Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
China aceptó el ingreso de Argentina al bloque del BRICS, a partir de ahora, conocido como BRICSA. ¿De qué se trata esto?. Primero, lo primero: el BRICS es un bloque económico-comercial conformado, al día de hoy, por Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y ahora, Argentina. Hoy por hoy, el BRICS (sin contar a la Argentina) representa el 24% del PBI del mundo, el 42% de la población mundial, el 30% del territorio del planeta y producen un tercio de los alimentos del planeta.
El cambio más próximo, y tal vez el punto más importante en lo inmediato, es el inminente ingreso argentino al Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS. Esto significa la integración a un nuevo organismo económico internacional, con la particularidad de que en esta ocasión, dicho organismo no responde ni tiene relación directa con los organismos tradicionales de financiamiento, es decir, una alternativa a entidades como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Otro de los objetivos de estos créditos es “aumentar la capacidad exportadora de los países miembro”.
Los últimos días de septiembre llegaron con un movimiento importante en torno a los bloques económicos globales: China aceptó el ingreso de Argentina al bloque del BRICS, a partir de ahora, conocido como BRICSA. ¿De qué se trata esto? Primero, lo primero: el BRICS es un bloque económico-comercial conformado, al día de hoy, por Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y ahora, Argentina. El génesis de esta asociación se dio a comienzos del siglo XXI, cuando el economista británico Jim O’Neill buscó una forma de llamar a las economías emergentes con más proyección a futuro. Corría el año 2001, y O’Neill también pensó dicha asociación en torno a características similares de ese grupo de países: territorios amplios, mercados emergentes, monedas con cierto fortalecimiento, expectativa de crecimiento del PBI y una gran cantidad de recursos naturales.
Si bien no fue hasta 2008 en que se dio formalmente su conjunción, dos años antes se dio la primera reunión entre representantes de Brasil, Rusia, China e India (BRIC). Por aquel entonces, analistas financieros internacionales auguraban que ellas serían las cuatro economías dominantes para el año 2050.
El contexto internacional (sobretodo la crisis financiera del 2008, conocida como “Gran Recesión” y conflictos bélicos, como el de Rusia y Ucrania, que data desde 2014), apuró ciertos procesos y también la apertura del bloque a nuevas economías.
Hoy por hoy, el BRICS (sin contar a la Argentina) representa el 24% del PBI del mundo, el 42% de la población mundial y el 30% del territorio del planeta.
La solicitud formal de Argentina para el ingreso al bloque se dio en mayo de este año. Si bien hace tiempo que el acrónimo BRICSA suena en el ámbito internacional, la temporalidad del pedido no fue al azar: pocos meses antes, Rusia y China comenzaron a dar indicios de que sería un buen momento para que la lista de miembros se amplíe. Con la confirmación de Argentina, además, llegan nuevas propuestas, como la de sumar a Argelia y a un bloque de países petroleros árabes, entre los que se encontrarían Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Bahréin y Emiratos Árabes Unidos. México e Indonesia son también otras alternativas.
Pero yendo al caso de nuestro país, hay varias aristas para pensar y analizar qué implica su ingreso. En principio, hay cuestiones analizables que no son terreno confirmado ya que el bloque, al menos hasta el momento, no tiene un proceso estandarizado de cumplimientos para los nuevos miembros. Como hecho prioritario, debemos decir que Argentina cumple con algunas de aquellas premisas iniciales por las cuales O’Neill analizó al primer grupo del bloque: un extenso territorio, riqueza en recursos naturales y un crecimiento sostenido del PBI anual en el período 2003-2017, con solo algunos años en baja. Por otro lado, la posición geográfica argentina es un punto de análisis importante: en la reconfiguración de los poderes globales, la oposición al bloque dominante Estados Unidos - Unión Europea necesita de la alianza de economías emergentes que puedan potenciarse entre sí.
El bloque Argentina-Brasil, un posible ingreso de México, y el probable poderío de un bloque oriental petrolero harían que el BRICSA se vuelva sumamente fuerte de cara a la discusión de la famosa Agenda 2050. Además, el conflicto bélico con Ucrania pone a Rusia en una situación internacional compleja. A pesar de la falsedad del “aislamiento diplomático” como tal, es cierto que la relación con los países centrales está erosionada y constantemente a punto de empeorar. De esa forma, ampliar las relaciones en un bloque donde es uno de los “principales accionistas” pasa a ser, también, una necesidad.
Pero bien, ¿qué ganaría Argentina con su ingreso?. Ese tema también es motivo de análisis y también de ciertas especulaciones. Lo cierto es que teniendo en cuenta las condiciones coyunturales y algunos antecedentes, se puede preveer algunos movimientos interesantes en torno a lo geopolítico. El cambio más próximo, y tal vez el punto más importante en lo inmediato, es el inminente ingreso argentino al Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS, cuya sede central está radicada en Shangai, China. Esto significa la integración a un nuevo organismo económico internacional, con la particularidad de que en esta ocasión, dicho organismo no responde ni tiene relación directa con los organismos tradicionales de financiamiento, es decir, una alternativa a entidades como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
De esta forma, se asegura, Argentina se garantizaría nuevos accesos a créditos denominados de “capital para el desarrollo”, en general, para uso exclusivo de infraestructura. Se abre así una vía de financiamiento que podría tener una mayor incidencia en el crecimiento de las inversiones energéticas del país. Otro de los objetivos de estos créditos es “aumentar la capacidad exportadora de los países miembro”.
Como otro punto en orden de importancia, también podría significar un aumento de las relaciones comerciales no solo con los países miembro, sino también con aquellas naciones que mantienen ciertas relaciones de segundo orden con ellos, ya que, en uno de los objetivos principales del bloque desde su creación, se expresa “fortalecer los sistemas de acuerdos multilaterales entre estos países y con terceros”.
En ese mismo sentido, en la última Cumbre BRICS, se destacó que los países miembro actuales producen un tercio de los alimentos del mundo, y que “están listos” para avanzar conjuntamente en una planificación de producción para la erradicación del hambre global. Para ello, los responsables de las políticas agrarias de cada país mantienen reuniones con cierta periodicidad para compartir experiencias y conocimientos en torno a la investigación y desarrollo de políticas agrícolas que favorezcan ese crecimiento. En un informe reciente de la Organización de las Naciones Unidas, se expresa: “Estos países cuentan con fuertes sistemas de investigación enfocados en muchos de los desafíos que enfrentan los países en desarrollo, como alimentar a una población en crecimiento de una manera sostenible. Ante este escenario, se vuelve prioritario la investigación avanzada, la biotecnología, la agroecología y la agricultura climáticamente inteligente que se adapte a los cambios inciertos que enfrentan los agricultores”. En ese aspecto, se ha destacado que nuestro país encabeza desde hace tiempo diversos procesos de investigación en materia agrícola, además de los recursos con los que cuenta y el potencial para su ampliación.
Este último punto de ventaja, se entrelaza con los argumentos de los detractores del ingreso. En general, las críticas al pedido formal de Argentina para formar parte del BRICS son dos: en primer lugar, lo ya mencionado: la compleja relación de Ru