismo año, en Córdoba, se aprobó el estatuto de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas (FACPCE), que quedó constituida el 10 de agosto de 1973 en la ciudad de La Plata.

Con el retorno de la democracia en 1983, se generó un fuerte movimiento participativo. En el ámbito profesional, el Consejo creó comisiones que elaboraron un anteproyecto de reforma de la ley, que fue aprobado por la matrícula en 1986, y receptado con el patrocinio legislativo de los Senadores Amílcar Zufriategui y Hernán Naveyra (ambos graduados en Ciencias Económicas). La Legislatura lo convirtió en ley y fue promulgada el 17 de diciembre de 1987, bajo el N° 10.620.

 

Un siglo que marca el futuro

El Colegio de Contadores Públicos Nacionales fue fundado hace un siglo, en un contexto de profundas transformaciones sociales y económicas. La ciudad de La Plata, consolidada como capital provincial, ofrecía un entorno propicio para nuevas instituciones y proyectos modernos. Sin embargo, en las primeras décadas del siglo XX, los profesionales de la Provincia carecían de un espacio formal de representación.

Por ello, el 28 de agosto de 1925 un grupo de visionarios colegas fundó el Colegio de Graduados, con el propósito de jerarquizar la profesión a través de la libre asociación. El 1° de diciembre de 1958, mediante el Decreto 11.058 del Gobierno provincial, se modificó el estatuto y la institución pasó a denominarse Colegio de Graduados en Ciencias Económicas.

La jerarquización profesional y la solidaridad entre colegas fueron los valores fundacionales que guiaron la vida institucional durante este siglo, principios que los miembros transmitieron a las nuevas instituciones que hoy conducen la profesión, aunque la entidad decana se encuentre en estado de letargo.

BIBLIOGRAFÍA

1. Ingenieros, J. (1925). Las fuerzas morales. Ediciones Siglo Veinte.
2. Arévalo, A. (1982). Elementos de contabilidad general (10ª ed.). Ediciones Selección Contable.
3. García, A. J., Gómez Scavino, M., & Taborda, R. (2013). Curso de organización profesional: Guía de estudios para alumnos de la carrera de Contador Público. Facultad de Ciencias Económicas, UNLP.

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