Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
De los más de 700 colegas que se encuentran matriculados en la Delegación San Nicolás, las Dras. Mónica Coolican y Florencia Pisanu se destacan por una particularidad: comparten además del vínculo familiar la pasión por la profesión.
“Nosotras no trabajamos juntas y cada una tiene su propio estudio y clientes. Siempre nos desarrollamos de manera independiente así que tengo la dicha de tenerla como colega”, comienza relatando la Dra. Pisanu.
Desde siempre supo que su futuro tendría relación con las ciencias económicas, ya que veía con entusiasmo a su mamá trabajando rodeada de papeles en un gran escritorio. “Elegir la misma profesión creo que fue una manera de seguir sus pasos”, afirma.
Cuando era pequeña la Dra. Pisanu se involucró mucho en el trabajo de su madre, a tal punto que usaba términos de la profesión que a su corta edad no lograba entender: “Me acuerdo que cuando era chica no sabía qué querían decir y yo repetía las palabras vencimientos, declaraciones juradas y prórroga. No me las voy a olvidar nunca porque mi mamá las decía todo el tiempo”.
La influencia de la Dra. Coolican tuvo que ver, probablemente, con el entusiasmo con el que siempre ejerció su trabajo. “No elegí la profesión, ella me eligió a mí. Desde siempre supe lo que iba a ser, no se trata de ejercer como contadora sino de sentirlo. Hay que amar lo que uno hace y eso hago y se lo transmito a mis hijos”, explica.
Al respecto, la Dra. Pisanu opina que su mamá tiene mucha experiencia y por eso la define como un libro abierto. “Yo pregunto sobre algo y ella siempre se acuerda. También podemos hablar casi cotidianamente de las resoluciones y cosas que van saliendo y me va dando sus puntos de vistas. A veces nos damos cuenta que la voy a visitar y terminamos hablando de clientes y de trabajo, y eso es muy lindo”.
Su madre, en tanto, valora que “Flor sienta que su estudio le pertenece en todo sentido, aprendiendo a desarrollar sus potenciales que por cierto son superiores a los míos”.
“Siento mucho orgullo que ella me supere en todo: es más ordenada, analítica y prolija. Vivimos cerca, nos hablamos todos los días y obviamente ella me resuelve las infinitas dificultades que surgen con la tecnología”, finaliza.