En la actualidad se suscita también una nueva controversia de análisis con respecto a este fenómeno mundial: ¿estamos asistiendo al fin de la globalización?. Varios analistas aseguran que, al menos, sí se está dando el fin de la globalización tal y como la conocemos en las últimas tres décadas. Uno de los principales economistas que analizan este fenómeno a nivel internacional es Nouriel Roubini. ¿Cuáles son los indicadores de un fin de la globalización tal y como la conocemos?.En principio, la política económica proteccionista que están llevando adelante varios gobiernos del mundo, sin distinción de orientación política. A eso se le suma el endurecimiento de las políticas migratorias que han adoptado distintos países, sobretodo Estados Unidos y del oeste de Europa. A partir de esta crisis sistémica, las economías de doble circulación pretenden, a diferencia de la libertad de comercio, separar la economía nacional de la internacional, con un proteccionismo puertas adentro y buscando beneficios puntuales y estratégicos en el comercio global.

A la hora de hablar de globalización, es prácticamente imposible lograr un acuerdo sobre cuál es su origen: desde aquellos que lo vinculan con la llegada de Colón a América en 1492, quienes dicen que comenzó con el comercio post revolución industrial, a otros que vienen más acá en el tiempo y toman el fin de la Segunda Guerra Mundial como el impulso principal de la globalización y la caída del Muro de Berlín como su consolidación. Así como ese origen es un debate irresuelto, en la actualidad se suscita también una nueva controversia con respecto a este fenómeno mundial: ¿estamos asistiendo al fin de la globalización? Varios analistas aseguran que, al menos, sí se está dando el fin de la globalización tal y como la conocemos en las últimas tres décadas.

Uno de los principales economistas que analizan este fenómeno a nivel internacional es Nouriel Roubini, profesor de Economía en la Universidad de Nueva York, quien es reconocido por haber sido quien auguró en 2006 en un foro del Fondo Monetario Internacional lo que fuera la crisis financiera de 2008, la cual sucedió en parámetros sumamente similares a los que había anunciado el economista. A partir de eso, Roubini es frecuentemente consultado sobre sus observaciones de lo que será la economía en el corto y mediano plazo. En los últimos meses, el economista destacó una serie de puntos que, asegura, son las nuevas amenazas que acechan al mundo económico. Entre ellas, el “fin de la globalización”, como un fenómeno que ya está en marcha. 

El economista Nouriel Roubini habla de un “cambio radical” en el régimen económico global.

Globalización, estanflación, y cambios radicales en la Economía

Roubini manifiesta que se está dando un cambio radical del régimen económico global, un suceso que, si bien comenzó a darse -como coinciden también otros analistas- en 2008 en la crisis financiera, se profundizó estructuralmente durante la pandemia. A raíz de esto, vendrán (en algunos casos, ya se está dando de esta manera) economías más cerradas que además, en paralelo a una serie de factores, que harán que la economía mundial entre en un período de estanflación. Para conocer más sobre el fenómeno de estanflación, puede consultar el artículo publicado en nuestra revista.

¿Cuáles son los indicadores de un fin de la globalización tal y como la conocemos? En principio, la política económica proteccionista que están llevando adelante varios gobiernos del mundo, sin distinción de orientación política.

¿Cuáles son los indicadores de un fin de la globalización tal y como la conocemos? En principio, la política económica proteccionista que están llevando adelante varios gobiernos del mundo, sin distinción de orientación política. A eso se le suma el endurecimiento de las políticas migratorias que han adoptado distintos países, sobretodo Estados Unidos y del oeste de Europa. 

Se le suma la deuda pública y privada, que a cada momento aumenta más. Roubini habla de una “trampa” en torno a la deuda de los países, que se verán imposibilitados de estabilizar su política económica en un corto plazo, debido a que, por la presión de deuda, caerán irremediablemente en crisis de mayor o menor magnitud. 

Por otro lado, se observa una posible caída del dólar como la divisa hegemónica de transacción internacional, con el alza de otras monedas y divisas digitales, lo cual sería otro sintoma de esta ruptura globalizante. 

Los cambios en los hábitos de consumo social también son un fenómeno a analizar desde la óptica estanflacionista: Roubini asegura que las nuevas generaciones tienen una mayor tendencia a producir y ahorrar, mientras que sus generaciones anteriores producen mayores tipos de inversiones.

 

¿Qué son las economías de doble circulación? 

En este augurio del fin de la globalización (se reitera el concepto de un final tal y como lo conocemos, y no de un final absoluto) aparece un nuevo tipo de modalidad económica: la economía de doble circulación. ¿De qué se trata? A partir de esta crisis sistémica, las economías de doble circulación pretenden, a diferencia de la libertad de comercio, separar la economía nacional de la internacional, con un proteccionismo puertas adentro y buscando beneficios puntuales y estratégicos en el comercio global. 

La Guerra entre Rusia y Ucrania se sumó a la crisis de 2008 y la pandemia para acelerar los cambios económicos.

Es cierto que, desde la crisis de 2008, y aún más marcado a partir de 2010, el comercio internacional tuvo un estancamiento evidente, que se fue recuperando a lo largo de la década. Pero aquella recuperación, cada vez más lenta y costosa, tuvo su choque estrepitoso con la pandemia de Coronavirus: economías restrictivas y una baja en las exportaciones en un modelo que, según se estima, llegó para quedarse, al menos por una buena cantidad de tiempo más. Los modelos económicos de los países comienzan a mirar mucho más hacia adentro, con una fragmentación a lo sumo regional y ya no intercontinental.  

Las nuevas generaciones tienen una mayor tendencia a producir y ahorrar, mientras que sus generaciones anteriores producen mayores tipos de inversiones.

Por su parte, la guerra de Rusia y Ucrania acentuó aún más esta tendencia. El conflicto bélico rompió esa lenta (muy lenta) estabilización globalista y reforzó los análisis que no pocos economistas y analistas realizaban con anterioridad. Las sanciones económicas a Rusia y su expulsión de bloques y acuerdos internacionales, así como el corte de suministro de recursos naturales -como el gas- son una muestra ineludible de ello. Por otro lado, la crisis y tensión constante entre países centrales de Occidente con Rusia y China parece avizorar, con situaciones concretas, un mundo esquematizado y fragmentado. Es que, en este nuevo juego geopolítico de economías cerradas, también está en disputa la nueva hegemonía del mundo. Si bien el sistema en sí no está en juego -claramente, esta “Guerra Fría” del Siglo XXI se da, en mayor o menor medida, bajo las reglas del capitalismo-, sí la disputa se da a partir de quién manejará mayoritariamente los hilos como potencia en los próximos años.

Este nuevo panorama internacional también tiene que ver con la frustración de lo irrealizable del “sueño americano”, que en los países centrales hace tiempo ya es una derrota. La vara social desconfía de ese discurso de antaño y busca nuevas respuestas: de ahí a que las ideas de economías basadas en la producción y la inversión nacional, cerrando fronteras, tome cada vez más fuerza. Los sectores estratégicos, sobretodo energía, alimentos y tecnología, son quienes están al frente de las economías de doble circulación. De esta forma, según un informe económico de Bloomberg, la relación en los países de “doble vía” sería de un 80/20: el número más alto dedicado a la producción nacional y al abastecimiento interno, garantizando una base de bienestar y servicios para los ciudadanos; por otro lado, el 20% de alta productividad para el sector exportador. 

Más allá de los análisis -algunos más tremendistas y otros más conservadores-, todo parece indicar que este nuevo tipo de emprender las relaciones internacionales está en auge, con el objetivo de tener un mayor control sobre las economías nacionales y poder ejercer así un mayor peso en la disputa por el terreno global.  


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