Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
El teléfono suena el mismo día, casi a la misma hora, en distintos puntos de la Provincia. En La Plata atiende el Dr. Guillermo Sastre; en San Martín, el Dr. Ángel Mazzoni y en Tandil, el Dr. Roberto Andersson. Los tres podrían ser colegas recién recibidos que se encuentran en pleno quehacer de sus tareas diarias, sobrepasados de papeles por firmar, balances por cerrar y certificaciones por autorizar. Sin embargo, aun con el reconocimiento que la Caja de Seguridad les dio en 2016 tras llegar a su beneficio jubilatorio, siguen más activos que nunca.
Con la vista puesta en el mañana, ninguno dejó definitivamente la profesión y se encuentran en plena ocupación de la actividad. Colegas de título, compañeros en una larga vida dedicada a la profesión y matriculados en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia, cerraron la puerta de su escritorio para tener una charla a solas con RePro y contarnos todo sobre ellos.
“No existe un motivo claro que me hizo inclinarme por las Ciencias Económicas” dice el Dr. Sastre, aunque reconoce que “mi padre trabajaba en la administración de una empresa y recuerdo que me gustaba su tarea cuando me explicaba lo que hacía. Intuyo que eso influyó a que Contador haya sido la opción a seguir”.
Con inicio en la Universidad Nacional de La Plata y paso por la Católica de la misma ciudad, comenta que comenzó trabajando en un banco para luego pasar a administrar un comercio junto a su hermana. “Un día me llamaron para trabajar en la Dirección General Impositiva, nombre de ese momento de la actual AFIP. Me presenté y enseguida me contrataron. Fueron 20 años de trabajo que me permitieron especializarme en impuestos”, detalla.
Con una capacitación permanente producto de su labor en la vieja DGI, el profesional asegura que “hoy con las charlas que da el Consejo en la Delegación o por internet, es mucho más fácil estar al día. Yo arranqué con libros de compra y venta a mano y sumando con una calculadora. Un procedimiento muy antiguo que con la llegada de la computadora cambió. Fue toda una revolución porque, por ejemplo, cerrar un balance era totalmente diferente. Ayudó mucho”.
El Dr. Sastre nos cuenta que continuará con sus tareas como profesional tras haberse jubilado y que, si alguien le pregunta de qué se trata ser Contador, él diría que “es la técnica que ayuda al comerciante o empresario a llevar sus cosas en orden y cumplir las leyes. Es la profesión que elegí y me gusta mucho porque es abarcativa. Puedo decir que se trata de una hermosa profesión”.
El Dr. Roberto Andersson cambió las playas de Necochea por las sierras de Tandil y se radicó en la ciudad que lo formó como profesional de las Ciencias Económicas. “Había estudiado en el Colegio Comercial de mi ciudad, entonces tenía una cierta vinculación con la actividad. A la hora de elegír, opté por la opción más cercana a mi casa. Después me radiqué en Tandil y comencé con la tarea profesional en Estudio Contable con clientes de todo tipo, pero preferentemente comercios o del sector agropecuario”.
El colega entiende que se trata de una profesión que seguramente recomendaría a quienes no se deciden tras el paso por el nivel secundario, y reconoce que “es importante que se produzca siempre evolución económica en el país, que exista crecimiento. Eso da más trabajo y la profesión se ve beneficiada directamente”.
Continuando en la línea del análisis de la labor del profesional en Ciencias Económicas, insiste con que “hay que estar muy actualizado en todo, continuamente. Uno puede tener un solo cliente agropecuario, por ejemplo, pero tiene que estar informado de todas las partes legales del tema. Y quizá el tiempo y la dedicación que eso conlleva no es muy rentable, pero es el espíritu de nuestro trabajo”.
Convencido de que sin dudas la aparición de los sistemas informáticos cambió totalmente la forma de trabajar a lo largo de los años, destaca que “los mayores cambios se dieron en la parte impositiva, a diferencia de las tareas contables que son más bien fijas. Sin dudas estos cambios fueron para bien”.
Nacido en Vedole, provincia de Parma, el Dr. Ángel Mazzoni llegó a Argentina a los 11 años con la idea de volver a su país natal. “En el secundario fui al Nacional de Comercio de Villa Ballester, porque era el único cuyo título servía en Italia con la revalidación. Pasaron los años, me recibí de Contador, formé mi familia y cuando volví a mi ciudad ya habían pasado 30 años”.
Entusiasta constructor y defensor de la idea de volver a los oficios, cada ladrillo de su vida profesional fue puesto con dedicación a tal punto que al momento de darle un cierre a su actividad como Contador no se pudo desprender del todo. “Cerré mi estudio y me quedé con tres clientes a los que atiendo de forma personal. Ahora dedico mis días a disfrutar del tiempo y de mis nietos”.
“La profesión me permitió viajar y conocer muchos lugares con mi familia. Recientemente, junto a mi mujer, cargué el baúl de libros y nos fuimos a recorrer la Ruta 40 de Mendoza hacia el sur y dejamos las enciclopedias y tomos que llevamos en una escuela rural”, detalla el colega que aun hoy conserva su tonada.
“Las adversidades son las oportunidades que te da la vida de disfrutar del desafío por superarlas”, enuncia como enseñanza de una vida que lo llevó siempre a buscar nuevos desafíos. Y ahora, en esta nueva etapa, no será la excepción: “Quiero armar un motorhome con todas mis herramientas y dar cursos gratuitos a chicos que estén en secundaria. Volver a los oficios y también enseñar contaduría e impuestos. Sería devolver un poco de todo lo que este hermoso país me dio”.