Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
En nuestro país, la generación diaria de basura por habitante es de aproximadamente 1 kilo. El cálculo matemático muestra el vínculo entre el consumo y la generación de residuos, lo que permite predecir cambios futuros en la producción de basura. Esta información es valiosa para la planificación de políticas públicas y la gestión de desechos, lo que permite diagramar la confección de rellenos sanitarios y la optimización de recursos económicos. La metodología de predicción se basa en la correlación entre ventas de productos masivos y volúmenes de residuos, ayudando a estimar con mayor precisión las variables relacionadas con costos medioambientales, y dónde debe el Estado asignar más capital. El modelo predictivo responde a un software que puede cambiar el enfoque en la gestión de residuos, y que, además, puede adaptarse a otras ciudades de la provincia de Buenos Aires, considerando las particularidades de cada región. Esta problemática no solo es importante por razones estéticas y de salud pública, sino también desde una perspectiva económica, ya que consume una parte significativa del presupuesto público. La predicción y planificación son fundamentales, y esta metodología puede ayudar a los municipios a tomar decisiones más informadas.
En nuestro país, sabemos que producimos aproximadamente 1 kilo de basura por día y por habitante [1]. Si analizamos cómo se comportó la generación de residuos durante el año anterior, podemos ver que existe una estacionalidad. De Keynes aprendimos que el Consumo depende del Ingreso; si el ingreso varía, obviamente nuestro consumo se modifica. Por ende, si consumimos más, vamos a estar produciendo, lógicamente, más basura.
Como primera aproximación a la vista de los resultados, el tema no es trivial ya que debemos tratarlo de manera sensible: la generación de residuos depende del consumo, que se encuentra íntimamente ligado con el tipo de población, con las políticas ambientales y los distintos tipos de centros comerciales, con la educación y la localización de las ciudades y que, además, tiene un comportamiento estacional.
El primer desafío que debemos sortear es no caer en la falacia Cum hoc ergo propter hoc [2], ya que el consumo sucede antes de la etapa de generación de residuos y además, un requisito importante a tener en cuenta es la presencia de un mecanismo sistémico de relación de que parte de lo que se consume se desecha.
Siguiendo el esquema del modelo económico de la “Economía Lineal” [3], el consumo depende de la producción de bienes