Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Para comprender por qué se “caen” los sistemas o colapsan los aplicativos, consultamos a desarrolladores especializados en software de gestión. El Dr. Nicosia es Contador Público y conoce del asunto gracias a su condición de Asesor de Desarrollo de Aplicaciones para la empresa SOS Contador. También aportó su testimonio el Ingeniero en informática Alejandro Newberry socio gerente de Catedral, empresa desarrolladora de software de gestión.
Antes de la pandemia de COVID-19 cuando algún sistema online de los provistos por los organismos de recaudación no funcionaba bien, en algunos casos se tenía como opción volver a los canales tradicionales de atención al público. Pero el virus que instó a los comercios a bajar sus persianas y desalentó la asistencia a los espacios comunes, también cerró las puertas de las oficinas públicas de amabilidad personalizada y entonces solo quedaron las opciones en línea.
A los sistemas ya existentes se le hicieron modificaciones y se sumaron nuevos aplicativos -con vencimientos a corto plazo- para que todos los trámites y presentaciones pudieran realizarse sin contacto personal. La novedad trajo incertidumbre y entonces se multiplicaron las consultas a los profesionales en ciencias económicas que, sin ser declarados oficialmente como trabajadores esenciales, desempeñaron un rol clave para mantener a las empresas en pie destinando muchas más horas a lidiar con las nuevas gestiones por internet.
Pero las plataformas online puestas a disposición por los organismos de recaudación, que ya antes de la pandemia mostraban sus limitaciones, siguieron sin estar a la altura de las circunstancias y causaron malestar en la comunidad contribuyente.
“En nuestra actividad profesional interactuamos de forma cotidiana con los sistemas y aplicaciones de los organismos de contralor”, comenta el Dr. Gabriel Nicosia y agrega: “Es sabido que en épocas de vencimientos, los servidores se saturan debido a la gran cantidad de usuarios que ingresan a un servicio determinado, todos al mismo tiempo. Esto provoca una suerte de embudo cuyo resultado es la caída del mismo con un intercambio de información extremadamente lento, semejante al de una autopista a la hora de regreso de la oficina”.
El Dr. Nicosia es Contador Público conoce del asunto gracias a su condición de Asesor de Desarrollo de Aplicaciones para la empresa SOS Contador. “Otro inconveniente que debemos sortear, es que tales aplicaciones son puestas a disposición de los profesionales en forma muy próxima a los vencimientos, debiendo correr contra reloj para cumplir en tiempo y forma con las respectivas presentaciones”, explica el profesional y amplía: “Al mismo tiempo, muchas veces nos encontramos con problemas por falta de testeos, propios del uso de cualquier sistema pudiendo los mismos ser evitables”.
En sintonía, el Ingeniero en informática Alejandro Newberry socio gerente de Catedral, empresa desarrolladora de software de gestión, sostiene: “La velocidad con la que cambian las normativas en nuestro país, suele generar complicaciones. Una normativa que salió ayer, empieza a regir hoy y los aplicativos que debemos utilizar para presentar la información deben ser modificados de un momento para el otro”, y agrega: “Los sistemas de gestión que son los encargados de exportar la información a esos aplicativos, deben sacar actualizaciones en tiempo record para que el profesional pueda cumplir con la normativa correspondiente. Es en esa gran cadena a contra reloj, en donde nacen los problemas”.
El Ingeniero en Informática es contundente en sus afirmaciones: “Los que sufren son siempre los mismos, los contadores, que son los principales usuarios, y los sistemas de gestión, que muchas veces son la cara visible de los errores”. A modo de ejemplo cita lo que suele ocurrir con el sistema de facturación electrónica que no permite facturar: “Un usuario necesita realizarle la factura a su cliente, pero el sistema no se lo permite. Detrás de eso, hay una comunicación con un web service del organismo de recaudación, que por algún motivo dejó de funcionar. Quizá problemas de infraestructura, problemas con los proveedores de servicios de internet, o simplemente saturación de los servidores por la alta demanda de los usuarios”.
Son los trabajadores de las Ciencias Económicas quienes detectan estos inconvenientes y a través de los Consejos Profesionales se realizan gestiones ante los organismos solicitando las correcciones y si fuese necesario, el restablecimiento de nuevas fechas para las presentaciones.
Los nuevos aplicativos online puestos a disposición no vinieron de la mano de mayores tiempos de plazo para las presentaciones correspondientes. Ese combo chispeante entró en combustión con los errores que mostraban los aplicativos y entonces hizo arder a los profesionales y comitentes, y la onda expansiva llegó hasta los medios de comunicación y las redes sociales donde alcanza con usar unos simples hashtags para recoger el clima de tensión que generó la situación.
A pesar de algunas prórrogas producto de los reclamos individuales y de los colectivos llevados a cabo por las agrupaciones y los Consejos Profesionales, las respuestas oficiales tardan en llegar.
En consecuencia, las compañías que proveen a los profesionales y empresas de Software Impositivo Contable buscan soluciones alternativas. “Hace poco volvieron a exigir a determinados contribuyentes que utilicen un aplicativo que estaba en desuso hace más de 5 años. El aplicativo no se actualizó, por ende los parámetros que recibía, en su mayoría, estaban obsoletos”, ilustra el Ingeniero Newberry y comenta que para solucionarlo tuvieron que trabajar en sus sistemas de gestión para adecuar los archivos que debían presentar, para hacerlo a tiempo. “Pero un día antes del vencimiento, mediante una nueva normativa, se derogó la obligatoriedad de cumplir dicho régimen”, subraya el gerente de Catedral para graficar el escenario de incertidumbre.
“Este tipo de situaciones, sumada a los problemas que se pueden presentar a la hora de cumplir con algún régimen de información o presentar DDJJ, que pueden ir desde demoras de más de 24 hs. para procesar archivos con una importante cantidad de registros, hasta inconsistencias en la información brindada en los informes que descargamos desde dichos aplicativos, son las que nos exigen utilizar herramientas que estén en constante proceso de actualización”, concluye Newberry.
Por su parte, para evitar las saturaciones, la empresa SOS Contador elaboró diversas herramientas del tipo <Bot>, pensadas para aprovechar los horarios nocturnos en que los servidores están liberados. Entre ellas la Auto Importación de Comprobantes, que procede a descargar las facturas emitidas y recibidas y las vuelca en forma autónoma y automática al sistema. De modo tal que a la mañana siguiente al encender la computadora los profesionales se encuentran con una gran labor realizada, con la información lista para ser controlada y para proceder a la liquidación de impuestos.
“Esto hace que diariamente nos anticipemos y lleguemos a los vencimientos, sin sobresaltos y podamos utilizar los servicios de tales organismos antes de que se sobrecarguen”, asegura el Dr. Nicosia y detalla que se tiene en cuenta que dichas descargas contienen limitaciones (no poseen percepciones de IB por ejemplo), por lo que se desarrolló un proceso para que en forma rutinaria y siempre que las distintas webs lo permitan, se proceda a la descarga de archivos de retenciones y percepciones impositivas para ser importadas al sistema. “Esto permite la asignación de la imputación contable y sin recurrir a la edición y carga manual”, explica el colega.
En 2012 el centro de cómputos de la AFIP con personal trabajando 24x7 podía monitorear los nodos de comunicaciones -cerca de 400 en ese entonces- que conectan al nodo central con los demás; revisar el funcionamiento de los principales aplicativos y detectar los intentos de ataques de los hackers de todo el mundo -que se contabilizaban de a miles a diario-.
Según sus estadísticas, que contemplan el desempeño de los servicios en la última hora, el último día y en lo que va del mes, el porcentaje de “up time” -lo que se conoce como el tiempo que estuvo funcionando correctamente el centro de cómputos en general-, por aquellos tiempos siempre estaba muy próximo al 100%. Solo flaqueaba en épocas de vencimientos cuando se presentan más de un millón de declaraciones juradas al día, las cuales debían ser procesadas en simultáneo con los más de 25 millones de mails que a diario pasaban por el servicio de correo electrónico.
En una entrevista brindada por personal técnico de la AFIP en aquel entonces se explicaba: “El contribuyente se comunica a través de un proveedor de comunicaciones que no siempre tiene el ancho de banda suficiente o presenta problemas operativos que le impiden al contribuyente comunicarse con la AFIP. La sensación es que la página de AFIP no anda, pero no siempre es así”.
En 2014 el centro de cómputos de este mega sitio que reúne casi 700 servicios era capaz de contabilizar 760.000 facturas electrónicas emitidas al mediodía. Pero al mismo tiempo, registraba mil quejas de usuarios por mes y los expertos que estudian las experiencias de los usuarios en Internet aseguraban que el sitio era “poco amigable”.
En dicha sede -ubicada en Paseo Colón casi México, CABA- también se encuentra la sala de servidores de la AFIP, conocida como “sala cofre” por su máxima seguridad: acceso biométrico, ignifuga, hermética a gases y agua y resistente al impacto de proyectiles. Allí se aloja información de otros sitios como los de Presidencia y del Ministerio de Economía; incluso información suministrada por las entidades de tarjetas de crédito, bancos, el registro automotor, y el registro de bienes inmuebles.
En 2015 el problema continuaba. El Diseñador Santiago Bustelo, consultor en experiencia de usuarios (UX, en la jerga), analizó ese año el sitio del principal ente recaudador y al hacerlo afirmó: “El servicio no está ofrecido como servicio y no hay solución”. Sobre el sitio de aquel entonces el especialista aseguraba que “planteado como está ahora resulta necesario recurrir a un experto. Porque la gente no logra cumplir con lo que se exige, en un tiempo razonable y sin errores”, y finalmente agregaba: “En vez de sentirse orgulloso de haber cumplido un deber ciudadano, cuando logra concluirlo, el usuario siente que por fin se terminó un calvario”.
En los años que siguieron se buscó dividir los servicios (entre los que requieren de un conocimiento técnico y los que no), pero las quejas siguieron. Los especialistas en el sistema tributario argentino sostienen que se debe a que se acrecentaron las presentaciones que debieron realizar los empleadores, pero sobre todo los trabajadores monotributistas y los que están en relación de dependencia.
Con tantos sistemas en la rueda, los profesionales en ciencias económicas ven menguado el tiempo que les queda para poder dedicarse a asesorar, generar valor agregado de calidad y jerarquizar su labor.