Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Este año fue y está siendo testigo de grandes transformaciones en el consumo, luego de haber transitado una pandemia que trajo aparejados nuevos hábitos, demandas y tendencias. Es importante destinar un momento para analizar el impacto que esto generó y trajo aparejado para el consumo actual para, de alguna forma, saber aprovecharlo.
Según el informe “Tendencias consumidor 2022” de la consultora Llorente y Cuenca (LLYC), especializada en comunicación, construido a través de una metodología propia y basado en el análisis de mensajes, perfiles y marcas globales, tomados de Twitter, blogs y distintos portales de noticias; se pueden identificar 10 tendencias que resultan ser las más relevantes para el transcurso de este año y que representan una gran oportunidad para que las marcas encuentren en cada una un potencial de diferenciación para con sus consumidores.
Este año fue y está siendo testigo de grandes transformaciones en el consumo, luego de haber transitado una pandemia que trajo aparejados nuevos hábitos, demandas y recientes tendencias. Es importante destinar un momento para analizar el impacto que esto generó y trajo aparejado para el consumo actual para, de alguna forma, saber aprovecharlo.
Según el informe “Tendencias consumidor 2022”, de la consultora española con presencia en todo el mundo incluyendo la Argentina, Llorente y Cuenca (LLYC), especializada en comunicación; construido a través de una metodología propia y basado en el análisis de mensajes, perfiles y marcas globales, tomados de Twitter, blogs y distintos portales de noticias; se pueden identificar 10 tendencias que resultan ser las más relevantes para el transcurso de este año y que representan una gran oportunidad para que las marcas encuentren en cada una un potencial de diferenciación para afianzar a sus consumidores y ganar nuevos.
Esta trend es la más destacada según los análisis y se refiere a “la búsqueda transitoria de la felicidad a través de productos y experiencias de consumo con el objetivo de escapar de la realidad incierta y estresante del día a día”. Si bien no consiste en una apreciación nueva, con la pandemia se agudizó la idea de los consumidores por encontrar momentos de felicidad aunque sean temporales.
En este sentido, las compañías no deberían perder la oportunidad para convertir a sus productos y servicios en fuentes de felicidad para el cotidiano de los posibles consumidores, trasladando hacia ellos emociones que vayan más allá de su uso funcional.
Se trata de encontrar las ventajas ya presentes naturalmente en los productos o servicios que estén relacionadas a esto, o de ser creativos para poder despertarlos y crear esos momentos de microfelicidad en la experiencia con ellos para los clientes.
El gran desafío a cumplir para lograr aprovechar esta tendencia es prestar atención a la personalización, es decir dedicar tiempo a descubrir y estudiar las motivaciones de los consumidores y asociarlas a momentos concretos de consumo a través de una propuesta y una comunicación que sea empática con estos aspectos.
Esta segunda tendencia está vinculada con la importancia de normalizar las emociones negativas y reconocer que dentro de las mismas pueden existir aspectos constructivos, en particular luego del extremo positivismo vivido como consecuencia del miedo y la ansiedad que generó la pandemia. En ese sentido, estas conversaciones consideran importante el encuentro con uno mismo, la relevancia del juicio crítico y la de enfatizar en la capacidad para profundizar y entender las emociones, para reafirmar las decisiones tomadas.
El informe menciona que existe una desconexión entre creadores y usuarios, producto de una “fatiga digital” que demuestra que cada vez más los consumidores dan cuenta de la delgada línea que separa lo real de lo no real, de la constante exposición al consumo y a contenidos, y de la “falsa realidad” a la que están sometidos e idealizan con motivo de encontrar representación en ella.
En este punto es clave considerar estos aspectos para entender que más allá de los canales y medios de comunicación, la clave se encuentra en las comunidades y la capacidad de conexión con las mismas, con sus necesidades y emociones; apuntando a construir desde la confianza, la simplicidad y sencillez, la coherencia y sobre todo la aceptación de la imperfección y la incertidumbre.
Esta tendencia hace referencia a la posibilidad de utilización de memes por parte de las marcas para aumentar la conexión con las audiencias. Según afirma el informe, los memes, más allá de su elocuencia y significado humorístico, “se han convertido en referentes explícitos de la cultura popular que se difunde por las redes sociales. Su relevancia ya no pasa sólo por el humor efímero, se han convertido también en poderosas herramientas de protesta social y política”.
La fuerza de estos íconos radica en su ilimitada capacidad de creación instantánea de mensajes que parten de referencias comunes y de fácil representación, y que gozan de un fuerte impacto en la cultura digital. Allí es donde radica la estrategia para su utilización como una poderosa herramienta de marketing.
Sin embargo su uso no es garantía de éxito, el informe aclara que es muy importante realizarse las siguientes preguntas antes de utilizarlos:
Esta inclinación se refiere a los nuevos hábitos de consumo alimentario ganados en los últimos años, relacionados con el autocuidado y el compromiso con el medioambiente. Ya no sólo se trata de satisfacer la necesidad de la alimentación o del placer de comer, sino que este requerimiento físico se convirtió en un proceso de introspección, de análisis y de observación del estilo de vida que se lleve adelante.
Los consumidores ya no sólo buscan comer, a la hora de realizar sus compras el foco principal está puesto sobre la funcionalidad de los alimentos, en sus ingredientes, en sus procesos de producción y en los beneficios que conlleven.
Este aspecto está condicionando la industria alimentaria y no debe pasar desapercibido.
Si bien heredadas de la pandemia surgieron la necesidad y la urgencia en la digitalización de las compras, hoy los consumidores no le prestan tanta atención al lugar sea este físico o digital, sino al cuándo. “El ‘ahora’ y el ‘ya’ se han convertido en un elemento en el que muchas marcas han encontrado un camino de diferenciación con un consumidor cada vez más ansioso y exigente con su tiempo”.
Si antes lo fundamental era la facilidad y la accesibilidad en las compras, hoy la inmediatez pasó a ser el elemento central. Las marcas se enfrentan a este enorme desafío: la percepción y el valor del tiempo para los consumidores.
Esta tendencia habla de la necesidad de que las marcas sepan construir estrategias que adapten su oferta a las demandas específicas de los clientes, aprovechando las distintas oportunidades que brinda conocer en profundidad los diferentes hábitos entre distintas generaciones. Deben poder conservar sus raíces a la misma vez que experimentan con nuevos formatos y canales para conectar con sus audiencias.
El auge y fuerte asentamiento de la llamada Generación Z empuja a las marcas a considerar sus hábitos de consumo y demandas para trazar las estrategias de marketing, con el objetivo de que estos se vean reflejados en su comunicación, cuestión que influirá definitivamente en la decisión de compra.
Se trata de una tendencia que apunta al interés que se está registrando, de los consumidores, por el poder de la tecnología y los avances científicos de reemplazar las capacidades humanas.
El informe afirma que: “Los avances en las últimas décadas y la aceleración de la digitalización durante la pandemia han hecho que nuestro mundo presencial sea cada vez más limitado, al tiempo que nuestros mundos virtuales se van ampliando y permiten a las personas asimilar la posibilidad de depender cada vez menos del cuerpo físico”.
Esta tendencia hace referencia al notorio incremento del uso de canales y tecnologías digitales por parte de la generación de baby boomers. Las marcas por lo general ignoran la presencia de este segmento poblacional en la esfera digital, pero lo cierto es que esta generación sigue recurriendo e identificándose cada vez más a herramientas, aplicaciones y contenidos digitales para mantenerse conectados, por lo que es un grupo que debe empezar a ser contemplado en las estrategias comunicacionales.
Esta inclinación refiere a lo que esperan los consumidores en relación a las marcas y su accionar, el que no sólo debe estar vinculado a sus propios propósitos sino a las acciones que emprenden para vender pero además en términos de compromiso social y con sus clientes. Existe una ausencia de las mismas en este tópico de conversación, por lo que esta tendencia hace referencia a una generalizada sensación de insatisfacción por parte de los consumidores.
El informe nos indica que “las personas esperan de las marcas más que palabras sobre responsabilidad o grandes ambiciones. Simplemente, quieren que su propósito se refleje en la práctica y tenga impacto en su vida o en su entorno”.
Por último, pero no menos importante y que hace confluir a las demás tendencias de consumo, éste trend hace referencia a la evolución por parte de los consumidores en su interés y expectativas por saber más acerca de los productos que compran, y en ese sentido la información encontrada en los empaques pasó a ser fundamental para la experiencia y la decisión de compra.
Pensar en el packaging desde este aporte de valor consiste en un gran desafío de las marcas para conectar con sus audiencias. Conceptos como los de consumo responsable, sostenibilidad, trazabilidad y seguridad, han ganado mucha importancia a la hora de consumir.