ARTÍCULO PUBLICADO EL viernes 14 de septiembre
Edición N. 105 - Septiembre / Octubre 2018

NOTAS DE AUTOR

Silvia Susana Alonso Silvia Susana Alonso Licenciada en Gestión de Políticas Públicas, Especialista en Salud y Ambiente

En mayo del año 2015 vio la luz pública la Carta Encíclica Laudato Si' del Santo Padre Francisco sobre el Cuidado de la Casa Común.

Varios ejes atraviesan toda la encíclica: “la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida”.1

Para quienes estábamos involucrados en temas relacionados con ambiente y desarrollo, el impacto que tuvo Laudato Si' tanto en ámbitos internacionales como locales, fue un sueño hecho realidad.

Si bien la Iglesia tiene una larga tradición refiriéndose a estos temas2Laudato Si' es el llamado del Santo Padre Francisco a “proteger nuestra casa común... y a unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral3, independientemente de sus creencias religiosas o sus ideologías, en un lenguaje fácilmente comprensible para todos.

Pese a ello, casi tres años después, nos encontramos con demasiados economistas, empresarios y políticos que todavía creen que crecimiento económico es sinónimo de desarrollo sostenible, pues no han tomado conciencia de que es imposible un crecimiento ilimitado en un mundo finito.

La degradación ambiental, el calentamiento global, la desigualdad, la violencia y la desintegración social se han producido porque “el crecimiento de los últimos dos siglos no ha significado en todos sus aspectos un verdadero progreso integral y una mejora de la calidad de vida”.4 La negación del problema, la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas, son actitudes que obstruyen los caminos de solución.5

Debemos reflexionar sobre “el paradigma tecnocrático dominante”.6 “La tecnociencia bien orientada… puede producir cosas realmente valiosas para mejorar la calidad de vida”,7 pero “el crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, conciencia”.8

“Los objetos producto de la técnica no son neutros, porque crean un entramado que termina condicionando los estilos de vida y orientan las posibilidades sociales en la línea de los intereses de determinados grupos de poder”.9

Ya hemos superado varios límites planetarios en los ciclos naturales que posibilitan la vida en la biosfera tal como la conocemos, sin que hayamos logrado “un espacio seguro para la humanidad”.10 Más grave aún, no hemos podido cuantificar todavía, algunos que se anticipan sumamente peligrosos11 para la sustentabilidad del planeta, sus ecosistemas y sus sociedades sin que ese “espacio seguro” sea también un “espacio justo”. Para lograrlo, se requiere “una revolución en el pensamiento económico sobre la desigualdad.12

"Quién crea que es posible un crecimiento infinito en un planeta finito, o es un loco o es un economista".13 Sin embargo, seguimos usando el crecimiento del Producto Bruto Interno como indicador de progreso, sin tener en cuenta que el crecimiento económico ilimitado se logra por medio del crecimiento también ilimitado del consumo, el cual genera un “uso irresponsable”14 de los bienes comunes extralimitando15 los límites planetarios.

“Tenemos el gran reto como humanidad de satisfacer las necesidades humanas sin agotar las posibilidades de vida para las próximas generaciones”.16

La lógica economicista que impone el paradigma tecnocrático, generando que el interés económico prevalezca sobre el bien común,17 llega “a manipular la información para no ver afectados sus proyectos”.18

“Las finanzas ahogan a la economía real”, además “el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social”. 19 Tampoco garantiza la protección ambiental, pues “el ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos del mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente”.20

Los conflictos socioambientales por proyectos extractivistas como la megaminería, el fracking, la agroindustria, las obras viales, hidroeléctricas o de infraestructura turística, entre otras, se han venido incrementando en el continente, llegando incluso a dividir a las comunidades.21 Preocupan tanto a la Iglesia, como a los gobernantes y las empresas.

Es indispensable la licencia social antes del inicio de un proyecto y para lograrla es imprescindible la participación previa, oportuna y completamente informada de la comunidad.

“La Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero invita a un debate honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común”,22 “hace falta sinceridad y verdad en las discusiones... sin reducirse a considerar qué está permitido o no por la legislación”.23

“El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos”.24

Debemos “encontrar los caminos adecuados para resolver los problemas más complejos del mundo actual”, sumando todas “las áreas del saber, incluyendo la filosofía y la ética social”.25 “Nadie pretende volver a la época de las cavernas, pero sí es indispensable aminorar la marcha... recoger los avances positivos y sostenibles, y a la vez recuperar los valores y los grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano”.26

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS

(1) LS, 16
(2) Como se refleja, además de en Laudato Si', en el CDSI Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia que le dedica todo el Capítulo X a “Salvaguardar el Medio Ambiente”.
(3) LS, 13
(4) LS, 46
(5) LS, 14
(6) LS, 101
(7) LS, 102
(8) LS 105
(9) LS,107
(10) Rockström, J., A safe operating space for humanity, Nature, Vol 46, 24 September 2009.
(11) Stockholm University, Stockholm Resilience Centre, Planetary Boundaries - an update.
(12) Raworth,Kate: Conozca el Donut: una revolución en el pensamiento económico sobre la desigualdad, World Economic Forum, 25 de mayo de 2017.
(13) Es una de las frases más conocidas de Kenneth Boulding: economista, científico social y académico, nacido en Liverpool, Reino Unido, el 18 de enero de 1910, adquirió la nacionalidad estadounidense, país donde ejerció como profesor en distintas universidades, y falleció a los 83 años.
(14) CCC, 6
(15) Overshoot en inglés, también significa excederse, extralimitarse, hacer de más.
(16) CCC, 12
(17) CCC, 29
(18) LS, 54
(19) LS, 109
(20) LS, 190
(21) CCC, 10
(22) LS, 188
(23) LS, 183
(24) LS, 95
(25) LS, 110
(26) LS, 114

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