Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
La influencia de las PyMEs
en el desarrollo local
En un contexto adverso, las PyMEs y las políticas públicas de los gobiernos locales contrarrestan los efectos negativos de las crisis. Asociatividad empresarial, Agencias de Desarrollo y crecimiento endógeno, la receta que pone coto a problemas macroeconómicos de índole nacional.
La asociatividad de las PyMEs es un factor clave que tiene una gran incidencia en el desarrollo local. Inspirados en experiencias europeas, se aboga por una iniciativa privada que abrace el riesgo y promueva la colaboración entre empresas. Para eso, se recurre al concepto de Giacomo Becattini sobre distritos industriales, comunidades de pequeñas empresas especializadas que contribuyen a la sustentabilidad socioeconómica, tendiente a la descentralización y a la intervención de gobiernos locales para contener los problemas de índole macroeconómica. Por caso, la variable desempleo es un desafío que amenaza a las familias y a la sociedad en su conjunto, y el abordaje para contrarrestarla refiere a la integración de actores locales, como emprendedores, instituciones educativas y gremios en un Sistema Productivo Local, donde las Agencias de Desarrollo se presentan como instrumentos esenciales para coordinar esfuerzos entre el sector público y privado y superar fallas estatales o de mercado.
ARTÍCULO PUBLICADO EL 2024-02-16
Edición N. 137 - Enero / Febrero 2024
NOTAS DE AUTOR
Dr. Mario Hugo Nicolli
Contador Público (Tomo 182, Folio 65, Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires)
Presidente de la Comisión Provincial de las Pequeñas y Medianas Empresas (PyME)
Dr. Osvaldo Rodolfo Marini
Contador Público (Tomo 33, Folio 110, Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires)
Ante una situación que exige la discontinuidad y nos presenta una incertidumbre casi absoluta, nos proponemos, porque creemos que estratégicamente es válido, recoger y enarbolar la bandera de las PyMEs y su asociatividad como elementos vitales del desarrollo local.
Esta receta fue utilizada en otra crisis, en Europa, pero a pesar de que no es un remedio inédito, creemos que puede ser efectivo sobre todo porque aquí nunca se utilizó seriamente, por lo que no tiene anticuerpos establecidos.
La realidad nos asfixia y nos hace pensar que nuestro contexto es comparable a una ciénaga que nos arrastra para devorarnos. Pero no tenemos que bajar los brazos, aunque el panorama no sea propicio. No está muerto quien pelea. Es evidente que las políticas públicas en nuestro país no han sido precisamente exitosas. No importa analizar los motivos, cada uno tendrá sus interpretaciones.
Nuestra propuesta es privada/emprendedora, asociativa/autóctona: tiene que partir de personas que estén acostumbradas al riesgo; que en principio no esperan nada, ni siquiera la posibilidad de planificar con cierto grado de expectativas; y con un apego a su lugar, como para asegurar que el principio del crecimiento es endógeno y compartido con sus vecinos.
Analizando someramente nuestra iniciativa, encontramos algunas condiciones que vamos a explicar. En primer lugar, decimos privada: quién mejor que los emprendedores, los que asumen el riesgo, los que conocen en alguna medida el fracaso, los que tienen que dar examen todos los días, para entrar a la cancha y compartir la contienda.
Por su parte, la asociatividad es para nosotros la estrategia necesaria para lograr los objetivos y la supervivencia de unidades nuevas o en crecimiento. Sabemos que nos enfrentaremos a una actitud cultural, individualista y porque no, egoísta, que obstaculiza la generación de vínculos asociativos, pero estamos convencidos que se pueden encontrar figuras jurídicas que protejan los prejuicios de los participantes.
Por último, eso que llamamos autóctono, no es más que un concepto de crecimiento endógeno, es decir, de nuestro territorio, con sus ventajas y falencias, donde trataremos de encontrar las virtudes, para impulsarlas y desarrollarlas, y los defectos, para tratar de neutralizarlos e intentar aprovecharlos. Siempre es necesario contar con una mirada creativa y optimista.
La asociatividad entre PyMEs, una de las claves para el desarrollo
Giacomo Becattini, uno de los más importantes impulsores del Desarrollo en Italia, define a estos procesos como una entidad socio-territorial determinada que se circunscribe, natural e históricamente, a una comunidad de personas y a una población de emprendimientos. Agrega que en la división mundial del trabajo, se busca un ámbito que permita socialmente a comunidades humanas relacionadas, que hayan alcanzado una identidad propia, reproducirse y crecer a un buen ritmo, conservando a “grosso modo" el estilo de vida genuino.
Así, los distritos industriales no son más que una comunidad de productores que integran flexiblemente múltiples grupos de empresas especializadas; en definitiva, es un conglomerado de pequeñas empresas, especializadas en alguna actividad o proceso específico, que presentan ciertas posibilidades de desarrollo en un mercado abierto. El gran valor agregado de esta entidad es el aporte a la sustentabilidad socioeconómica, creando un sentimiento de pertenencia al grupo, identificándose con un sector y con una forma de producir, y reforzando los vínculos sociales y la rápida distribución de los beneficios, tan necesarios para la convivencia de los individuos, sobre todo en nuestra condición latina.
Cuando se empieza a cuestionar la organización y los modelos económicos, surge el análisis alternativo y el desarrollo de políticas microeconómicas basadas en la descentralización de las competencias estatales hacia entidades regionales y locales. De alguna manera, se comienza a gestar la idea de enlazar las medidas tendientes a la mejora de los datos macroeconómicos fundamentales con otras dirigidas a actuar sobre las unidades microeconómicas. Esta visión crea un camino alternativo de desarrollo cuyo principal objetivo es la generación de riqueza a través de la creación de empleo en áreas intermedias; es aquí donde surge un nuevo enfoque de desarrollo con sistemas productivos regionales.
Se hace evidente la necesidad por parte de los gobiernos locales de una intervención directa e indirecta sobre sus propias políticas y sobre la movilización de su potencial endógeno. Políticas públicas: cuando los gobiernos locales
“contienen” procesos macro
Se hace evidente la necesidad por parte de los gobiernos locales de una intervención directa e indirecta sobre sus propias políticas y sobre la movilización de su potencial endógeno. De esta manera, se puede gestar un nuevo modelo de desarrollo, que lo podríamos calificar como endógeno, autóctono o local, y que podría dar algún tipo de solución a los problemas macroeconómicos nacionales. Pero por sobre todas estas grandes expectativas, estamos convencidos que pueden dar lugar al avance de la gestión de un movimiento productivo local como una herramienta real, más cercana a la población, y a un nuevo planteamiento ante los recursos con los que cuenta el territorio, y de esta manera, aprovechar a fondo las ventajas comparativas para hacerlas competitivas.
Por otra parte, la variable “desempleo”, que no solamente plantea la falta de trabajo digno, sino que además puede generar expectativas a mediano o largo plazo que ponen en peligro a las familias y a la sociedad en su conjunto, donde la pobreza y la marginalidad empiezan a confundirse con las estructuras económicas y sociales del territorio. Esta problemática incide en el comportamiento cotidiano y en la identidad de la población, por lo que es necesaria integrarla al análisis, para lograr el resurgimiento de los mercados de trabajo locales con profunda interacción con su territorio, generando expectativas de progreso, y donde el espacio geográfico puede llegar a diferenciar las estructuras productivas en orden a sus ventajas comparativas.
Las PyMEs y las políticas públicas de los gobiernos locales ayudan a contrarrestar la situación macroeconómica. De igual modo, se puede vislumbrar una nueva forma de encarar la problemática laboral, donde el territorio y los agentes internos tienen algo que aportar en la programación y en la creación de puestos de trabajo; entendiendo como agentes internos a la conjunción de emprendedores, incubadoras, empresas, cámaras, agrupaciones gremiales, sistema educativo local, instituciones intermedias culturales, sociales y religiosas, todos con un objetivo en común, llamado Sistema Productivo Local.
Allí, las Agencias de Desarrollo son el instrumento válido para coordinar estos factores y optimizar sus resultados, y han adquirido una creciente importancia entre los instrumentos necesarios para impulsar el desarrollo regional, especialmente cuando se trata de desarrollo endógeno, con características de "bottom-up" o desde abajo. Muchas de estas agencias nacen como resultado del "state failure", es decir, el insuficiente funcionamiento de la cosa pública. Otras, por su parte, se gestan a la luz del "market failure"; esto es, la imposibilidad del mercado para lograr procesos de desarrollo económico.
Las agencias facilitan los procesos, coordinan las necesidades de las empresas, proponen políticas específicas e intervienen en la puja entre oferta y demanda territorial de servicios y competencias. En ese sentido, el desarrollo de procesos de aprendizaje formales e informales asume una importancia vital para impulsar la capacidad de innovación y de competencia de los agentes, fomentando el efecto contagio. Esta dinámica, a su vez, crea ambientes positivos que irán generando "Capital Social", construido a partir de las vinculaciones complejas que se manifiestan en el desarrollo de la confianza recíproca entre los agentes (Morgan, 1995). Para eso, es necesario un mayor poder de análisis y de actuación de los gobiernos locales que tienen en sus manos el problema y lo conocen fehacientemente.
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