Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Inquieto y curioso desde pequeño, el Dr. Victorio Enrique de la Canal, o Quique como le llaman los íntimos y allegados, es contador público y cineasta. Recibido de la Universidad Nacional de La Plata y matriculado de la Delegación Necochea, también fue Director de Cultura de la Municipalidad de Necochea y docente en el Colegio Secundario Deutsche Schulverrein, en el que también fue titular de la cátedra de Economía y Contabilidad.
Su primer amor: la literatura, luego la música y para coronar, el cine. En sus ratos libres, la contabilidad. El Dr. de la Canal es dueño de una historia singular, marcada por los impulsos que llevan a perseguir los deseos… y cumplirlos.
Cuando tenía tan sólo 4 años, su madre que era docente le enseñó a leer y ya para los 5 Victorio dejó de lado los clásicos infantiles para zambullirse entre las páginas de obras como "Fausto" o "Las aventuras de Tom Sawyer", o las historias de Julio Verne y de Emilio Salgari. “En el jardín de infantes, yo me aburría como una ostra. Las monjas llamaron a mi mamá y le dijeron: Norma, llevalo a otra escuela, acá no lo aguantamos más”, cuenta el Dr. de la Canal.
La sangre italiana de su familia materna lo presentó a la música: “Cuando toda la familia ya estaba guardada en casa, mi abuelo escuchaba todos los días música clásica y mi padre, tango y jazz. El Universo los había puesto afortunadamente en mi camino y allí forjaron mi pasión por la música”, cuenta Victorio, quien a los 8 años comenzó su carrera de concertista de piano en el Conservatorio de Necochea, que culminó cuando se unió a una banda de jazz: “En el Conservatorio se enteraron. Me pararon en seco en la puerta con una simple propuesta: o sigue su carrera de concertista o se va con la orquesta. Adivinen...”.
En paralelo, todos los sábados y domingos era infaltable la visita al cine con su padre y abuelo, momento y lugar donde Victorio se encontraba con la fascinación: “Allí empezó mi verdadera pasión de toda la vida: la imagen. La revista tiene la maravillosa virtud de unir literatura e imagen, qué más se puede pedir: el cine, tiene la maravillosa virtud de unir imagen, música y literatura”, cuenta.
Terminado el secundario el Dr. de la Canal migró a la ciudad de La Plata a estudiar en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP, por orientación de su padre. En sus años de estudio y al día de hoy nunca descuidó sus aficiones: “Mi biblioteca actual ronda los 2.700 volúmenes. Mi hemeroteca actual tiene 16.000. Mi cinemateca, 1.800 títulos en CD y sumo 10 por mes. Súmese posters, afiches, cartas, escritos, folletos de museos, folletería de viajes, papel moneda de épocas y países varios, fotos, programas de cine y cuanto papel que sea digno de pertenecerme”.
Tomó cursos de cine con reconocidos críticos y docentes del área, en uno de ellos dirigió su primer cortometraje: “Para mí la realización cinematográfica es una forma de expresión artística necesaria para expresar ideas y compartir las mismas con el resto de la humanidad”, cuenta Victorio, quien desde hace 3 años trabaja en un largometraje.
Para sumar a su interminable currículum, el Dr. de la Canal incursionó de grande en la práctica del Taekwondo llegando a ser Cinturón Negro a sus 40 años, certificado por la Federación Argentina de Taekwomdo adherida a la International Taekwondo Federation (ITF). Fue entrenador de la disciplina coreana, del seleccionado juvenil de Necochea durante 3 años.
Victorio tuvo 4 hijos y algunos siguieron sus pasos. Su hijo mayor estudió Dirección de Cine en la Universidad del Cine de Manuel Antín, se graduó con un cortometraje titulado "Vidas Paralelas" en donde Victorio tuvo un papel secundario; luego de recibido estudió abogacía y cursó un posgrado en derecho penal. Su segundo hijo, es diseñador gráfico y empresario. Su hija, Victoria, también estudió cine y ahora estudia para ser psicóloga. Su hijo más chico es diseñador industrial, tiene dos masters en diseño y es líder de una destacada firma madrileña.
El Dr. de la Canal viaja a Europa todos los años y cuenta que de vez en cuando lo invitan a hablar de cine en instituciones o reuniones culturales. Se jubiló como docente tras 28 años y aclara que “en los ratos libres ejerzo la profesión, en forma liberal, en mi estudio particular. Confieso que la única rama que me entretiene es la de la justicia, como perito”.