Gracias a la vida

Comenzó aquel presente de estudiante universitario y la ciudad lo vio pasar por sus calles a toda velocidad para llegar a las cursadas, a reuniones sociales y a sus primeros trabajos. “Empecé en una empresa de seguros cuando ya había cursado varias materias y el Gerente General era el Contador Orlando D´amato, que fue uno de los mejores docentes que tuve”. Al hacer un poco de memoria, trae al presente ese recuerdo imborrable de cursar “de prestado” ya que la Facultad no tenía edificio propio. “Cursábamos algunas materias en el Liceo y recién el último año pudimos ocupar aulas del nuevo edificio, donde ahora son los depósitos. Me tocó vivir el gobierno militar y se hacía difícil estudiar en ese contexto. De hecho, cuando llegó el golpe, cerraron la Universidad y eso me retrasó un año la carrera. Nunca pensé en abandonar, tenía la vocación de terminarla”. Llegó el título y con él, el largo camino laboral y profesional. “En la compañía de seguros estuve casi 43 años”, comenta orgulloso al tiempo que detalla: “Apenas me recibí puse mi propio estudio y hace 40 años que estoy matriculado en el Consejo Profesional”. 

Es que la tarea de los profesionales en Ciencias Económicas trasciende barreras temporales, aunque de la mano de la actualización constante. En ese sentido, el colega destaca que sin lugar a dudas su generación recordará siempre haber atravesado el pase del papel a la digitalización. Como buen profesional, aquel año en que no pudo cursar las materias de Contador, lo usó para recibirse de Analista de Sistemas, por lo que el cambio DGI-AFIP lo vivió de cerca: “Antes hacíamos los formularios a mano y presentábamos las cosas en interminables colas. A veces, a los profesionales, nos atendían diferenciado. Eran trámites engorrosos que llevaban un tiempo precioso y como no teníamos empleados los hacíamos nosotros. El cambio fue importante, a una velocidad tal que hoy estamos sufriendo el tener que presentar las Declaraciones Juradas por web. Muchos nos amoldamos inmediatamente, pero cuesta a veces”.

Pero también no quiso dejar de nombrar a los que lo ayudaron en el ámbito laboral, como el citado contador D´amato a quien se refirió como “jefe y compañero de trabajo, con una relación de muchos años”. También recordó los años de amistad con actuales autoridades del Consejo y la Caja con quienes “hemos forjado una relación de muchos años que me deja muy conforme de haber elegido esta carrera y de haber transitado tantos años en ella. Todavía tengo la matrícula activa y espero seguir trabajando hasta que pueda”.

Sobre el final quiso dejar un comentario para las próximas generaciones, para aquellos colegas jóvenes o futuros estudiantes de la profesión: “Es necesario dar las gracias a toda la gente que integra el Consejo y la Universidad, ya que hicieron que sea reconocida. Tenemos un pasado y un presente muy importante, reconocidos a nivel nacional y mundial y eso hace que todo el que se vuelque a la profesión tenga un respaldo importante en lo teórico y lo práctico”.