El lazo profesional que las une hoy comenzó a manifestarse de una forma infantil y hasta lúdica. La hija, Dra. María Cristina Martini, se la pasaba jugando en el estudio de la madre, Dra. Cristina María Maritato y entre escritorios y carpetas se la podía escuchar completando viejos formularios con lápices de colores o inventando llamadas telefónicas con clientes ficticios. Así comenzó esta historia de madre e hija colegas, unidas por las Ciencias Económicas.

La Dra. Maritato estudió en la Universidad de Buenos Aires y se recibió en 1974. Desde la escuela secundaria asistía a una empresa de Lomas de Zamora a trabajar en oficina durante el verano y ahí descubrió un interés particular por el trabajo contable. “Cuando estaba por nacer ella aun me faltaban algunas materias. Ahí suspendí la Facultad y la retomé cuando nació. Me las arreglaba para viajar hasta Capital y dar las dos últimas que me quedaban”, recuerda la profesional quien destaca haber contado con el apoyo de sus padres y su marido para culminar la etapa universitaria. “Siempre estuve trabajando y tener experiencia me ayudó mucho para rendir materias como Auditoría”, sostiene.

Algunos años más tarde, quien tomaba la decisión de seguir la carrera de Ciencias Económicas era la Dra. Martini, aunque antes evaluó otras opciones. “En principio no iba a seguir nada relacionado con los números. Pero la verdad es que siempre tuve una participación en el estudio contable. Era parte de mi vida, tanto en casa como en vacaciones. Eso me llevó a estar en tema porque además lo hacía con gusto”, comenta la colega en una pausa de su trabajo diario. Entre sus recuerdos trae a la luz esas tardes en donde jugaba con formularios en desuso que su madre iba a buscar a la DGI o cuadernos llenos de anotaciones a mano. “Hacía que hablaba con clientes del impuesto a los réditos y a las efectividades lucrativas y tenía diálogos sobre eso sin tener idea de lo que era”, dice entre risas.

Cuando le dieron la matrícula me permitieron ser yo quién se la entregue, fue una emoción muy grande
Dra. Cristina María Maritato

Tener una madre contadora no le significó una presión a la hora de decidir su futuro, pero sí reconoce que fue una “guía que me marcó el camino. Creo que fue su forma de trabajo lo que me hizo darme cuenta que era por ese lugar donde tenía que seguir”. Sobre el mismo tema, la Dra. Maritato asegura que ella no influyó en la elección de su hija pero recuerda con alegría el momento en que le dijo que seguiría sus pasos y cuando se matriculó en el Consejo Profesional: “Cuando estaba por terminar la secundaria me dijo que le gustaba lo que yo hacía. Su graduación fue muy esperada. Cuando le dieron la matrícula me permitieron ser yo quién se la entregue, para mí fue una emoción muy grande”.

Si bien la Dra. Maritato continúa como hace muchos años en su estudio contable y la Dra. Martini lo hace en relación de dependencia en un banco, por momentos comparten algunos quehaceres de la profesión, entonces además de colegas se convierten en compañeras de trabajo. A propósito la mamá detalla que “nos apoyamos mutuamente. Cuando algo no puedo hacerlo sola le pido su opinión y nos arreglamos. Mi deseo es que el día que me retire se quede con el estudio ella o mis nietos”. Es que la hija es también madre y en la familia ven a Rodrigo (15) y Agustina (10) como posibles candidatos al escritorio de la abuela.

“Es un orgullo tener la madre que tengo”, enuncia la Dra. María Cristina Martini y finaliza: “Ella representa la contención en todo sentido, desde lo profesional y personal. Sigue siendo mi guía, mi mejor referente”.

Ella representa la contención en todo sentido, desde lo profesional y personal
Dra. María Cristina Martini

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