Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Al final hay recompensa. Para el Dr. Raúl Álvarez, “poner límites y ser coherentes en la forma de vida y lo que uno dice, si bien en algún momento puede llegar a caerle mal a los alumnos, con el tiempo lo valoran muchísimo. La recompensa final que uno recibe es muy grande”.
Cumplirá 37 años en la docencia, y aunque haya pasado mucho tiempo las ganas de enseñar se mantienen intactas. El Dr. Álvarez se desempeña actualmente en la Escuela Secundaria n° 4, ex Colegio Nacional, y en el Instituto de Educación Católica en la ciudad de Chacabuco y tiene a su cargo las materias de Sistemas de Información Contable, Gestión y Economía.
“La entrega y pasión que al menos yo pongo es reconocida por mis alumnos. Eso me mantiene todavía en ejercicio a pesar de estar en condiciones de jubilarme. Lo hago porque realmente me siento útil y me siento feliz”, asegura.
Sobre los alumnos, el profesor opina que a lo largo de los años no han cambiado, “conservan esa frescura”. De todas maneras, reconoce que “se ha modificado ahora la avidez de conocimiento” y que afortunadamente “la falta de disciplina que tanto a veces sucede en las escuelas, no es tal en Chacabuco”.
Más allá de sus conocimientos, el Dr. Álvarez indica que hay algo más que puede brindarle a sus alumnos, y que eso también le permitió aferrarse a la docencia más allá de su trabajo como Contador.
En este sentido, expresa: “Son todos números fríos, liquidaciones contables e impositivas que contrastan con la calidez de las relaciones humanas que te ofrecen los alumnos dentro del aula. Los chicos ofrecen otra cosa, esperan que uno les brinde afecto, que le marque límites y en todo eso yo puedo dar un aporte de mi experiencia personal y de vida”.