Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
El síndrome del Impostor es un tipo de fenómeno neurológico que puede afectar a profesionales y trabajadores de todas las áreas. Sin embargo, muchos profesionales de Ciencias Económicas indican haberlo padecido al menos una vez a lo largo de su trayectoria profesional. Detectarlo y trabajarlo, resulta fundamental para el correcto desarrollo laboral y el propio bienestar mental.
El Síndrome del impostor es un fenómeno neuropsicológico en el cual una persona se siente poco inteligente, capaz o creativa, pese a la evidencia que indica que es hábil o exitosa en lo que hace. Esto genera una sensación de inseguridad y la percepción de ser un “impostor” en el espacio de trabajo.
Este síndrome puede afectar negativamente la carrera profesional, pero también a un equipo de trabajo o a un líder. Quienes lo padecen están convencidos de no ser aptos para el puesto que ocupan.
En muchos casos, suelen padecerlo personas que se encuentran en puestos de gran responsabilidad o con una carrera profesional de éxito. De hecho, a mayor éxito, más se duda de lo conseguido. Así, este fenómeno aumenta y alcanza los pensamientos de la persona, convirtiendo sus logros en fracasos, conduciendo a la ansiedad, el agotamiento y el estrés, afectando el desempeño laboral.
En una profesión donde el trabajo arduo, los altos estándares y el rendimiento superior constante son muy importantes, tratar de cumplir con las demandas puede ser abrumador.
Este padecimiento puede ser muy habitual en los profesionales de las Ciencias Económicas, al buscar resultados de excelencia. Son quienes deben guiar a sus clientes, mantenerse al día con la legislación y otras iniciativas gubernamentales, y asesorar sobre la estabilidad e integridad financiera. Todas estas demandas los pueden llevar a sentir que no son lo suficientemente buenos o que no están cumpliendo con los estándares fijados.
“Un efecto importante en este síndrome es el creciente marco competitivo que es común en cualquier actividad pero los profesionales en ciencias económicas parecen ser los que más lo están sufriendo”, afirma en diálogo con RePro el Contador Público Dr. Luis Spognardi, especializado en coaching de desempeño.
Una investigación de la Asociación de Contadores Públicos en Inglaterra, mostró que durante el año 2022 el 98 % de los contadores se sintió estresado todos los días y el 60 % no se sintió lo suficientemente conforme con el trabajo realizado en los últimos 2 años.
En caso de detectar algunas de estos comportamientos, es recomendable buscar herramientas para superarlos, ya que pueden ser muy limitantes en el trabajo cotidiano. Si bien lo más recomendable es acudir a un profesional cualificado, se puede comenzar reconociendo de dónde nacen estas conductas.
El síndrome del impostor se combate con hechos, por eso en una primera instancia es importante poder identificar, analizar y asumir lo que se está sintiendo, para luego dividir entre aquello competente y lo que no se puede controlar y se encuentra fuera de las propias responsabilidades.
Este síndrome hace sentir a quien lo padece que no merece sus logros profesionales, que no es tan eficiente o habilidoso como los demás creen y que todo ha sucedido gracias a la “suerte”. Pero estas inseguridades no son más que la hipótesis de una mente con miedo y falta de confianza. Ante esta realidad, el profesional debe enfrentarse a la reflexión e iniciar un proceso de autovaloración, donde logre diferenciar los hechos reales, de los pensamientos que le generan dicho malestar, con el fin de evitarlos y encontrar la satisfacción en los logros y objetivos alcanzados, cultivando la confianza en sí mismo.
A su vez, investigaciones en el tema, determinan que es fundamental alentar a los trabajadores a construir límites cognitivos en torno a su trabajo donde tengan tiempo de restablecerse mentalmente después de períodos estresantes, rompiendo esos ciclos de estrés. En ese sentido, en el caso de los trabajadores más jóvenes, muchas veces necesitan ayuda para involucrarse en los espacios de trabajo, con el fin de detener el sentimiento de sentirse un impostor desde el principio.