ARTÍCULO PUBLICADO EL viernes 14 de junio
Edición N. 109 - Mayo / Junio 2019

EDITORIAL

Del escritorio del Presidente

Hugo R. Giménez Hugo R. Giménez Presidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires

Como todos los 15 de junio, desde fines de la década del sesenta los graduados en Ciencias Económicas de la provincia de Buenos Aires celebramos nuestro día, en conmemoración de la creación de este Consejo Profesional. Sirvan estas líneas como un especial saludo a todos los colegas que, con su diario quehacer, contribuyen al crecimiento de nuestras profesiones.

Pero no siempre se puede celebrar esta fecha sin tener en cuenta situaciones que muchas veces vienen a ensombrecer los festejos.

En esta oportunidad, las celebraciones se producen en un marco de complicada y vertiginosa actividad profesional para aquellos colegas que ejercen su profesión en materia tributaria. Los vencimientos anuales de los impuestos de personas humanas, con el novedoso impuesto a la renta financiera, requieren, en esta ocasión, una dedicación mayor, atento a todos los cambios que se han producido en los servicios web que, entre otras cosas, están destinados a “simplificar” la tarea de contribuyentes y asesores, y que no siempre se pudieron aplicar en los tiempos esperados.

A esta realidad puntual hay que sumarle las habituales tareas en la materia por otros vencimientos, que sin solución de continuidad se van sucediendo en los calendarios de los matriculados.

Si consideramos que son más de 140 tributos a los que debe hacer frente un contribuyente, con numerosas obligaciones de información, en una clara delegación de tareas por parte de los organismos de aplicación, y que en los casos de las empresas mipymes recaen invariablemente en la actividad de los profesionales, veremos que nuestra labor se torna muy compleja y con agendas muy ajustadas, que nos ponen en situación de virtual incumplimiento con las consecuencias que esto trae.

Hemos solicitado a la AFIP, tanto en forma individual como a través de la FACPCE, que en esta ocasión prime el sentido común y se establezcan plazos acordes a todo lo descripto. Recibimos como respuesta una prórroga de una semana. Este exiguo corrimiento de fechas es una clara demostración de que las necesidades de recaudación y la satisfacción de metas en este sentido tienen más importancia que las cuestiones planteadas por la profesión, aun a costa de poner a graduados y a contribuyentes al borde de no poder cumplir acabadamente con las obligaciones.

Debería conocer la Administración fiscal en todos sus niveles la trascendencia de la tarea de los profesionales de Ciencias Económicas en esta ecuación tan importante como complicada, y que esta no se puede llevar a cabo trabajando contrarreloj, sin el necesario tiempo de descanso, y con la permanente incertidumbre de que las complejas normas fiscales sean adecuadamente interpretadas.

Seguiremos haciendo llegar a los administradores tributarios nuestra constante preocupación por las condiciones de trabajo de los profesionales y la irracionalidad de las normas que, lejos de constituir un verdadero sistema tributario destinado a orientar e impulsar el desarrollo de la economía, se convirtió en un plexo normativo cuyo objetivo pareciera ser la recaudación en cumplimiento de uno de los más altos niveles de presión tributaria del planeta.

Es nuestro compromiso.

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