Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
El silencio del verano en Agustín Roca se mete por la puerta abierta de su estudio a las dos de la tarde de un viernes. Es tanta la calma que nada, ni el paso de un auto, interrumpe la pasividad de la charla con la colega. En contrapartida, de hablar ligero y emocional, la Dra. Brígida León lleva adelante el sueño de su vida: “Estando en la Facultad, un primer día de clases, llega un profesor y nos dice que saquemos una hoja. Esperando un examen o algo por el estilo, nos pidió que escribiésemos cómo nos veíamos a nosotros mismos diez años después. Hace poco encontré ese papel y leí que había puesto exactamente lo que tengo hoy en mi vida. Vivir y trabajar en mi estudio contable en Agustín Roca”.
Tras graduarse en la Universidad de Buenos Aires, la vuelta al pago parecía inevitable y ella apostaba a realizarla lo antes posible. “Un trabajo que me gustaba demoró por seis meses el retorno, pero tras graduarme el siguiente paso era ese. Vivir en Capital fue un gran cambio ya que Roca es un pueblo de mil habitantes donde todos nos conocemos y podes andar sola por la calle a cualquier hora. Esa experiencia me ayudó a crecer, a madurar. Fue positivo”, relata la colega quien recientemente fue madre de Lila.
A propósito de la maternidad, asegura que la presencia de su familia en Agustín Roca facilita que pueda continuar con sus labores diarias en el estudio. “Arranco el día por la mañana y me instalo en la oficina que está a la vuelta de la casa de mi mamá, donde dejo a la bebé. Al mediodía, como en todo pueblo, la actividad se corta y retomo a las cuatro de la tarde. Lo bueno es que puedo trabajar desde casa y tengo horarios propios. Si hay que hacer trámites en Junín, junto varios, y viajo una vez por semana. Mi pareja tiene un local de ropa allá y hasta el nacimiento yo participaba bastante del negocio, sobre todo en lo que tenía que ver con las compras. Pero desde la llegada de la bebé estoy abocada al estudio”.
Si bien la ciudad es conocida, entre otras cosas, por la Fiesta Regional del Fiambre Casero que se lleva a cabo todos los años en el mes de noviembre, la colega aporta un dato que permite imaginarnos cómo sería caminar por las calles de Agustín Roca: “Tenemos radio en las veredas. A la tarde hay un señor que transmite su programa por unos parlantes ubicados en las esquinas. No sé si aún existen pueblos que mantengan esta costumbre. El programa se escucha en la calle y a veces transmite programas de otras radios”.
Manso, el silencio de la siesta se irá para dar lugar a otra tarde de trabajo en Roca. El pueblo, como la piedra en el juego, aplastó la tijera que quería cortar los sueños de Brígida. El papel con su anhelo sigue vivo, ahora cumplido.