Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Cada año, cientos de nuevos matriculados se suman a nuestro Consejo Profesional. Este artículo reúne el testimonio de dos de ellos, pertenecientes a las Delegaciones Avellaneda y Mercedes, que comparten sus puntos de vista sobre el presente de las Ciencias Económicas y su relación con nuestra institución.
Se trata del Dr. Augusto Tevini, egresado de la Universidad de Buenos Aires, y el Dr. Federico Borghi, recibido en la Universidad Nacional de Luján, ambos contadores públicos.
Su inserción laboral, las razones de su matriculación, su visión de la institución y el nuevo rol de los profesionales en Ciencias Económicas.
Cada año, cientos de nuevos matriculados se suman a nuestro Consejo Profesional, y este artículo reúne el testimonio de dos de ellos, pertenecientes a las delegaciones Mercedes y Avellaneda, que comparten con RePro sus puntos de vista sobre su relación con nuestra institución, la importancia de estar matriculados y los desafíos que afrontan los jóvenes profesionales en ciencias económicas.
El Dr. Federico Borghi, Contador Público (Tomo 173, Folio 38, matriculado en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires), afirma que su orientación hacia el campo de la economía empezó en el secundario, relación que tuvo un impasse cuando se fue a jugar al fútbol a España por el lapso de 365 días. “Me di cuenta que era mucho nivel para jugar y al final decidí volver a Argentina a los 19 años y dedicarme de lleno a estudiar en la Universidad de Luján”, recuerda el contador en diálogo con RePro.
Al Dr. Augusto Tevini, Contador Público (Tomo 174, Folio 244, matriculado en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires), también su paso por el colegio secundario (perito mercantil) le influyó en su decisión sobre qué estudiar. “Nunca fui muy bueno en matemática ni en el área contable, pero así todo me impulsó estar con mis amigos del barrio. Ahí descubrí el área contable, me voló la cabeza desde ese momento”, recuerda con una sonrisa el colega, quien afirma que ese colegio especializado en contabilidad, economía e impuestos fue una gran precuela de lo que sería su paso por la Universidad de Buenos Aires.
“Mi profesora Ana María Morandi, profesional independiente, venía a dar clases y fue mi modelo a seguir en ese momento. Me impulsó desde los 14 años a querer tener mi propio estudio profesional”, relata Augusto, ya con el sueño cumplido.
Federico, en su recorrido hasta llegar a su propio estudio contable, tuvo varias experiencias laborales: desde trabajar en una asociación civil y tener un paso por la Municipalidad de Luján, hasta aplicar en una empresa del grupo Arcor en el área de Recursos Humanos y luego en una pyme como administrativo contable.
Para Augusto, la primera experiencia laboral ligada a la profesión llegó de forma temprana, en el primer año de la carrera. “Me fui formando de a poco. Aprendí a cargar facturas, después a liquidar impuestos, hacer sueldos, esa fue mi inserción en el mercado laboral. Arranqué en un puesto muy junior en un estudio chico y continué escalando y ganando experiencia”.
El Dr. Tevini tenía en claro desde el principio que su objetivo era tener su propio estudio contable. “Traté de trabajar en el área donde me quería formar, en el pequeño estudio contable donde quería ganar toda la experiencia para después tener mi propio objetivo independiente”.
La Comisión de Jóvenes ofició de nexo entre Augusto y el Consejo. “Mi primer acercamiento fue casi terminando la carrera, en las últimas dos materias. Ingresé por la Comisión de Jóvenes”, recuerda el colega, quien se mostró sorprendido por la calidad del grupo de contención profesional. “Es algo que en ningún espacio lo he visto. Poder compartir ideas, poder equivocarnos técnicamente en opiniones y la corrección entre colegas, amigos y compañeros para mí fue fundamental”.
“El Consejo desde afuera, institucionalmente se ve muy robusto, muy burocrático, pero se acercó una colega de la facultad y me invitó a participar”, se sincera el contador, al tiempo que pudo despojarse de ese prejuicio a partir de su ingreso a la comisión de Avellaneda.
Federico cuenta que su relación con el Consejo inicia a partir de la matriculación. “Decidí matricularme para la firma de balances”, relata el contador, quien se empezó a enterar de los beneficios de la institución una vez dentro. “Fui de a poquito insertándome, teniendo contacto con otros colegas, pero a partir de que me matriculé. Antes era casi nula la relación con el Consejo”.
Desde la Delegación Mercedes, el Dr. Borghi afirma que todos los meses se realizan actividades de capacitación para que los estudiantes interesados puedan estar en estudios contables, “para que más jóvenes puedan conocer la delegación y poder generar mayores matriculaciones, que se enteren antes de matricularse que hay un Consejo y todo lo que ello conlleva”, en una tarea titánica por difundir vida y obra de la institución.
En relación a los beneficios de la matriculación, Augusto hizo uso de la reducción en el pago de los aportes. “Si bien el pago de la matrícula es el temor de los profesionales, cuando uno es profesional puede acceder a distintas reducciones y eso fue un incentivo. También desde los beneficios en cuanto a préstamos y financiamiento para los que recién estamos arrancando son beneficios cuantitativos concretos”, remarca el colega, en relación al rol cooperativo que impulsa el Consejo.
A pesar de ser jóvenes graduados, el futuro (y la consecuente jubilación) es una preocupación entre las nuevas generaciones. “No sé si es un exceso de ansiedad, pero es algo de lo que se habla”, confirma Augusto, quien confiesa que al principio desconocía de la existencia de la Caja pero subsanó luego esa situación al involucrarse en la institución y comprender su funcionamiento: “A medida que uno va participando y pudiendo evaluar de manera técnica balances, proyecciones actuariales, uno se siente seguro respecto de que hay una forma de llevarlo de manera criteriosa”, subraya Augusto.
Federico se encontraba en una situación similar, pero puntualizó que tomó conciencia de la importancia de la Caja de Seguridad Social a partir de un encuentro entre diversas delegaciones realizado en 2022. “Sinceramente, sabía muy superficialmente lo de la Caja cuando me matriculé. Estuvimos en un seminario el año pasado que se hizo en Junín, y ahí las explicaciones fueron mucho más profundas. Se dio un ida y vuelta lindo y ahí entendimos cómo era el funcionamiento de la Caja”.
Ambos contadores públicos, matriculados en 2021 y nacidos en los ´90, le contaron a RePro sus planes en relación a su desempeño profesional en el mediano plazo.
El Dr. Borghi afirma que quiere dedicarse a la realización de asesorías en materia de nuevos activos digitales. “Hay mayor facilidad para invertir en bolsa, en criptomonedas, en títulos, todo eso de forma virtual. Es fácil el acceso, lo difícil es en qué invertir. La idea es ir asesorando a los clientes con las inversiones en relación a los impuestos, poder pagar lo menos posible”, cuenta Federico, teniendo en cuenta el apogeo de la digitalización y la actualización que debe hacer el profesional en materia impositiva.
En esa misma área quiere centrarse el Dr. Tevini, pero desde un punto de vista más académico: tiene en mente una especialización en impuestos. “Es lo que me gusta, es lo que me apasiona, y de acá a 5 años me veo terminando esa especialización y consolidando el estudio desde el punto de vista de la tecnología”.