Cincuenta años en la profesión es motivo más que suficiente para sentarse y charlar con aquellos que ostentan semejante mérito. Eso hicimos con los Dres. Néstor Sastre (Dlg. Pergamino) y Héctor Lagomarsino (Dlg. Lomas de Zamora) y nos contaron cómo se iniciaron en esta profesión, cuáles fueron sus primeros trabajos y cómo presienten los años venideros. 

El nuevo de la ciudad

El Dr. Néstor Rubén Sastre nació en Pergamino pero fue la ciudad de Rosario la que lo vio como vecino mientras estudiaba la carrera para recibirse de Contador Público. Su padre tenía un estudio contable y desde allí viene la pasión por los números. Trabajador incansable, se repartía los días entre las tareas administrativas en una fábrica y las cursadas en la Facultad.

“Cuando me recibí había un plan de viajes de estudio organizado por medio de una rifa para juntar fondos y viajar a Europa por varios meses. Lo hice y al regreso comencé a ver dónde podría trabajar”, comenta el profesional instalado en su estudio contable.

La ciudad de Carmen de Areco (a 95 km. de Pergamino) le ofrecía una oportunidad que no podía desaprovechar: no había contadores públicos instalados. “Me radiqué sin conocer a nadie. Fui a vivir a una pensión y empecé a caminar la ciudad, visité empresas, cooperativas y comercios. Al cabo de un tiempo ya tenía varios clientes, me gustó la ciudad y me quedé. Hace 50 años que desempeño acá la profesión”, relata sin prisa el colega.

“Me siento muy a gusto”, responde cuando se le pregunta qué balance hace de aquella decisión. Recuerda que por esos años “apareció una moratoria y muchas empresas tenían profesionales de Buenos Aires y les resultaba incomodo. Cuando me instalé enseguida tuve clientes. Fue muy rápido, hasta yo me sorprendía. Tenía que trabajar hasta la madrugada”.

La trayectoria de tantos años hace que al día de hoy tenga clientes con los cuales comenzó con los primeros dueños (padres) y ahora sigue con los dueños actuales (hijos o nietos).

A pesar de los años que tengo, me siento muy bien. Me divierte la profesión. Estoy ocupado, pero no preocupado.
Dr. Néstor Rubén Sastre

Contador, Licenciado en Administración y Doctorado en esa misma materia, es también especialista en Sindicatura Concursal e hizo el curso de Alta Gerencia Pública en La Plata. “Es muy importante para nosotros la capacitación. El estudio académicamente se fue aggiornando y estando a la altura de las circunstancias y el requerimiento de las empresas”, detalla.
En esa línea, defiende la idea de estar al frente del estudio y coordinar todo lo que allí se haga. Tanto él como dos de sus hijos profesionales brindan una “atención personalizada”, como le gusta decir. “De las empresas que asesoramos, las que mejores andan son las que tienen los dueños al frente”, asegura.

A la hora de la despedida indica que sigue trabajando pero no con la misma intensidad de hace algún tiempo. “Estoy en el asesoramiento permanente. Mis hijos llevan adelante el estudio con la parte operativa diaria. Eso me gusta, me hace bien. Estoy ocupado pero no preocupado y podemos viajar con mi esposa tranquilos de que ellos quedan a cargo”, cierra contento.

Balance positivo

Un tío comerciante y regulares viajes a Capital Federal acompañándolo fueron el combo que comenzó a definir el destino del Dr. Héctor Mario Lagomarsino en relación a los números. “Ahí nació el entusiasmo por esta profesión”, recuerda. Estudió en la Universidad de Buenos Aires y ni bien se recibió comenzó con sus primeras experiencias laborales título en mano.

Decidí hace algunos años aplicar un freno y tener más tiempo para mí y mi familia.
Dr. Héctor Mario Lagomarsino

Con un breve paso por la docencia universitaria, suplantando a un colega, su fuerte siempre fue la tarea independiente. “Tuve ofrecimientos importantes, incluso llegué a firmar para una empresa. Pero a los pocos días los llamé y les dije que me quedaba con mi estudio y clientes”, destaca al mismo tiempo que comenta que siempre trabajó rodeado de colegas y colaboradores: “me ayudaron mucho en distintos momentos, como la socia que tengo actualmente que es una contadora excelente”.

 

Cuando llega el momento de hablar del paso del tiempo junto a la profesión destaca que si bien a veces parece que los entes abusan del uso de la tecnología, “realmente es una ayuda tremenda, no se puede ni comparar lo que era antes con el ahora”, dice tajante. Pérdida de tiempo, trámites complejos y tarea manual a papel y lápiz son algunas de las cuestiones que remarca como antiguas y que hoy, por suerte para él, quedaron en el pasado. “Con los sistemas de ahora es todo mucho más sencillo. Yo trabajaba con máquina a manija, hoy es muy diferente”, concluye.

Casado con Ana María, papá de cuatro y abuelo de ocho, agradece que ninguno de sus hijos siguió las Ciencias Económicas, pues considera que es “una profesión muy sacrificada y que requiere mucho esfuerzo”. A pesar de este análisis, aclara que él volvería a elegirla y que el balance que hace es positivo.
“Hace unos años decidí poner un freno y tener más tiempo para mi familia y mis nietos. Ahora lo único que hago es atender dos empresas, me alcanza para mi ego”, dice entre risas para finalizar.


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