Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
“Uno vuelve siempre, a los viejos sitios, donde amó la vida”, escribió alguna vez el salteño César Isella al cantarle a las simples cosas. La letra resuena en el inconsciente del Dr. Miguel Bert cada vez que recorre los 170 kilómetros que hay entre Capital Federal, su ciudad por opción, y Rawson en el partido de Chacabuco, su lugar en el mundo.
“No voy a cambiar el domicilio. Soy de Rawson y eso va a ser siempre así”, asegura con firmeza en medio de una entrevista telefónica mientras, como guiño del destino, espera que se liberen los accesos a la ciudad de Buenos Aires en un día de paro. Justo a él, que vivió toda su infancia en una ciudad de 2500 habitantes en donde para ir desde la escuela número 11, donde cursó sus estudios primarios, hasta el Club San Lorenzo, del cual es hincha y Contador (en ese orden) sólo era necesario caminar unas pocas cuadras.
“Mi hermana también es Contadora, yo seguí sus pasos. Aunque estoy varios días de la semana en Buenos Aires, siempre vuelvo a Rawson. Ahí tengo a mi mamá que está por cumplir 90 años”, comenta quien asesora a la Cooperadora del Hospital de Rawson, a la sociedad de Bomberos, al Club Defensores, al campo de Pato y a otras instituciones, Add Honorem. “Como profesional siempre dije que en un futuro quería colaborar con las instituciones de mi pueblo, aportar mi grano de arena. En ellas hay mucha gente conocida, amigos de la infancia y familiares. Mi labor allí es cien por ciento emocional”, asegura Bert quien además presta servicios similares en Castilla, localidad cercana.
“Dar una mano en estas entidades civiles se vuelve, a veces, una responsabilidad difícil de afrontar porque preparar los balances lleva su tiempo”, se sincera pensando en que además debe llevar al día las cuentas de sus clientes privados, tanto en Rawson como en Capital. “La satisfacción de poder colaborar muchas veces es el mejor honorario”, concluye.
Aunque existen otros colegas que visitan Rawson (uno de ellos radicado en una ciudad vecina y otro proveniente de Carmen de Areco), sus clientes se reparten entre comercios y empresas familiares del sector agropecuario. “En Rawson no hay muchas sociedades, el contribuyente es más chico y en general son personas físicas. Desde hace algún tiempo surgieron algunas SRL, pero son las menos. El sector agropecuario demanda mucho trabajo, aunque también soy contador de la carnicería, el corralón de materiales, el supermercado más grande que hay y una heladería”, relata al comentar que en realidad las acciones del Contador no varían demasiado entre su ciudad natal y Capital: “en Buenos Aires a lo sumo hay más personas jurídicas, más convenios multilaterales”.
En cuanto a los honorarios, si bien reconoce que lo que se cobra en el interior no es lo mismo que en Capital, “lo que cambia es la relación con el contribuyente. En Rawson son amigos de toda la vida o familiares, es una relación más emocional”, finaliza asegurando que, como suele suceder aun en estas ciudades, el cartero no necesita guiarse por la dirección ya que todos saben donde vive Miguel.