Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Las nuevas demandas de un mapa cada vez más globalizado e interconectado están relacionadas intrínsecamente a dos temas: las ciencias económicas y las nuevas tecnologías. El perfil profesional ya no tendrá que ver -al menos única o exclusivamente- a la carga de datos y seguimiento de las cuentas de un determinado cliente, conociendo al pie de la letra las normas contables, sino que será también una de las partes fundamentales en las definiciones y direcciones estratégicas del crecimiento de ese cliente o esa empresa. En lo que respecta a la actividad de las ciencias económicas en particular, un informe del Foro de Davos afirma que el análisis y proyección de datos contables, la economía del cuidado y la economía verde son tres de las siete actividades con mayor proyección de crecimiento a futuro. En una presentación titulada “El futuro de la tecnología: ¿amenaza u oportunidad para los profesionales en Ciencias Económicas?”, el Contador Público y Magíster en Finanzas, Lucas Brizuela, manifiesta: “(...) Hoy se debe prestar especial atención en el input de cada sistema de gestión, mejorar la calidad de la información (parametrizarla, catalogarla) y finalmente aplicar inteligencia computacional para la obtención y análisis de información”.
El ámbito laboral, alrededor de todo el mundo, está en constante cambio: las nuevas demandas de un mapa cada vez más globalizado e interconectado están relacionadas intrínsecamente a dos temas: las ciencias económicas y las nuevas tecnologías. Ambas disciplinas no se superponen sino que, por el contrario, se complementan. Las ciencias económicas, entonces, se abren paso hacia un futuro laboral para nada lejano.
Tal es así que la consultora internacional Visual Capitalist, en un informe dedicado a las profesiones que más crecerán (y también las que desaparecerán), afirma que profesiones relacionadas a las mencionadas ciencias tendrán un exponencial desarrollo desde la actualidad al 2030: la contabilidad y profesiones relacionadas a lo estadístico lo harán en un 35,4%, mientras que, por su parte, los científicos de datos y ocupaciones de ciencias matemáticas, un 31,4%.
Particularmente, la profesión de contadores y auditores están en el camino de ese constante crecimiento: los registros financieros, que cada vez requieren mayor precisión y especificidad, y sobretodo, “sanidad” en los números de empresas u organizaciones. Dicha garantía -y necesidad- le aseguran a los colegas en ciencias económicas un porvenir con mucho trabajo, pero también, con muchas actualizaciones en su formación profesional. La complejidad del mundo financiero, de inversión e impositivo, también abren un abanico de labores y posibilidades para los profesionales, tanto en su análisis como en su concreción.
Por supuesto que, como en toda expectativa de crecimiento, el camino no es fácil. El profesional en ciencias económicas, en ese sentido, debe entender que su formación académica universitaria de grado no es el techo para encarar un futuro lleno de nuevas tareas. En el nuevo perfil profesional se debe tener en cuenta que además de una sólida base de conocimientos contables, se debe estar muy atento a las incesantes innovaciones y actualizaciones del mercado financiero, la expansión de las nuevas herramientas financieras digitales, el manejo de software peculiar y pormenorizado.
En ese futuro, es fundamental tener en cuenta esta extensión de las áreas de conocimiento, en donde el perfil profesional ya no tendrá que ver -al menos única o exclusivamente- a la carga de datos y seguimiento de las cuentas de un determinado cliente, conociendo al pie de la letra las normas contables, sino que será también una de las partes fundamentales en las definiciones y direcciones estratégicas del crecimiento de ese cliente o esa empresa. Se viene construyendo -y crece esa construcción- una confianza sumamente importante en torno al aporte del profesional en ciencias económicas, asumiendo entonces una relevancia vital para conseguir los objetivos planteados.
¿Cuáles son esas “nuevas tareas” sobre las que se profundizará?. El listado es amplio y seguramente, día a día, aparecen nuevas necesidades que atender, pero a grandes rasgos, resulta primordial la articulación con profesionales de otras disciplinas, el análisis activo de los mercados y la coyuntura y sobretodo la capacitación en el uso de TICs aplicadas a la contabilidad.
En 2033 se cumplirán 100 años desde que el economista John Maynard Keynes conceptualizó un problema que observaba para el futuro de la humanidad: el “desempleo tecnológico”, mediante el cual la automatización y el creciente desarrollo tecnológico reemplazaría mano de obra humana en un sinfín de labores. Casi un centenario después, y en muchos ámbitos, podemos afirmar que ese análisis de Keynes fue, en partes, acertado. Si bien el empleo y las especializaciones crecieron (trabajo en términos absolutos a nivel mundial), cada vez son más las actividades que, o son reemplazadas por “computarización” o al menos, se resuelven con menos seres humanos operando y en menor cantidad de tiempo.
No son pocos los analistas en la actualidad que afirman que el mundo ingresó en una “cuarta revolución industrial”, y en el ámbito de las ciencias económicas también es un tema de suma importancia en su discusión, que ha protagonizado por momentos la centralidad del debate, por ejemplo, en el Foro Económico de Davos. En ese sentido, un acuerdo casi común es que, un desafío a presente y futuro de los Estados es generar las condiciones necesarias para poder afrontar esa “recesión”, impulsando también en esa dirección a la capacitación de personas que puedan ingresar al mercado laboral especializado que demanda no sólo el sector público (el cual no está exento de estos cambios) sino también del sector privado.
En lo que respecta a la actividad de las ciencias económicas en particular, un informe del Foro de Davos afirma que el análisis y proyección de datos contables, la economía del cuidado y la economía verde son tres de las siete actividades con mayor proyección de crecimiento a futuro.
Entonces, ¿cuál es la tarea o el desafío del profesional en ciencias económicas frente a este panorama?. Aunque algunos análisis sean desalentadores y tiendan a una posición negativa frente al futuro, en otros casos, la proyección es totalmente al contrario: lejos de ser afectados por el avance tecnológico, muchos autores manifiestan que el rol del profesional, en lugar de ser de “trinchera” frente a ese avance, es -o debiera ser- de liderar ese cambio.
En una presentación académica titulada “El futuro de la tecnología: ¿amenaza u oportunidad para los profesionales en Ciencias Económicas?”, y expuesta en el Congreso Internacional de Economía y Gestión, el Contador Público y Magíster en Finanzas, Lucas Brizuela, manifiesta al respecto que “la actividad propone dar una visión sobre este futuro no tan lejano redefiniendo el rol del profesional en ciencias económicas como “programador” (no técnico, sino funcional) de los sistemas de gestión, colaborando con las organizaciones para desarrollarlos y hacerlos cada vez más útiles, y orientándolos a la obtención de información para la toma de decisiones, resumiendo grandes volúmenes de datos”. Sobre la integración de la profesión a esas nuevas tecnologías, el profesional asegura que “(...) hoy se debe prestar especial atención en el input de cada sistema de gestión, mejorar la calidad de la información (parametrizarla, catalogarla), para luego comenzar a relacionar entre sí cada transacción que ocurre en la organización integrando diferentes sistemas (ERP’s y sistemas legacies), y finalmente aplicar inteligencia computacional para la obtención y análisis de información”.
En torno a las líneas de análisis y proyecciones de futuro, queda por pensar que lo que depara a las ciencias económicas y los y las profesionales que la integran, es un futuro alentador y de reconstitución de una identidad. La evaluación financiera, el uso y la alianza con la tecnología para sustentar dicha evaluación y el análisis -teniendo en cuenta las posibilidades de variables que ofrecen estas nuevas herramientas- y la actualización constante de la información económico-contable-financiera es la base de ese nuevo perfil, de la nueva identidad demandada para el profesional del futuro -y del presente-, que sin dudas, tendrá un rol preponderante en la construcción del mundo que viene.