Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
El autor propone desarrollar la habilidad de tener en cuenta los sentimientos cuando razonamos o buscamos soluciones que se centra en cómo las emociones afectan al sistema cognitivo y cómo nuestros estados afectivos impactan al tomar decisiones, sobre todo en cómo procesamos la información.
Propone que “seamos asertivos o intentémoslo, cultivemos la capacidad que permite manifestar abiertamente los pensamientos, ideas y opiniones, respetando los derechos propios y los de los demás; esto incluye poder expresar desacuerdo, sin por eso caer en ser desagradable o agresivo. Ser asertivo es poder establecer prioridades y límites, sin sentir culpa por ello.”
Finalmente, incentiva a los colegas “a expresar sus emociones, o permitirnos reconocerlas”.
La definición clásica de “La toma de decisión” puede expresarse como “un proceso que consiste en hacer un análisis y elegir entre varias opciones un curso de acción” (Chiavenato, 2009) y así podemos mencionar a diversos autores en ese orden.
Sin embargo, la emoción es inherente a cualquier toma de decisión, ya sea por nuestra historia, la de los involucrados, la organización o bien por el contexto que rodea esa situación que debemos atender.
Es por ello que comparto e invito a la reflexión sobre dos planteos acerca de las decisiones, a saber:
Daremos inicio transmitiendo que el proceso cognitivo unido a una emoción, constituye lo que nos hace tomar una decisión.
En una de nuestras facetas como Consultores y Profesionales en Ciencias Económicas, debemos tomar decisiones o bien asesorar en la toma de decisión en diversas organizaciones.
Por eso, es que quiero compartir con ustedes el Enfoque de “Situaciones que requieren atención” por sobre el Enfoque de “Resolución de problemas o conflictos”.
Constituye un verdadero desafío para nosotros como profesionales, ya sea en nuestro rol de asesores, como dirigentes, o en nuestra faz personal, que podamos detenernos a evaluar, comprender y sentir, la importancia de los factores subjetivos y emocionales que existen detrás de cada planteo que implique la toma de una decisión.
Imaginemos juntos situaciones que nos haya tocado vivir en la práctica y contextualicémosla en los siguientes enfoques:
Cuestionamiento Operacional:
Observaciones:
Objetivo:
Consideraciones:
Propuesta de Acción:
Desarrollo:
Luego de la escucha activa y la dinámica realizada, damos el siguiente paso.
Luego del desarrollo de lo hasta aquí planteado, y previo al desarrollo de posibles planes de acción a elevar a la organización, es un momento oportuno para nuevamente reflexionar con la persona, área, gerencia o sector que realiza el planteo, y consultarle:
A continuación del tiempo dedicado al análisis arriba descripto, es el momento de la Exposición del Planteo a realizar y definir los parámetros a considerar:
Lo aquí mencionado constituye una guía de acción, pudiendo existir diversos interrogantes o temáticas a incluir. Recordemos que nuestro objetivo es brindar a la organización una presentación sólida y completa sobre la temática que requiere atención, fomentando la reflexión y el sentido de la decisión a tomar. Pudiendo discriminar cómo el factor emocional repercute en los planteos iniciales o en las tomas de decisiones impulsivas, por no permitir, el espacio a la reflexión.
Hoy buscamos destacar y transmitir la importancia que tiene la redacción clara e inicial de la "Situación que requiere atención", ya que luego derivará en el planteo de las propuestas o alternativas de acción, que lo ampliaremos en otra oportunidad.
En nuestro ámbito personal y como profesionales en ciencias económicas inmersos en organizaciones, más que nunca debemos trabajar y reconocer el coeficiente emocional. Cuántas decisiones hemos visto tomar a gerentes, propietarios, políticos, emprendedores, desde la queja, el miedo, la culpa, el resentimiento por el pasado o por obligación. Recuerden las consecuencias y costos de dicho accionar.
Seamos asertivos o intentémoslo, cultivemos la capacidad que permite manifestar abiertamente los pensamientos, ideas y opiniones, respetando los derechos propios y los de los demás; esto incluye poder expresar desacuerdo, sin por eso caer en ser desagradable o agresivo. Ser asertivo es poder establecer prioridades y límites, sin sentir culpa por ello.
Esta habilidad de tener en cuenta los sentimientos cuando razonamos o buscamos soluciones, se centra en cómo las emociones afectan al sistema cognitivo y cómo nuestros estados afectivos impactan al tomar decisiones, sobre todo en cómo procesamos la información.
Por último y como reflexión final, incentivarlos a expresar sus emociones, o permitirnos reconocerlas.
“Cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta… eso no es fácil.” - Aristóteles
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