Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
El perfil de un graduado se construye día a día desde el momento mismo en que el futuro profesional pisa la Universidad por primera vez. Ese sentimiento de compromiso con el mañana se materializa en distintas políticas y proyectos que las Facultades o Departamentos de Ciencias Económicas de la Provincia tienen pensando en sus alumnos.
En distintas entrevistas cedidas a RePro fuimos conociendo los por menores de las recibidas conscientes que llevan adelante en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata y en el Departamento de Ciencias de la Administración de la Universidad Nacional del Sur y de las horas y horas de prácticas solidarias a las que se prestan los alumnos de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
Cuando el Banco Alimentario de La Plata calculó que en una recibida promedio se tiraban alimentos suficientes como para cocinar 12 platos de comida, en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP no dudaron un segundo: había que impulsar un proyecto que concientice a la comunidad educativa de esa casa de estudios para generar el cambio de perspectiva. La solidaridad y el cuidado del medioambiente podían ir de la mano si los alimentos que en cada recibida se desperdiciaban se reemplazaban por kits equipados con espuma, papel picado y polvos de colores.
“Esto arrancó a finales de 2016. Festejar de esa manera es una costumbre muy arraigada y entendimos que lo que teníamos que hacer era concientizar, visibilizar que lo que se hacía estaba mal. Nos dimos cuenta que debíamos dejar que las familias traigan los alimentos y nosotros tener preparados los kits para proponerles el intercambio el mismo día del festejo”, cuenta Martin Massón, quien era el Secretario de Bienestar Universitario de la Facultad cuando se comenzó con esta idea.
En la misma línea, aunque un tiempo antes, el Departamento de Ciencias de la Administración de la Universidad Nacional de Sur (UNS) creó una comisión integrada por distintas áreas para comprometer a toda la comunidad educativa. Así fue que en julio de 2015 la idea cobró vida y el contacto con Red Solidaria de Bahía Blanca posibilitó el costado solidario de la iniciativa. “Ellos muy cordialmente se acercaron e iniciamos los primeros pasos definiendo qué se iba a entregar. Se decidió qué iba a tener el kit y qué fondos se requerían para llevar adelante el programa. Se trabajó con los alumnos asistiendo a las cursadas para su difusión. Al principio fue difícil pero una vez implementado el programa ya aparecieron las primeras recibidas” detallan Marianela Di Batista y Norma Martínez, integrantes de la Comisión creada para este fin. “El programa es optativo. No se los obliga a optar por el egreso solidario, sino que ellos deciden y de manera voluntaria se adhieren”, detalla Di Batista.
El concepto, que de a poco también se empieza a ver en otras instituciones educativas, cobra mayor importancia cuando se conocen sus detalles. Los alimentos se juntan en cantidades y son distribuidos en comedores u ONG. “Por cada recibida se desperdician aproximadamente 4 kg. de alimentos en buen estado”, señala Masson quien destaca que los alimentos son distribuidos en camionetas con el apoyo del Banco Alimentario de la ciudad capital de la Provincia. Esta entidad, que nació en el 2000 como una Asociación Civil sin fines de lucro, trabaja con 107 organizaciones de bien público como comedores, copas de leche, hogares de niños y de ancianos y centros de apoyo escolar. Se estima que su ayuda impacta en 11 mil personas.
En Bahía Blanca, al inicio del proyecto, la mercadería fue direccionada al comedor Una Ilusión, en el barrio Tierras Argentinas. “Luego, a través de una empresa local, nos duplicaron la cantidad de alimento recaudado y esa donación fue también para el merendero Maldonado”, completa Martínez. Con la cooperación de la Red Solidaria de la ciudad, el Departamento tiene llegada a más instituciones, como A Puro Corazón, un asentamiento territorial en el barrio Villa Caracol. “Mantenemos el vínculo, vamos a los comedores y conocemos a sus integrantes”, puntualiza Di Batista. Desde julio de 2016 la iniciativa lleva recaudadas 3 toneladas de alimento y 125 alumnos optaron por el programa. “Es una satisfacción para nosotros porque fue apostar por algo sin saber qué receptividad iba a tener. Creemos que es un plus que nuestros alumnos lo adopten de la manera que lo hicieron ya que están siendo responsables antes de salir de la Universidad. Es una manera de retribuirle a la Universidad Pública una parte de lo que recibimos mientras estudiamos”, enfatiza.
En el año 2001 entró en vigencia una modificación en el Plan de Estudios de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNICEN. Entre otras actualizaciones, se preveía darle formalidad a una idea que ya venía siendo discutida en los pasillos: las prácticas solidarias.
A partir de un plan de horas, los alumnos debían pasar por actividades electivas que le incorporaran habilidades no técnicas a su perfil de graduado. “Se hizo un programa específico de desarrollo profesional donde se impulsaron los convenios necesarios”, cuenta el Dr. Alfredo Rébori, Decano de la Facultad, en diálogo con RePro. “Las prácticas tienen un doble objetivo. Por un lado adquirir habilidades en organizaciones no gubernamentales y por otro cumplir una formación de responsabilidad social. Más allá de las materias sobre ética y responsabilidad social, creíamos que los alumnos, orientados por docentes, podían dar un servicio a la ONG y a su vez tener un contacto con la realidad y entender determinadas problemáticas que van más allá del mundo empresario”, precisa.
Las prácticas solidarias constituyen un sistema de enseñanza y aprendizaje basado en el servicio a la comunidad a través del trabajo voluntario. Las instituciones se comunican con el Programa de Desarrollo Profesional especificando el tipo de actividad a realizar, el tiempo de duración, el lugar en el que se llevará a cabo y demás datos que permitan identificar acabadamente la práctica solidaria. Luego la Facultad se encarga de publicar la búsqueda de los candidatos de acuerdo al perfil solicitado y preselecciona un grupo de alumnos que se informa a la institución. Finalmente ésta se encarga de realizar la selección definitiva. “Se han hecho casi dos mil prácticas solidarias en este periodo, lo que supera nuestra cantidad de graduados en el mismo tiempo, ya que en promedio, tenemos entre 70 u 80 recibidos al año”, recalca el Dr. Rébori.
Como la mayoría de las organizaciones que se suman a esta iniciativa no tienen la totalidad de la documentación en regla, una de las principales tareas que se realizan es ordenar esa información. También se trabaja con libros contables, realizan acciones de comunicación y apoyos en el armado de proyectos. Cada alumno tiene un miembro de la ONG y un docente que lo acompañan durante la práctica en un minucioso proceso de seguimiento. Son los Talleres de Seguimiento de Prácticas los espacios donde, con informes que se entregan regularmente, se evidencian la relación que se establece con las entidades.
“Hay una interacción muy importante que tenemos con una organización local que se llama Mesa Solidaria, que aglutina 40 ONG. Esto nos permite llegar a muchas otras y canalizar sus necesidades”, puntualiza el Decano de la Facultad que en varias oportunidades fue anfitriona de reuniones donde los integrantes de las entidades visitan las aulas para transmitir su experiencia.
Estos casos son solo una muestra de otras tantas acciones, algunas más difundidas que otras, que colegas de toda la Provincia realizan día a día. El lector encontrará en este sitio distintas historias que se brindan a la ayuda solidaria por el simple hecho de ayudar. Desde aquí celebramos estas iniciativas de los profesionales bonaerenses.