Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Con 576 kilómetros cuadrados de superficie, la ciudad de Córdoba es la segunda más poblada del país detrás de Capital Federal. El estudio que el Dr. Rodolfo Onofri comparte con un socio está situado en el corazón de la localidad a pocas cuadras de la Plaza San Martín y frente al Río Suquía. Tiene a su cargo a diez colegas a los que fue capacitando pero no puede dejar de recordar cómo fueron sus inicios: “Cuando arranqué era sin oficina, solo con mi celular y una computadora de escritorio. Siempre fui una persona con sueños e hice mucho esfuerzo para lograrlo”.
Hijo de padre comerciante y madre ama de casa, es nieto de dos abuelos inmigrantes italianos. Quizás desde ahí viene la idea de sumar esfuerzo al conocimiento y de ir siempre en busca del objetivo deseado. “Mi vinculación con las ciencias económicas parte de una afinidad natural desde el secundario fundamentalmente con la contabilidad y los números. No tenía una conexión familiar con la profesión”, reconoce. Estudió en la Universidad Nacional de Córdoba, emblema de la educación superior en el país. A propósito de tener esa posibilidad, insiste con que “en la juventud uno no toma dimensión del valor de tener una universidad en la misma ciudad en que vive. Hoy la valoración que hago es total. Estar próximo a una universidad y con el prestigio de la nuestra, verdaderamente es una ventaja en relación a mucha gente”.
Los años de estudio pasaron acompañados de horas de trabajo “por una real necesidad económica. Pude recibirme con sacrificio y la intensidad que eso requiere. Y trabajando en las cuestiones administrativas porque me generaba experiencia”, comenta desde las oficinas de un cliente en Capital Federal. El mercado laboral lo esperaba para desempeñarse en distintos estudios contables de prestigio en su provincia natal, situación que aprovechó cuando uno de ellos se unió a una consultora internacional y la experiencia lo enriqueció.
“Luego empecé a dar mis primeros pasos en la profesión independiente y me fue llevando a consolidar con mi socio un estudio local en Córdoba con 10 profesionales más además de nosotros. Tenemos un buen nivel de clientes y se puede decir que, a ojo de un tercero, sería un andar exitoso en la profesión; aunque con todo el recorrido que eso implica, porque no fue de un día a otro”, detalla con humildad.
“Nuestra fortaleza –dice acerca de los puntos altos de su estudio contable– es formar gente. A partir de ahí es el producto que ofrecemos a los clientes. Lo vengo viendo a lo largo de los años, la formación en la dinámica profesional es fundamental para que esa persona se pueda incorporar a la idiosincrasia del estudio, a la forma de trabajar y a los requerimientos técnicos para poder dar un producto final. Nuestra expectativa es estar en la media para arriba y todos los días estamos haciendo docencia con la gente que se incorpora”, describe contundente.
Agradecido por haberse formado en una universidad con tanta historia y prestigio como la de Córdoba, el colega declara que “trato de devolver a la sociedad la posibilidad de haber estudiado y de forma gratuita. Deberíamos, los profesionales, de alguna manera retribuir a la universidad de alguna forma directa económica para devolver toda la formación”. En esa línea, sugiere que “no creo que sea viable una Universidad en el esquema actual, sin arancelamientos. Sí en la etapa formativa, pero una vez que el profesional está formado tiene que retribuirle de alguna manera”.
Analítico de la profesión que ejerce diariamente, cree que se está frente a un desafío ante la sobreoferta de colegas que va en paralelo a una baja calidad formativa. “Tenemos todos que tomar conciencia de eso y darle una vuelta de rosca para poder dar un salto de calidad. A lo mejor con una carrera intermedia, tres tecnicaturas y luego avanzar a un título de grado. Salida laboral hay mucha pero hay un estancamiento en el nivel de excelencia de los profesionales en general y es una situación que realmente cada Consejo en particular, las organizaciones que nos agrupan, todos estamos pensando en eso. Hay que tomar dimensión y conciencia para cuidar todo: la gente que viene, que se forma, los que promediamos nuestra vida profesional. Cuidar la calidad del producto final. Generar un salto de calidad no es sencillo”, cierra propositivo.
Sobre el final, y hablando de los años próximos, planifica los pasos a seguir en su profesión y deduce que le gustaría profundizar otras ramas. “Quisiera estar acompañando a empresas y en management de empresas en una actitud de consultor, en toma de decisiones de negocios. De acá a diez años me veo dando paso a las nuevas generaciones y yo un poco más en esa instancia profesional”, finaliza.