Las mujeres ganan terreno y de las más de diez mil matriculadas al momento, más de 1.500 fueron madres antes de obtener su título universitario.

Compartimos la historia de vida de la Dra. María del Carmen Chidichimo (Dlg. Mercedes) quien fue madre de su primer hijo y dos meses después obtuvo su título universitario. Hoy con seis hijos en su legajo, cuatro de ellos profesionales de las Ciencias Económicas, es una de las profesionales matriculadas con más descendencia.

También la historia de la Dra. María Florencia Fortuna (Dlg. La Plata) madre a los 20 años y la más joven de todas las madres de la matrícula que fueron madres antes de graduarse. 

Finalmente la experiencia de la Dra. Graciela Inés Sabbione (Dlg. San Martín) quien tuvo tres de sus cuatro hijos antes de recibirse en 1983 y asegura “Fueron a la facultad los tres”.

ARTÍCULO PUBLICADO EL viernes 09 de marzo
Edición N. 102 - Marzo / Abril 2018

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Las mujeres ganan terreno y de las más de diez mil matriculadas al momento, más de 1.500 fueron madres antes de obtener su título universitario. En esta nota la experiencia de tres de ellas que con su testimonio ilustran cómo combinar el desarrollo profesional con la vida en familia.

Familia numerosa

Me puse de novia en 1974, cursando cuarto año en la facultad. Me casé al año siguiente y terminé la carrera dando de amamantar a mi primer hijo

La Dra. María del Carmen Chidichimo (Dlg. Mercedes) fue madre de su primer hijo y dos meses después obtuvo su título universitario en 1977 en la Universidad de Morón. Se matriculó en nuestro Consejo en 1979 ya con dos hijos y embarazada del tercero. Luego desplegó su carrera profesional y en paralelo junto a su esposo Raúl Josè Punte amplió aún más la familia.
Con seis hijos en su legajo, cuatro de ellos profesionales de las Ciencias Económicas, es una de las profesionales matriculadas con más descendencia.

Me puse de novia en 1974, cursando cuarto año en la facultad. Me casé al año siguiente y terminé la carrera dando de amamantar a mi primer hijo”, comenta la colega. Graduada en la Universidad de Morón, viajaba cada día en tren desde Luján, incluso llegando tarde por la noche: “Llegaba a la estación a veces a la 1 de la madrugada y caminaba hasta la casa de mis padres”.

Junto a su fallecido esposo, Licenciado en Administración Agraria, armaron el estudio contable que ella encabezó con esmero, siguiendo los consejos del Dr. Eduardo Mignone. “Era un libro abierto al que consultaba permanentemente”, lo recuerda con alegría.

Por influencia de su madre se acercó a la docencia, profesión que desempeño durante 34 años. Además fue auxiliar de la justicia, por lo que no resulta raro que más de la mitad de su descendencia se haya volcado hacía las Ciencias Económicas. “Mi primer hijo, Francisco (Licenciado en Administración), como siempre tuvimos el estudio en casa, cuando estaba en el segundo año del secundario le ayudaba a mi marido a pasar las cosas en la computadora. Al segundo, Pablo (Licenciado en Economia), yo lo veía con cara de economista, entonces le di de leer a (Paul) Samuelson y lo convencí. María de los Milagros es Contadora y Licenciada en Administración, como Guadalupe”, detalla la Dra. en elación a sus hijos profesionales los cuales, algunos, hasta formaron familia con colegas; Milagros está casada con Rolando Dorronzoro, Contador Público y Licenciado en Administración.

El tiempo pasa y los recuerdos que en su momento fueron dolores de cabeza, hoy se convirtieron en graciosas anécdotas. “No me fue fácil trabajar con mis hijos cuando eran chicos porque siempre estaban dando vueltas alrededor. Incluso venían sus amigos y como la novedad era la computadora, teníamos que pelear para sacarlos de ahí cuando uno tenía que trabajar. Fue divertido”, se sincera.

Ahora volvemos a repetir la historia” asegura, ya que sus nietos son los que por estos días distraen la concentración de sus hijos en el trabajo. Pero "lo volvería a hacer, totalmente”, afirma María del Carmen con su sabiduría de madre, su experiencia de profesional y la complicidad de una abuela.

Bajo el brazo

Cuando tenés la meta bien clara de lo que querés y te esforzás, siempre ves el lado positivo de todo

La Dra. María Florencia Fortuna (Dlg. La Plata) vive en Brandsen con su pareja y su pequeño hijo de 6 años al que dio a luz cuando ella tenía 20 y con quien realizó buena parte de su carrera universitaria hasta recibirse de contadora en la Universidad Nacional de La Plata hace apenas dos años.

Quedé embarazada en segundo año de la facultad. En diciembre al terminar de cursar, dejé mi departamento en La Plata y me volví a vivir a mi ciudad”, recuerda la Dra. Fortuna y agrega: “Al principio estaba asustada, con miedos porque era de Brandsen y mis padres me pagaban un departamento. Estaba como preocupada pero con ayuda y esfuerzo pude seguir”.

Acompañada por su pareja y sus padres, retomó las cursadas presenciales y aprovechó la posibilidad de rendir libre. “Mi hijo nació en enero y yo en marzo de ese año ya arranqué con dos materias. Perdía tres horas por día en viaje más los horarios de cursada y me ha pasado muchas veces de estar a las 3 de la mañana dando la teta y leyendo apuntes para rendir al otro día”, narra la joven colega en alusión a los horarios “insólitos”.

María Florencia es la más joven de todas las madres de la matrícula que fueron madres antes de graduarse. Sus padres, ambos contadores, tienen su estudio en Brandsen y acomodaron sus horarios para colaborar en la crianza y que su hija pudiera culminar sus estudios.

Los últimos días antes de recibirme fueron de una emoción muy grande. Mis compañeras vivieron todo conmigo y siempre recordamos anécdotas. Fue todo muy emocionante”, revive con lágrimas de alegría esos momentos y subraya: “Mi hijo fue el motor para seguir estudiando por todo el esfuerzo que implicaba, porque uno se va triste cuando lo deja tan chiquito, pero es cuestión de ponerse una meta y esforzarse para llegar”.

Convencida, la Dra. Fortuna asegura que “cuando tenés la meta bien clara de lo que querés y te esforzás, siempre ves el lado positivo de todo” y concluye: “Fue una experiencia muy linda. Amo la facultad y tengo un recuerdo hermoso, por lo que lo volvería a hacer”.

“Fueron a la facultad los tres”

La Dra. Graciela Inés Sabbione junto al Dr. Ricardo Arzoz, Presidente de la Caja de Seguridad Social, cuando se acogió al beneficio jubilatorio.
Cuando mi marido volvía del trabajo hacíamos la posta y yo me iba a la facultad

La Dra. Graciela Inés Sabbione (Dlg. San Martín) tuvo tres de sus cuatro hijos antes de recibirse en 1983 con 31 años en la Universidad de Buenos Aires. Ahora ya jubilada y con 11 nietos se mantiene activa en la matrícula.

Ante esta situación buscó insertarse laboralmente en un ámbito que no la condicionara. “No tengo clientes porque me dediqué a hacer pericias contables porque tenía tres hijos y quería dedicarme también a ellos y si me dedicaba de lleno a la profesión no podría atenderlos”, relata en diálogo con RePro Digital.

La profesional recuerda con alegría aquellos años agitados. “Volvía de la facultad a las 22:30 y me levantaba a las cuatro de la mañana para estudiar hasta las seis que se despertaba mi hijo mayor de cinco años que me decía <Este libro ya lo viste> y me lo cerraba”, narra elocuente y agrega: “Cuando mi marido volvía del trabajo hacíamos la posta y yo me iba a la facultad”. “Fueron a la facultad los tres”, concluye.

Su cuñado, que se dedicaba a los seguros, le comentó que podía desarrollar la profesión sin ausentarme de su casa. Después de hacer pericias contables hizo un posgrado en sindicatura concursal y ahora asociada a dos colegas dejó de trabajar en pericias para abocarse a la sindicatura.

Como siempre, alternando trabajo con afectos. Tiene muchos. La conformación de una nutrida familia le significó ahora la presencia de once nietos.


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