Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Subcampeón del mundo en el Mundial de vuelo a vela de Gonzales Chaves en 2013, este Contador de Azul se entregó a las bondades de infiltrarse en las masas de aire y hoy esa actividad es parte de su vida. “De chico me aburría un poco el ambiente del club –dice entre risas–, pero cuando fui más grande empecé a observar a mi papá volar y tomé el curso a los 16. Ahí arranqué tanto con planeador como con avión”. Los años pasaron pero la pasión se mantiene intacta, incluso en el seno familiar: “Mi padre vuela desde los 18, mi hermano fue piloto. Mi actual pareja se recibió de piloto hace unos dos años atrás. Nacimos con esta actividad, nos es algo muy natural. No nos resulta para nada extraño este ambiente. Tengo una hija de dos años, y como todo padre, tengo la expectativa de que haga lo que me gusta hacer a mí. Ella ya está metida y juega con los planeadores”.
El vuelo a vela consiste en recorrer distancias en un planeador y elevarse sin más ayuda que los movimientos de las masas de aire. Partiendo de esta definición de diccionario, el Dr. Tártara nos cuenta con rigor de Contador, más detalles de la materia.
Se vuelve fundamental, en tiempos donde los valores están en crisis y los gestos entre pares escasean, compartir los conocimientos y la experiencia con aquellos deseosos de aprender. Tras más de 20 años de vuelo, el Dr. Tártara comenzó su etapa de instructor buscando devolver todo lo que a él le brindaron en su carrera de piloto. “Uno está constantemente demandando información. El vuelo a vela es una actividad practicada por un grupo chico de personas, incluso a nivel mundial; y somos muy abocados a la enseñanza. Todo lo que un piloto sabe intenta demostrarlo y trasladarlo a aquel que está expectante de saber más. Me tomé mi tiempo para decidir que estaba en condiciones de enseñar, creía que me faltaban cosas por aprender”.
Igualmente reconoce que ningún vuelo es igual a otro y que en cada planeo se aprende algo nuevo: “Hasta los pilotos más viejos te dicen que siguen aprendiendo. La premisa de que ningún vuelo es igual a otro es tal cual. Dependemos mucho del clima, que es arbitrario. No se repite un día con otro. Y lo que podés llegar a ver un día, seguro que al otro y al siguiente no lo volvés a ver. Sí podes conocer la condición en la cual volás, a qué te enfrentas; pero qué es lo que te va a pasar ese día no lo sabés. Se experimenta constantemente, y a lo largo de una vida el piloto no logra atravesar una gran parte de lo que otros viven. Hoy estamos conectados por tecnología y conocemos experiencias de otra gente en el resto del mundo. Nos gusta mirar y ver qué es lo que se vive y se hace. En otros lugares se vuela distinto”.
Padre, Contador, piloto, instructor, Subcampeón del mundo. El balance del Dr. Tártara sin dudas es positivo. Pero como todo hombre de las alturas, mantiene los pies sobre la tierra y se anima a proyectar los tiempos futuros.
“No creo haber completado todo en la vida, en absoluto. Me gustaría poder continuar hasta que las canas me cubran la cabeza con mi profesión, con lo que yo sé hacer. Y lo mismo con este deporte. Mientras la salud esté presente lo podés realizar sin problemas. Quizás algún objetivo sería lograr tener mi propio planeador, algo que no es inalcanzable, continuando con esta pasión y desarrollándola”, sostuvo el colega en diálogo con RePro Digital desde su estudio contable en la ciudad de Azul.