Los contadores Enrique Villareale y Raúl Álvarez, compartieron sus experiencias profesionales con nuestra revista Realidad Profesional. El Dr. Villareale se recibió en 1971, y desempeñó sus habilidades contables tanto en relación de dependencia como en el trabajo independiente. Hoy, aconseja a los jóvenes usar las herramientas que brinda nuestro Consejo para poder desempeñarse libremente en la profesión. El Dr. Álvarez también se graduó en el año 1971, y si bien ejerció la profesión en diferentes ámbitos,  su gran pasión fue por la docencia.

Ambos resaltan las oportunidades y gran satisfacción que les ha brindado y les sigue dando aun hoy la profesión elegida años atrás.

El Dr. Enrique Villareale, Contador Público (Tomo 29, Folio 47, matriculado en el Consejo Profesional de la Provincia de Buenos Aires), terminó el secundario en el colegio Comercial de Junín. En principio quería estudiar medicina, pero finalmente tomó la decisión de estudiar la carrera de Contador: Mi madre me insistió en que estudiara, en mis últimos años de secundaria falleció mi padre, y la intención de ella era que yo pudiera estudiar, así que me di el gusto y me fui a estudiar a La Plata”, recuerda hoy el profesional a sus 79 años.

Cuando piensa en sus primeros años como estudiante, recuerda que viajaba a Junín cada 15 días. En ese entonces era hincha de Sarmiento de Junín, por lo que ir a ver los partidos era la excusa perfecta para pasar esos años viajando a su ciudad natal.

“Trabajando y estudiando logré recibirme en septiembre del 71” comenta el Dr. Villareale y agrega que la última materia le llevó un año. “En ese entonces trabajaba en el Ministerio de Economía, y en el año 70, faltándome una sola materia para recibirme, me ofrecen hacer el censo en Junín y lo acepté. Fue desde mayo del 70 hasta diciembre cuando se terminaba todo el papelerío, con esa plata me compré mi primer auto y al año siguiente me pude recibir”.

A mí la carrera me resultó bastante trabajosa, porque estudiar y trabajar no fue fácil. Pero por suerte hoy en día estoy cómodo y conforme.
El Dr. Enrique Villareale trabajando desde su oficina.

La carrera independiente en el mundo contable

En diciembre del año 71 había contrataciones para hacer auditorías por ingreso brutos, y se lo ofrecieron, por lo que decidió quedarse haciendo esas tareas durante un año, hasta que uno de sus supervisores, que era de La Matanza, le ofreció trabajar en un estudio contable ubicado en esa localidad: “Me vendió una parte del estudio, y empecé ahí mi carrera como independiente”. Recién en el año 78, con el cambio en el ejercicio de la profesión, le ofrecieron un puesto como gerente en dicho estudio. “Ahí hice toda la tarea gerencial y contable, lo impositivo lo hacía otro contador. Y en ese puesto estuve muchos años. Sin embargo, cuando me casé me mudé a Ramos Mejía que es donde vivo actualmente”.

“Al cumplir los 65 años me jubilé. De todas maneras seguí viajando todas las semanas al estudio, trabajaba como colaborador y ayudando a quien sería mi remplazo. Ya pasado un tiempo, y cuando quien me sucediera adquirió las herramientas necesarias, lo fui dejando y ahí me empecé a dedicar únicamente a la profesión independiente”, relata el Dr. Villareale.

Con la pandemia y las oportunidades de trabajo remoto que eso dio, el Dr. Villareale continuó con el trabajo desde su casa. Expresa que siempre se mantuvo actualizado y le fue de mucha ayuda el Consejo Profesional y los colegas delegados de Junín. “Mis años trabajados fueron mayoritariamente en relación de dependencia, y en ese sentido fue de una gran ayuda que el Consejo nos permitiera seguir trabajando aun luego de estar jubilados. A los jóvenes profesionales de hoy les aconsejo matricularse y usar las herramientas que tiene el Consejo para poder ejercer la profesión de manera independiente. A mí la carrera me resultó bastante trabajosa, porque estudiar y trabajar no fue fácil. Pero por suerte hoy en día estoy cómodo y conforme”.

El Dr. Raúl Álvarez en la entrega del recordatorio por sus 50 años en la matrícula, en la Delegación Chacabuco.
Pude combinar la frialdad de los números con la calidez de las relaciones humanas que se tiene en el trato con los alumnos, y eso me sirvió para compensar una cosa con la otra.

De números y decisiones

Finalizando el colegio, el Dr. Raúl Álvarez, Contador Público, tenía la idea de hacer una carrera universitaria que tenga que ver con los números. En principio pensó en ingeniería pero luego de tener las materias de contabilidad y economía en la escuela, se inclinó por la carrera de contador. Por lo que una vez terminados sus estudios secundarios, se fue a La Plata en el año 67.

Fue un cambio muy grande mudarme a La Plata y comenzar la universidad, muchos estudiantes del interior notábamos la diferencia que teníamos en cuanto a la preparación y conocimientos, con otros compañeros. Por suerte con el pasar de los meses esa diferencia se acortó. Yo por esos años estudiaba para saber, no por la nota, realmente me interesaba aprender. Fueron años de experiencia y para sorpresa mía, el último año de cursada, donde estudiaba todo el día, pude rendir todas las materias y logré recibirme al día en el año 71”, resume el Dr. Álvarez.

En el año 72 los jóvenes debían cumplir con el Servicio Militar Obligatorio, actividad que le permitió comenzar a trabajar en un estudio contable de La Plata recién en el año 73. Sin embargo este trabajo fue temporal, ya que en marzo de ese año le surgiría una propuesta en su ciudad natal, Chacabuco: “La decisión de volverme a Chacabuco la maduré bastante, al principio quería quedarme en La Plata. Pero cuando surgió la oportunidad de trabajar en una empresa tan importante en la ciudad, decidí volverme”. Fue entonces que comenzó como subgerente administrativo en la empresa Molino Chacabuco, estando ahí más de 7 años y terminando como gerente general.

Aprendí las herramientas pedagógicas con la experiencia, y eso me marcó porque en tantos años supe tener casi 5000 estudiantes teniendo una gran llegada al alumnado. Fueron los momentos más felices.

Un balance de números y relaciones humanas

La carrera de Contador es una gran experiencia para quienes les gustan los números, siendo una profesión que abre infinidad de oportunidades, pero exige mucho. El contador Álvarez, detalla algunos de sus trabajos y destaca la suerte que tuvo de haber podido experimentar el ámbito de la docencia: “Pude combinar la frialdad de los números con la calidez de las relaciones humanas que se tiene en el trato con los alumnos, y eso me sirvió para compensar una cosa con la otra”.

El Dr. Álvarez recuerda sus años como profesor en la educación terciaria y secundaria, y expresa que fue un trabajo que ejerció con mucha pasión, amor y dedicación. “Estuve 37 años como docente, di matemática financiera, economía, finanzas, contabilidad, liquidación de sueldos, administración de empresas, gestión organizacional. Y esa oportunidad me la dio la profesión, aun que no era docente, pude hacerlo con mi titulo de contador. Aprendí las herramientas pedagógicas con la experiencia, y eso me marcó porque en tantos años supe tener casi 5000 estudiantes teniendo una gran llegada al alumnado. Fueron los momentos más felices. La profesión te da cosas lindas y feas, pero esa relación humana que se forma durante un año con un alumno, pega más”, reflexiona.

La docencia la ejerció hasta el año 2017 cuando se jubiló y se dedicó exclusivamente al trabajo independiente en su estudio contable. “Es la suerte que tenemos de que nuestra ley de jubilación nos permita trabajar después de jubilados”, finalizó el colega.


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