Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
En Balcarce, el Dr. Cristóbal Cortés (Dlg. Gral. Pueyrredon) rinde homenaje a una tradición familiar cocinando una paella muy original: en una sartén gigante especialmente fabricada cocina para miles de personas.
Es un clásico de la Fiesta de la Diversidad en Villa Gesell y un atractivo que llama la atención de más de un sentido.
La historia de un contador público que saca bien las cuentas de los ingredientes.
¿Quién no intentó alguna vez reproducir una receta de sus abuelos? El contador público Cristóbal Cortés elevó el homenaje a niveles imposibles para la mayoría: todos los años cocina una paella gigante para miles de personas en una fiesta popular en Villa Gesell. Una tradición familiar que heredó de sus abuelos valencianos, que tiene orígenes en Balcarce (Dlg. Gral. Pueyrredon) pero se saborea en muchos puntos del país.
“El que empezó a hacer paellas fue mi padre, productor agropecuario y vendedor de equipos de riego, siempre en contacto con las entidades de bien público de la ciudad y en particular con la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Balcarce que en 1982 estaba cumpliendo cien años”, recuerda el Dr. Cristobal Cortés. En homenaje a los pioneros decidieron realizar una paella gigante a partir de una foto que le habían mandado de España en la que se observaba una del tamaño de varias veces la figura humana.
“Mi padre tenía experiencia cocinando paellas que hacía en menor escala para juntar fondos para los clubes e instituciones en las que participaba”, señala el Dr. Cortés.
Aquella primera paella gigante fue regalada a la Sociedad Española por el múltiple campeón de Fórmula 1, Juan Manuel Fangio, quien había sido miembro de la Sociedad, socio y amigo del padre del Dr. Cortes. “Cuando la estrenaron para esos festejos yo tenía 21 años y todavía no me había recibido de contador”, rememora el profesional.
La realización de tamaño adminículo involucró a personalidades, empresas, comerciante y vecinos que aportaron lo suyo. Fangio se la encargó a otro corredor de la ciudad, Juan Manuel Bordeu, quien estaba casado con una de las dueñas de Protto Hnos., una fábrica de llantas de competición en cuyos talleres en San Nicolás se construyó la primera paella.
También recurrieron a un joyero vecino a quien le pidieron la balanza con la que se pesa el oro. “Hicieron ensayos con los condimentos durante un año en el que comimos paella toda la semana”, aporta el Dr. Cortés. Con esos ensayos luego calcularon los ingredientes necesarios para cocinar para mil personas.
La primera mole pesaba 1.500 kilos y era muy difícil de trasladar. Entonces en un taller local se hizo luego una segunda paellera que pesa 800 kilos y puede dividirse en dos partes lo que facilita su traslado.
La otra división garantiza la provisión de los miles de kilos de ingredientes. Muchos requieren de cuidar la cadena de frío, para lo cual cuentan con una cámara de conservación. Los mariscos llegan desde Mar del Plata y luego en un colectivo equipado con freezer se aseguran que nunca se corte la cadena.
“Para no olvidarnos nada tenemos una lista de 70 ítems que tildamos para cada evento”, comenta el Dr. Cortés, quien junto a su hermano coordina una logística que involucra a 15 personas.
Aquel festejo en Balcarce llamó la atención de muchos invitados que luego quisieron llevar la paella gigante a sus ciudades y de boca en boca, nunca mejor dicho, la originalidad fue haciéndose conocida.
“Mi padre falleció hace 19 años y yo continué con la tradición”, afirma el Dr. Cortés. El artefacto ya viajó a Necochea, Bariloche y estuvo presente en muchas ciudades del Gran Buenos Aires e incluso en La Plata, donde batieron el record cocinando para 10.000 personas.
Pero donde ya es una costumbre es en la ciudad costera de Villa Gesell donde el Club Español cada 12 de octubre lleva a cabo la Fiesta de la Diversidad. Allí, hace casi 40 años, los organizadores planearon cocinar la tradicional comida de la madre patria y la casualidad hizo que el sonidista de la fiesta fuera un vecino de Balcarce que sabía de la existencia de la paella gigante de los Cortés y les propuso a los organizadores conocerla: “Nosotros allá tenemos una en la que cocinan para dos mil personas en una sola sartén”, cita el colega, reconstruyendo la historia.
Desde hace 37 años la familia Cortés está presente en esa fiesta. “Cocinamos para 1.500 personas”, explica y aclara. “Para eso tenemos dos paelleras: la que usamos en Gesell tiene 6 metros de diámetro con la que podemos cocinar para 5 mil personas y tenemos otra más grande que tiene 7 metros de diámetro. Ese metro más duplica la cantidad del contenido y permite cocinar para 10 mil personas”, concluye maridando su condición de hombre de números con la familiar tradición.
Fotos: telegrafo.com.ar | Video: Secretaría de Cultura, Educación y Deportes de la Municipalidad de Villa Gesell