Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
El es un “ecosistema digital”, un entorno de post-realidad en el que, como objetivo, está poder entablar vínculos, trabajar, entretenerse y también realizar transacciones comerciales. Se estima que en la próxima década podría sumar un 2,8% al Producto Bruto Interno mundial, es decir, 3 billones de dólares para 2031. A eso, desde JP Morgan agregan que próximamente podrían concretarse un total de 54 mil millones de dólares con transacciones exclusivas del metaverso y 60 billones de mensajes instantáneos diarios. En un mediano plazo, se estima que el 25% de los puestos laborales del mundo se darán dentro del metaverso, por la versatilidad que adoptará este sistema en diversos apartados. Además, aseguran que para 2026, al menos una hora del día estará ocupada, en términos generales, a estudiar, trabajar, o entretenerse dentro de alguna plataforma del metaverso
Argentina es “líder en el desarrollo del Metaverso”, ocupando el segundo lugar en juegos cripto de Sudamérica y la quinta posición a nivel global.
Las promesas de una nueva forma de relacionarse socialmente a través de la web ya no son historias utópicas, distópicas o de ciencia ficción: cada avance y modificación nos acerca a aquello que en otro tiempo parecía muy lejano. En ese contexto es que aparece el Metaverso, un nuevo entorno que promete cambiar nuestras formas de relacionarnos en todos los ámbitos, y por supuesto, también en las relaciones económicas.
En primer lugar, veamos de qué se trata el Metaverso. Si vamos a la mayoría de las definiciones, nos encontraremos con la explicación de que es un “ecosistema digital”, un entorno de post-realidad en el que, como objetivo, está poder entablar vínculos, trabajar, entretenerse y también realizar transacciones comerciales. No solo se refiere este concepto a compartir un mismo espacio virtual, sino también hace un hincapié importante en la “experiencia” como eje principal del desarrollo.
Para historizar un poco nos debemos remontar al año 1992, que fue el momento en que el término “metaverso” nació: fue en la novela Snow Crash de Neal Stephenson. Como curiosidad, allí mismo nació también el término “avatar” para referirse a una foto de identidad de usuarios.
En el medio pasaron muchas cosas: simuladores de vida presentados como videojuegos, o plataformas virtuales vía internet que se dedicaban exclusivamente a que el usuario pudiera tener una “segunda vida”, llegar a su hogar y poder distraerse y entretenerse con una personalidad virtual. Sin embargo, todo eso quedaba allí: todas las acciones y actividades no tenían incidencia luego en la “vida real”. Este nuevo Metaverso, aseguran, viene a cambiar por completo eso.
Quien impulsa esta nueva forma es Mark Zuckerberg, creador de Facebook, quien para mostrar la “seriedad” del proyecto decidió cambiar directamente el nombre de su empresa por “Meta”. El desarrollo del Metaverso está en pleno auge y, a pesar de que está en manos del mencionado empresario, comienza a abrirse el espacio para que diferentes actores se explayen allí. Es decir, hablar hoy en día -y de aquí en adelante- del Metaverso, no es hablar de una plataforma única o particular, sino de las relaciones virtuales que se desarrollen con un fuerte impacto en la vida -y en la economía- real.
La gran diferencia que existe con los vínculos digitales conocidos hasta el momento es que se busca “trascender la pantalla”. La experiencia del Metaverso busca ser inmersiva, con una realidad aumentada, y contener un espacio híbrido entre lo real y lo virtual. Este proyecto, en el que ya importantes empresas están incursionando (Google, Apple, Microsoft, Nike, Epic Games), se estima que esté realmente completado dentro de los próximos 10 o 15 años. Para ese momento, asegura Zuckerberg, todas las relaciones comerciales y sociales se verán atravesadas y modificadas por este nuevo “universo”. Promete de esta forma ser la nueva “web”.
Yendo a lo que nos compete, vamos a indagar sobre cómo se mueven la economía y las finanzas en este incipiente Metaverso. Como se mencionó, en primer lugar hay que saber que no se puede hablar de un único “Metaverso”, sino que, al menos por ahora, se trata de un conjunto naciente de diversos ecosistemas. Dicho esto, también cabe aclarar, que los análisis al respecto, hechos por diversos profesionales de las finanzas a nivel internacional, también cuentan con la misma insipidez que el propio espacio virtual. Sin embargo, hay acciones concretas que dan indicios de diversos parámetros.
Por su parte, la consultora Gartner afirma que, en un mediano plazo, el 25% de los puestos laborales del mundo se darán dentro del Metaverso, por la versatilidad que adoptará este sistema en diversos apartados. Además, aseguran que para 2026, al menos una hora del día estará ocupada, en términos generales, a estudiar, trabajar, o entretenerse dentro de alguna plataforma del Metaverso. Por otro lado, en menos de cinco años, un tercio de las empresas y organizaciones podrían contar con algún tipo de servicio en esta modalidad.
La nueva “economía virtual” incluiría el dinero habitual, con monedas digitales, NFT y criptomonedas.
Quienes trabajan e impulsan el desarrollo del Metaverso aseguran que, además de las nuevas formas de entretenimiento -tal vez, el punto más fuerte de este nuevo concepto- uno de los aportes más importantes del próximo tiempo tendrá que ver con el marketing y el uso de datos para empresas, ya sean multinacionales o locales y poder establecer formas más cercanas de comercializar sin barreras espacio-temporales. ¿De qué manera? En primer lugar, reduciendo costos en publicidad, como ya viene pasando con distintas plataformas (como Google Adwords) en donde con menor inversión se llega a un número más alto -y de público objetivo- que con la publicidad en medios tradicionales. Pero por otro lado, se buscará utilizar la big data de forma tal de que la experiencia personalizada no sea únicamente para el usuario, sino para el análisis individualizado y posteriormente grupalizado con el que las empresas contarán para ofrecer sus servicios y productos. El debate al respecto es muy grande, y se habla de la aceptación obligatoria de términos para poder compartir prácticamente toda la información de uso a estos fines.
En torno al desarrollo urbano, el caso de Singapur es un tema a seguir. A través de una “ciudad espejo” virtual, se llevó a cabo una planificación urbana que dio grandes resultados: dando también a los ciudadanos la posibilidad de explorar de manera gratuita cómo quedará su ciudad o barrio a través de diversas mejoras propuestas. Este sistema será integrado también en otras ciudades, como Seúl, que ya anunció que está trabajando en una réplica virtual exacta y a tiempo real de la ciudad. Las “smart cities” son también una parte fundamental de la apuesta en el Metaverso.
Más allá del potencial a la hora de hablar del Metaverso -debido a su desarrollo, en algunos casos, aún totalmente desconocido sobre qué abarcará- ya hay pruebas fehacientes y modelos de trabajo y entretenimiento que están siendo utilizados, o que incluso nosotros mismos utilizamos cotidianamente. Uno es, por ejemplo, el Google Maps o los mapas interactivos de GPS. En el último mundial de fútbol de Qatar 2022, la FIFA desarrolló un sistema de realidad aumentada en donde los espectadores de los partidos, en los propios estadios, podían tomar con su cámara de fotos integrada al teléfono imágenes del partido y seleccionar estadísticas del jugador enfocado en tiempo real. Otras de las formas en donde más se utiliza en la actualidad, es como se mencionaba, en el entretenimiento, y particularmente la industria del gaming: Oculus Quest 2 (también perteneciente a Meta) y Pokemon Go son dos de las experiencias más populares en ese sentido.
A nivel nacional también hay un interesante desarrollo en torno al Metaverso. Pese a lo que muchos pueden imaginar, un informe de Iproup indica que Argentina es “líder en el desarrollo del Metaverso”, ocupando el segundo lugar en juegos cripto de Sudamérica y la quinta posición a nivel global.
En el mencionado informe, se destacan tres iniciativas nacionales como importantes en el Metaverso, siendo Decentraland la más compleja y en alza. Según se indica, este es uno de los metaversos con mayor potencial a nivel mundial, tratándose de una plataforma de realidad virtual que cuenta con un token de criptomoneda propia, la $MANA (basada en la blockchain de Ethereum) que se encuentra en la actualidad en el top 50 de este tipo de divisas, con una capitalización de alrededor de US$ 1.250 millones, considerado entonces un unicornio argentino.
La plataforma argentina fue creada en 2015 y recibió elogios de los principales desarrolladores del Metaverso, como Mark Zuckerberg. Marcas como Gucci y Balenciaga ya tienen su tienda virtual en este proyecto y hasta Netflix utilizó la plataforma para publicitar algunas de sus series.
Pero Decentraland no es el único proyecto nacional que pisa fuerte. La Universidad de Buenos Aires también tomó la iniciativa en el plano de la educación creando su propio Metaverso, con un espacio digital en donde se puede interactuar. Con un entorno estético similar al de un videojuego, con la Facultad de Derecho como escenario representado, se puede acceder a contenidos interactivos, debatir, leer y demás. Por otro lado, la agencia argentina Dogo Creativo está organizando diversas conferencias y actividades para universidades de todo el mundo en el Metaverso.
Otros mundos digitales que forman parte del Metaverso creados en Argentina son Metaverse Mall, un centro comercial en donde se puede comercializar con diversas marcas; iPeek Nation, una comunidad virtual en donde se puede acceder a galerías de arte, salas de reuniones y conferencias, y compartir información en general basándose en la web3 ;y Gangsters Paradise, un juego en donde se pueden obtener tokens.
De esta forma, se repiensa también en Argentina la “identidad digital” y comienza a verse plasmado el desembarco de estas nuevas formas de interactuar y de, sobretodo, comenzar a tejer lazos comerciales, ya sea de forma pequeña-minorista o apuntando a un crecimiento mayor.