La Dra. Diana Steinberg nació en Olavarría y cursó sus estudios a pocos kilómetros de allí en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, en Tandil. Luego de mucho esfuerzo propio y de su familia, obtuvo el título de contadora pública. Diana también se casó, tuvo dos hijas y un hijo varón. Su día a día es un ir y venir entre responsables inscriptos y asociaciones, y su familia. Si bien nunca abandonó el ejercicio de la profesión, su vida dio un giro completo con el nacimiento de su tercer hijo, Nicolás, quien llegó al mundo con hipoacusia bilateral y trajo para ella su mayor desafío, el de acompañarlo y guiarlo.

ARTÍCULO PUBLICADO EL viernes 12 de marzo
Edición N. 120 - Marzo / Abril 2021

MUJERES DESTACADAS


EDICIÓN ESPECIAL

SEMANA DE LA MUJER

El relato de la Dra. Diana Steinberg es el primero de una serie de entrevistas a mujeres de trayectorias destacadas que compartiremos en la revista RePro. Nació en Olavarría y cursó sus estudios a pocos kilómetros de allí en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, en Tandil. Luego de mucho esfuerzo propio y de su familia, obtuvo el título de contadora pública. “Cuando terminé la secundaria se lo planteé a mis papás. Mi papá era un obrero y bastante sacrificio hicieron para que pudiera ir. Estudié, me costó un poquito la carrera pero lo logré y con mucho sacrificio me recibí”, recuerda la matriculada.

Dra. Diana Steinberg, matriculada de la Delegación Olavarría.

Decidida desde el inicio, la Dra. Steinberg empezó desde abajo: “Un día le toqué timbre a mi profesor de contabilidad de la secundaria en su estudio, le dije que me había recibido de contadora, le pregunté cómo empezaba, y me ayudaron”, dice la matriculada quien además cuenta con un posgrado en sindicatura concursal y hoy maneja su propio estudio contable desde su hogar.

Diana también se casó, tuvo dos hijas y un hijo varón. Su día a día es un ir y venir entre responsables inscriptos y asociaciones, y su familia. Si bien nunca abandonó el ejercicio de la profesión, su vida dio un giro completo con el nacimiento de su tercer hijo, Nicolás, quien  llegó al mundo con hipoacusia bilateral y trajo para ella su mayor desafío, el de acompañarlo y guiarlo.

 

Una leona

Desde que supo la noticia de la condición de su hijo, Diana entendió que todo estaba por cambiar. “Fue un cambio en mi vida, si bien me dediqué a la profesión lo hice desde mi casa porque tuve que estar siempre con él”, dice la Dra. Steinberg y agrega: “Tuve la oportunidad de trabajar full time en relación de dependencia, pero no acepté. Puse la oficina en mi casa porque yo sabía que si me iba todo el día ¿quién iba a estar constantemente? Y necesitaba muchísimo apoyo para poder seguir la escuela. Fue una cosa muy constante estar con él. Y a pesar de eso siempre seguí con mi profesión”.

Un día le toqué timbre a mi profesor de contabilidad de la secundaria en su estudio, le dije que me había recibido de contadora, le pregunté cómo empezaba, y me ayudaron.

Su mayor sorpresa llegó cuando Nicolás decidió seguir los pasos de su madre y le dijo a sus padres que quería ser contador. La primera sensación fue un poco de preocupación, pero además de confianza y apuesta. Fue así que comenzó un camino de acompañamiento y también de compañerismo: “Lo ayudé a estudiar, a preparar las materias. Fue un doble uso mi carrera, yo viajaba cuando tenía un final, medio que hice algunas materias por segunda vez”, cuenta Diana y dice contenta: “Le he transmitido eso de la profesión a mi hijo, lo pudo estudiar y con el tema de él es algo que lo puede hacer perfectamente. Mi trabajo me permite ayudarle a mi hijo con su discapacidad a que pueda tener una profesión”. 

Fue un cambio en mi vida, si bien me dediqué a la profesión lo hice desde mi casa porque tuve que estar siempre con él.

Diana, contenta de compartir la contabilidad con su hijo cuenta: “Me satisface mucho y representa mucho orgullo que lo que yo estudie a él le gustó y pudo estudiar lo mismo y se recibió. Daba los finales orales y todo, siendo que es sordo total pero tiene un implante coclear, y gracias a Dios y a mi profesión él puede trabajar conmigo y tiene armas para defenderse”.

 

Hijo y colega

Luego de recibido Nicolás, comenzó para Diana otro nuevo camino, esta vez el del trabajo profesional con un nuevo colega y en el que se entrecruzaron para bien los saberes generacionales. “Una tiene años de experiencia, pero él tiene la frescura de las cosas nuevas y de manejar los sistemas más rápido. Una conoce la experiencia de todas las cosas que estudiamos y que aprendes, o cómo tenés que ir perfeccionándote, y él tiene además la rapidez de usar las técnicas de la computadora, del Excel, así que nos complementamos bárbaro”, cuenta la Dra. Steinberg, quien trabaja junto a su hijo desde hace dos años.

Diana relata que Nicolás enseguida captó todo lo referido al trabajo en el estudio y que hoy los clientes son compartidos: “Es una relación que tenemos que ya nos entendemos, él me maneja mis clientes, me hace los libros de IVA, me ayuda con las cosas, me pregunta pero lo maneja todo él”, cuenta.

El Dr. Nicolás Enrique luego de verla trabajar, decidió seguir los pasos de su madre.

Es un orgullo para la Dra. Steinberg el haberle heredado a su hijo su amor por los números y más todavía el poder compartir el ejercicio profesional con él. “Yo a veces le he planteado, por qué no se postula para relación de dependencia pero me dice que no quiere por ahora, aparte es joven todavía y tiene tiempo para tomar decisiones”, cuenta la Dra. Steinberg y agrega: “Nos complementamos re bien. Mi orgullo de haber podido darle una influencia porque yo hacía esa profesión y siempre estudié con él, pero obvio que le gustaba”. 

Nos complementamos re bien. Mi orgullo de haber podido darle una influencia porque yo hacía esa profesión y siempre estudié con él, pero obvio que le gustaba.

De elecciones se trata

Diana eligió ser contadora y mamá, trabajar entre números y a la par llevar adelante el acompañamiento a su hijo Nicolás, sin dejar nunca de dedicarse a su profesión. Ambos trabajos demarcan su destacada historia, que hoy le permite compartir lo que más le gusta con su hijo.

La matriculada repara en que su marido una vez le dijo: “Vos en la vida elegiste hacer las dos cosas paralelas, porque si te hubieses dedicado más a full a la carrera desde que eran chiquitos, Nicolás no sería lo que es hoy”, y agrega, “No lo sabemos, pero mi meta fue ejercer la carrera que me encanta, que la hago y a la vez lo de mi hijo que me tocó, porque me tocó”.

La Dra. Steinberg asegura que no cambiaría nada de su vida: “Seguiría siendo todo lo mismo. Me costó mucho, económicamente fue mucho sacrificio de mi familia y mío, pero lo logré y estoy muy contenta con lo que obtuve. Después la vida me puso esto en el camino, que es mi orgullo, mi hijo, y mi profesión se la pude trasmitir a él y ahora estamos juntos y me gusta lo que hago y lo comparto con mi hijo”.


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