Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Si usted es consumidor de medios de comunicación y/o redes sociales, probablemente haya recibido directa o indirectamente información o sugerencias de inversión en divisas extranjeras con ganancias extraordinarias en cortos períodos de tiempo. Este sistema de probables estafas piramidales bajo el esquema conocido como Ponzi se ha multiplicado en los últimos tiempos en nuestro país, y ya son 35 las empresas nacionales investigadas por distintas denuncias. Disfrazados como holdings, financieras u organizaciones que realizan diferentes tipos de actividades como coaching ontológico, estas empresas ofrecen retornos de ganancias prácticamente imposibles para el tipo de mercado, como por ejemplo, de un 7,5% mensual y en dólares. Muchas de ellas, además, crearon sus propias criptomonedas, NFTs y tokens para que la oferta parezca al menos más confiable.
El esquema Ponzi se nutre de la forma piramidal para poder desarrollarse. Se trata de un sistema cuyo objetivo es atraer la mayor cantidad de inversores posibles, que recuperarán o ganarán dinero con el dinero invertido de los próximos inversores ingresantes. En el caso argentino, los especialistas coinciden en que hay dos claves fundamentales: el proceso inflacionario, en donde pequeños ahorristas no tienen demasiado margen de maniobra para conservar o aumentar el valor de sus ahorros. A ello, se suma la confianza que generan los medios de comunicación cuando exponen a estos “líderes” y le dan diversos e importantes espacios en sus pantallas, páginas, o aire de radio.
Si usted es consumidor de medios de comunicación y/o redes sociales, probablemente haya recibido directa o indirectamente información o sugerencias de inversión en divisas extranjeras con ganancias extraordinarias en cortos períodos de tiempo. Este sistema de probables estafas piramidales bajo el esquema conocido como Ponzi se ha multiplicado en los últimos tiempos en nuestro país, y ya son 35 las empresas nacionales investigadas por distintas denuncias. Incluso, el Banco Central tomó cartas en el asunto e inició una demanda para investigar un posible fraude de una empresa de Catamarca y la Comisión Nacional de Valores (CNV) lanzó distintas alertas al respecto.
Disfrazados como holdings, financieras u organizaciones que realizan diferentes tipos de actividades como coaching ontológico, estas empresas ofrecen retornos de ganancias prácticamente imposibles para el tipo de mercado, como por ejemplo, de un 7,5% mensual y en dólares. Muchas de ellas, además, crearon sus propias criptomonedas, NFTs y tokens para que la oferta parezca al menos más confiable.
El esquema Ponzi se nutre de la forma piramidal para poder desarrollarse. Se trata de un sistema cuyo objetivo es atraer la mayor cantidad de inversores posibles, que recuperarán o ganarán dinero con el dinero invertido de los próximos inversores ingresantes. El engaño radica en que, al momento de atraer al inversor, se asegura que las ganancias se obtienen por procesos financieros de crecimiento como inversión en criptomonedas en alza o inversiones bursátiles en empresas a través de compra de bonos. Sin embargo, no es así.
Cabe destacar que, durante el comienzo de este tipo de organizaciones puede haber ganancias reales: es el método utilizado para generar una rápida confianza y atraer una mayor cantidad de gente que sostendrá con su dinero la estafa. Pero como en toda cadena de este estilo, en un momento el ingreso de divisas comienza a disminuir o a no existir, y es ahí cuando se consume el hecho: los últimos ingresantes pierden absolutamente todo y los inversores iniciales, en muchos casos, ni siquiera llegan a recuperar el total de su inversión inicial.
El esquema Ponzi es una forma de estafa que data desde el Siglo XIX, con distintos casos en los Estados Unidos y hasta con referencias en la literatura, en novelas de Charles Dickens. Aunque su popularidad (y de ahí su nombre), la obtuvo tras el caso de Carlo Ponzi, un comerciante italiano que llegó a Estados Unidos a comienzos del Siglo XX. Bajo un esquema que incluyó inversores, bancarios y distintas entidades del mencionado país, desarrolló su estafa bajo el nombre de su empresa “Securities Exchange Company”. Una investigación de un medio de comunicación de la ciudad de Boston, en 1920, hizo que los inversores desconfiaran del sistema y exigieran obtener de manera física lo que Ponzi les aseguraba obtenían de ganancias, alrededor de un 10% o 12%.
La pregunta, que también incide en torno a la identificación de este tipo de engaños, es cuál es la diferencia entre el esquema Ponzi y el clásico sistema de estafa piramidal. Si bien las características son muy similares, hay una diferencia fundamental: mientras que en el sistema piramidal son los propios inversores (o víctimas) quienes deben atraer a los nuevos inversores (para así generar el circuito), en el esquema Ponzi existe un “líder”, quien encabeza el proceso de atracción de inversores, tratando de generar confianza a partir de su propia figura. Con ello, es acompañado todo un proceso que no tiene que ver únicamente con la inversión en sí: irrupción en medios masivos de comunicación, discursos “anti-políticos” y la seguridad de que con un análisis del mercado financiero puede multiplicar ganancias en muy poco tiempo.
No hay una respuesta específica, o una única verdad para esa pregunta. Es, lógicamente, una suma de factores los que allanan el camino a los estafadores a gran escala para poder desarrollar la estafa. En cada país, claro, los factores varían. En el caso argentino, los especialistas coinciden en que hay dos claves fundamentales: el proceso inflacionario, en donde pequeños ahorristas no tienen demasiado margen de maniobra para conservar o aumentar el valor de sus ahorros. A ello, se suma la confianza que generan los medios de comunicación cuando exponen a estos “líderes” y le dan diversos e importantes espacios en sus pantallas, páginas, o aire de radio. La publicidad invasiva en redes sociales es otra herramienta sumamente utilizada para llegar hasta los potenciales inversores.
A la hora de llevar adelante una estafa con esquema Ponzi, quienes las ejecutan encuentran en las criptomonedas y tokens aliados fundamentales: la facilidad con la que se puede crear una criptomoneda y ofrecer “sustento” a un proyecto personal ayuda a la creación de la generación de confianza de la que tanto se habló en la presente nota. ¿Por qué insistir con el concepto de “confianza”?. Porque, en estos casos, es una de las bases insustituibles. En el caso de las cripto, según el sitio especializado Rankia, se explica que el respaldo de dichas monedas “(...) es la confianza de los que operan con Bitcoin y demás criptomonedas, por lo que no existe un respaldo físico. Es decir el respaldo lo da la oferta y demanda en la compra y venta y la aceptación de los comercios y plataformas como método de pago”.
Es cierto también que, tal y como indica el Ingeniero en Telecomunicaciones, Sergio Bravo, el respaldo viene acompañado de una tecnología “subyacente” que es la cadena de bloques o Blockchain. “Por lo tanto, su funcionamiento es de carácter descentralizado. Es decir, cada transacción que se haga, por ejemplo, en la red BTC, debe validarse entre todos los usuarios de la red (que son los gestores de los datos mediante un mecanismo de consenso)”, explica Bravo.
El problema con algunas criptomonedas implicadas en empresas investigadas por estafas, o cuyos CEOs fueron detenidos o están prófugos con pedidos de captura internacional, es que la validación se da por todo ese sistema de confianza generado, por lo cual el camino queda allanado.
Por otro lado, también existe una opción mucho más rápida y económica que es la de crear un Token, basado en una blockchain ya existente.
En 2021, una de las estafas más conocidas a nivel mundial con tokens fue la vinculada con la popular serie de Netflix, “El Juego del Calamar”, conocida en inglés como “Squid Game”. Los estafadores aprovecharon la popularidad del producto audiovisual y utilizaron el nombre para atraer personas. Luego de una buena suma de inversores iniciales, los estafadores bloquearon la opción para poder retirar los activos digitales, salvo a determinadas cuentas que fueron las que retiraron el total del respaldo monetario.
La atención y un asesoramiento confiable resulta fundamental a la hora de dar los primeros pasos en este tipo de inversiones.