Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
“Creo que mi madre influyó en haber estudiado ciencias económicas en un ciento por ciento. Ver que era una mujer independiente, libre, decidida, que no necesitaba de nadie más que de ella para hacer lo que quiera me dio una proyección de lo que yo podía llegar hacer en mi vida, además de que me encantaban los números”.
De esta forma la Dra. Felicitas Barcelonna describe a su madre, la Dra. Adriana Beatriz Mutti, con la que transita la profesión actualmente compartiendo un estudio contable en Azul, la ciudad que las vio nacer.
Si bien tenía inclinación hacia la abogacía, se dio cuenta que “no quería dejar de estar relacionada con los números para toda mi vida porque me encantaba todo lo que era matemática y tenía mucha facilidad”. Por ello, dejó la carrera que había comenzado en Buenos Aires y se trasladó a Tandil para estudiar como contadora en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN).
En el caso de la Dra. Mutti, su elección por las ciencias económicas reconoce que fue “sin saber mucho de que se trataba”, pero con los años se dio cuenta que le gustaba y está agradecida de haberla elegido. “Siempre tuve inclinación por los números y tuve facilidad para las matemáticas, eso influyó en que pueda desarrollar la profesión como lo hago”.
Sus inicios como contadora fueron casi exclusivamente en empresas agropecuarias y en ese entonces, con la aplicación del IVA y sin la tecnología actual, hacía parte de su trabajo en el campo y era docente en la UNICEN de Tandil. “Repartía mi tiempo entre eso y la gran tarea de ser mamá”, agrega.
En el ámbito de su estudio Felicitas asegura que lo mejor de trabajar con su madre y tenerla como colega “es la libertad y la confianza de poder preguntarle lo que sea o confesarle cualquier cosa. Ante cualquier problema ella sabe que siempre va a tener mi espalda y tengo la libertad de poder hablar todo: discutir, charlar e intercambiar opiniones en cualquier ámbito”.
La Dra. Mutti coincide en que la relación laboral con su hija es lo mejor que le pudo pasar. “Es poder compartir todos los días y estar en contacto todo el tiempo. Puedo irme y dejar el estudio sabiendo que está en buenas manos”.
Además, indica que con su incorporación se sumaron muchos clientes de su generación y que, si bien muchas veces pensó en dejar de a poco la actividad independiente, actualmente reafirma a diario su decisión de sumar a su colega: “Cada vez tengo más trabajo y eso me encanta”.