Repasamos el camino recorrido por la factura electrónica para monotributistas hasta su implementación obligatoria en todas las categorías.

Compartimos información acerca de la expansión de la factura electrónica en el mundo. Latinoamérica contribuye con el 60% de las facturas digitales que se emiten en el planeta.

Finalmente recuperamos la curiosa historia de las primeras facturas reconocidas como tales atribuidas al primer "contador". Se trata de piezas de piedra caliza que datan del año 3.500 a.C. halladas en Babilonia (Irak).

Desde el 1 de noviembre de 2018 la AFIP conoce casi en tiempo real la facturación de la enorme mayoría de los contribuyentes argentinos. Es que, desde el 1 de abril de 2019, todos las categorías de monotributistas están obligadas a emitir factura electrónica o el controlador fiscal (la caja registradora de los comercios).

El pasado 30 de septiembre fue el último día en el que, quienes todavía no estaban obligados -todos los monotributistas por ventas masivas a consumidor final y, por el resto, los de categorías A hasta la E-, fueron cooptados por la facturación electrónica. Luego, el reciente 31 de marzo venció el plazo para las demás categorías.

Desde entonces quienes no venden en forma masiva se volcaron a la emisión de comprobantes electrónicos que se puede realizar a través de la web de la AFIP o de un prestador del servicio. Esta alternativa también está disponible en versión móvil y permite enviar la factura por e-mail.

Por su parte, quienes efectúan ventas “en mostrador”, optaron en mayoría por el controlador fiscal que emite un ticket y que también se puede utilizar sin conexión. Esta elección no excluye a los comerciantes de entregar una factura electrónica a través de la web, o bien, de utilizar el facturador móvil con una aplicación de celular.

En este sentido, los viejos controladores están siendo renovados por la agencia de recaudación. Los nuevos aparatos generan un registro digital que va directamente al fisco y si no se cuenta con una conexión a internet, el titular del comercio deberá enviar un informe semanal de todas las operaciones. Estos dispositivos contienen una cinta testigo digital, en lugar de papel.

Recientemente la AFIP prorrogó los plazos para adquirir y utilizar controladores fiscales de “vieja tecnología” e implementar de manera obligatoria los equipos de “nueva tecnología”. De este modo, el límite para que las empresas proveedoras puedan comercializar y efectuar recambios de memorias de equipos de “vieja tecnología” pasó del 31 de marzo de 2019 a fines de agosto de este mismo año. Vencido este nuevo plazo solo se podrán cambiar las memorias de los controladores si presentan fallas técnicas durante el primer año de uso desde su alta.

En cuanto a la posibilidad de continuar utilizando los equipos de “vieja tecnología” y el pase obligatorio a la “nueva tecnología”, se extendió la fecha límite del 31 de enero del 2021 prevista originalmente.

En sintonía con los tiempos que corren, la AFIP anunció la medida a través de su cuenta en Twitter (@AFIPcomunica).

Giro copernicano

En oportunidad de explicar la decisión de terminar con la factura en papel, el Administrador Federal de Ingresos Públicos, Leandro Cuccioli afirmó que "vamos a un nuevo régimen informativo que va a despapelizar todo el comercio minorista y lo novedoso es que se extiende el uso de la factura electrónica hasta el consumidor final" y añadió: "Así es como funcionan las administraciones más avanzadas en el mundo, lo que nos permite ir a un libro de vida digital, y que cada contribuyente podrá ver por un medio digital todas sus facturas de compra y de venta”.

El funcionario afirmó que el nuevo sistema le permitirá a la AFIP "aumentar el control de una manera muy diferente de la ex post tradicional que tenemos ahora" y sentenció: “Esto es un cambio copernicano”.

Cuenta la historia que el astrónomo Nicolás Copérnico inició en el siglo XVI una revolución que lleva su nombre y que convenció a la humanidad -a Europa Occidental primero y al mundo entero después- de que la Tierra no era el centro del universo -como en su época se creía- sino que giraba alrededor del sol.

Dos siglos después, el filósofo prusiano Immanuel Kant acuñó el término “giro copernicano”, para aludir al cambio radical de perspectiva que supone su filosofía respecto de la filosofía tradicional y desde entonces el concepto es utilizado como metáfora para describir los cambios rotundos.

Así como es el espectador el que gira y no las estrellas, así giran ahora los contribuyentes alrededor del empoderado sol recaudador que domina la escena.

El IVA digital

El proceso de digitalización busca no sólo fiscalizar las transacciones, sino también ir hacia el denominado libro de IVA digital que permitirá a los contribuyentes ver sus saldos (a favor y por pagar) y tener precargada la declaración jurada mensual. El objetivo final: que la declaración de IVA se genere de manera automática. Para ello se requiere de cuatro procesos a punto de estar todos en implementación:

a) Generalización de comprobantes electrónicos,
b) Implementación de controladores fiscales de nueva tecnología,
c) Puesta a disposición de comprobantes electrónicos emitidos,
d) Puesta a disposición de comprobantes electrónicos recibidos.

Los otros beneficios

Además de mejorar el control de las operaciones, la medida tiene beneficios colaterales. Entre ellos se destacan:
El aspecto ecológico: para hacer un millón de facturar se necesitan 10 toneladas de madera, el equivalente aproximado a 56 árboles.

Simplificación del proceso: la fabricación del papel, su impresión, transporte, comercialización y el envío luego de su confección, quedan en el olvido junto con sus costos.

También las empresas dejarán de destinar un espacio físico para la conservación de las facturas con el registro de años de operaciones. Seguramente se podrá destinar a tareas más productivas al personal que antes debía encargarse de la logística y el almacenamiento de esta información, ahora fácilmente localizable en un espacio digital que garantiza que ya no se perderán comprobantes.

A los beneficios citados se agrega la seguridad que brinda la confección digital de las facturas dotadas de autenticidad y de un contenido imposible de modificar luego de entregada.

Latinoamérica contribuye con el 60% de las facturas digitales que se emiten en el planeta

La factura electrónica en el mundo

Argentina se suma a una tendencia mundial que tiene a nuestro vecino Brasil como uno de sus precursores. El gigante sudamericano ya tiene digitalizada el 100% de sus operaciones y es líder en la materia junto a México, otro de los países del continente en dar pasos agigantados.

Según los especialistas, la informalidad que registran las economías latinoamericanas explica el interés de los organismos recaudadores por la digitalización y da cuenta de por qué la región lidera el proceso de incorporación de la factura electrónica a nivel mundial.

Por su parte, en Europa Dinamarca fue el primer país que obligó al uso de la factura electrónica ya en 2005 para operaciones entre empresas y el gobierno. Desde entonces, han seguido este ejemplo otros países como Austria, Finlandia, Italia, Noruega, Eslovenia, España, Suiza o Francia.

Si bien se registran notables avances, la necesidad de encontrar un estándar común para el continente -capaz de asegurar la interoperabilidad entre las distintas regiones debido a la interrelación de las economías nacionales- obstaculiza la expansión de los sistemas locales.

Un informe de la consultora Billentis, afirma que en 2017 el volumen global de facturas electrónicas alcanzó el 25% del total de comprobantes emitidos en el mundo. De ese volumen, Latinoamérica contribuye con el 60%, Norteamérica con el 17% y Europa con el 15%. El resto se lo reparten entre algunos países de Asia y África donde la digitalización se encuentra en desarrollo.

Aun cuando la digitalización crece a razón de un 20% anual, se cree que será para 2025 cuando definitivamente se convierta en el modelo dominante en todo el mundo.

 

Las primeras facturas y el primer contador

La palabra “factura” proviene de la palabra latina “facere” (hacer). Pero empezaron a utilizarse mucho antes de ser bautizadas con ese nombre.

Según los antropólogos, los primeros escritos no fueron relatos, ni poesías, ni cánticos sino cuentas surgidas del afán del ser humano por organizar su entorno.

La “Tablilla de Kish” es una piedra caliza datada en el 3.500 a.C. hallada en Babilonia (Irak), en el emplazamiento de la antigua ciudad de Kish. Sus pictografías son consideradas la más antigua muestra de escritura y según investigadores, la inscripción trataría de actividades económicas.

Tal era la importancia de las cuentas que el primer nombre propio del que se tiene constancia en la historia fue el de un contador. En una tablilla de arcilla, proveniente de la ciudad de Uruk (3.400 - 3.000 a.C.), se pudo descifrar la leyenda: “29,086 medidas cebada 37 meses Kushim”. La interpretación más probable de esta oración es: “Se recibieron un total de 29,086 medidas de cebada a lo largo de 37 meses. Firmado, Kushim”.

  • La “Tablilla de Kish” (3.500 a.C.), primera escritura, da cuenta de actividades económicas.
  • "Kushim", el primer nombre propio de la historia, sería el de un contador.

“El primer nombre registrado en la historia no es el de un rey, ni el de un guerrero o poeta. Resulta que era un contador”, se afirma en una edición de la revista de la National Geographic. 


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