Desde los años setenta, la globalización ha impulsado la fragmentación del proceso productivo, creando Cadenas de Valor Globales (CVG) donde tanto grandes corporaciones y PyMEs colaboran en procesos de producción a nivel mundial. Si bien las CVG pueden impulsar el crecimiento de PyMEs e incidir en el desarrollo local, su dependencia y menor capacidad de negociación, junto a su posición de vulnerabilidad ante las cambiantes ventajas comparativas de las empresas líderes y su rol oligopólico en el mercado, hacen necesario realizar un atento y constante análisis en relación a las amenazas y oportunidades que generan en ellas las Cadenas de Valor Globales.

ARTÍCULO PUBLICADO EL 2024-01-12
Edición N. 137 - Enero / Febrero 2024

NOTAS DE AUTOR

Dr. Gustavo Tapia Dr. Gustavo Tapia Contador Público (Tomo 168, Folio 48,
Consejo Profesional de Ciencias Económicas
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
Magíster en Estrategia y Geopolítica.
Posgrado en Especialización Financiera.
Docente e investigador.

Desde los años setenta, la externalización productiva, la liberalización comercial y la apertura creciente de los países en desarrollo a la inversión extranjera han impulsado la fragmentación de los procesos de producción, y la aparición y el desarrollo de Cadenas de Valor Globales (CVG) en donde grandes corporaciones y PyMEs participan en distintas fases de procesos de producción desplegados por la geografía mundial.

Son dos los conceptos fundamentales en torno a los que pivotea el análisis de las CVG: la noción de gobernanza (governance) y mejora (upgrading). Una regulación adecuada de ellos resulta crucial a fin de garantizar la consecución de ventajas competitivas sostenibles mediante una combinación apropiada de costo, calidad, flexibilidad e innovación. No obstante, el concepto de gobernanza tiene implicaciones que van más allá de la mera idea de cooperación; a este respecto, resulta esencial considerar la distribución asimétrica de poder existente dentro de la cadena.

Las PyMEs en países en desarrollo pueden participar en las CVG directamente como proveedores de primer nivel para grandes corporaciones o como proveedores de segundo y ulteriores niveles. Asimismo, las PyMEs de mayor tamaño pueden explotar las oportunidades derivadas del modelo fragmentado de producción, y subcontratar en otras áreas el aprovisionamiento de determinados componentes o servicios intermedios. Se plantea así lo que Gereffi (1994) ha denominado “fabricación triangular” (triangle manufacturing). Las aportaciones teóricas y los estudios empíricos disponibles sobre esta participación permiten extraer, con cierta cautela, algunas conclusiones sobre las oportunidades y amenazas que tal estrategia de desarrollo entraña.

Oportunidades para el mundo PyME

Las CVG pueden favorecer el crecimiento de las pymes e impulsar el desarrollo local. A los efectos directos sobre las ventas, beneficios y empleo de las PyMEs vinculadas a CVG, hay que unir los efectos de arrastre indirectos e inducidos de los que se benefician las economías locales. Sin embargo, en ocasiones, estos efectos de arrastre pueden ser poco importantes, debido a que muchas de estas empresas se convierten en PyMEs “extravertidas”; esto es, se proveen de la mayor parte de los componentes que necesitan en el exterior y destinan la mayor cantidad de su producción a la exportación, quedando poco vinculadas a la dinámica económica local.

De igual manera, los procesos de mejora en las PyMEs se pueden ver estimulados por su participación en las cadenas de valor debido a la transferencia y asimilación tecnológica (efectos de “derrame” tecnológico o technological spillovers), a partir de las grandes empresas que gobiernan la cadena; procesos de aprendizaje de los trabajadores y de la dirección; y la obtención de estándares técnicos internacionales. En cualquier caso, el fortalecimiento de las capacidades de las PyMEs puede derivarse también del propio aprendizaje o de la difusión no intencionada de información y conocimiento desde la gran empresa mediante cauces informales (knowledge spillovers). Por último, puede facilitar el acceso a financiación para futuros desarrollos de la empresa, en tanto las PyMEs podrían contar en ocasiones con el respaldo de la gran corporación que gobierna la cadena y beneficiarse de la existencia de contratos garantizados a medio y largo plazo (Jenkins, 2007).

Los procesos de mejora en las PyMEs se pueden ver estimulados por su participación en las cadenas de valor debido a la transferencia y asimilación tecnológica, provenientes de las grandes empresas que gobiernan la cadena.

Con la mirada atenta: amenazas a tener en cuenta

Este proceso de inserción conlleva también serios riesgos estratégicos para este tipo de empresas y los territorios donde se localizan: la situación de dependencia que mantienen las PyMEs autóctonas, con respecto a las grandes corporaciones que gobiernan la cadena, supone una limitación significativa a efectos de la obtención de márgenes de negocio elevados. Es que la capacidad de negociación de la que disfruta la gran empresa dificulta la retención de valor agregado por parte de las PyMEs, especialmente en el caso de aquellas que participan en cadenas cautivas y de otras que desarrollan funciones intensivas en mano de obra, sin especiales requerimientos tecnológicos y de conocimiento.

El desarrollo de las Cadenas de Valor Globales ha sido posible a partir
de la liberalización del comercio y la inversión, la reducción de los costes de transporte, los avances en la tecnología de la información y la comunicación
y las innovaciones en la logística.

En determinadas situaciones, las grandes corporaciones que asumen la gobernanza de la cadena pueden tratar de inhibir los procesos de mejora en las PyMEs vinculadas con ellas. Esto puede ocurrir especialmente en relación con la adquisición de aquellas competencias en actividades no relacionadas con la producción física, como el diseño o el marketing. Estas son funciones que las grandes corporaciones reservan para sí y, por lo tanto tratarán de evitar, si les es posible, que las PyMEs desarrollen competencias respecto a ellas. Tales situaciones también se ponen de manifiesto en el caso de empresas filiales de grandes multinacionales.

Por el contrario, las PyMEs poseen más libertad para abordar procesos de mejora en aquellas cadenas donde el suministro se produce indirectamente por medio de intermediarios, en comparación con los casos en los cuales el suministro es directo a grandes compradores. Todo esto se explica por el menor control de las grandes corporaciones sobre el funcionamiento global de las cadenas, conforme aumenta la longitud de las mismas.

Las PyMEs que participan en CVG pueden encontrarse en una posición altamente vulnerable, ante posibles decisiones de las empresas líderes para cambiar de proveedores. En un contexto internacional donde las ventajas competitivas de los territorios se modifican rápidamente, la configuración de las CVG está sujeta de igual forma a cambios continuos, lo que genera riesgos estratégicos significativos para las PyMEs que forman parte de ellas. En relación a esto, se encuentran mejor posicionadas aquellas PyMEs que operan con tecnologías flexibles, que les permiten actuar como proveedores especializados en distintas cadenas de valor, así como aquellas que se han situado en nichos de mercado protegidos de la competencia.

La capacidad de negociación de la que disfruta la gran empresa dificulta la retención de valor agregado por parte de las PyMEs.

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