Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
“Siempre amé mi profesión y desde chica decía que iba a ser Contadora. Para mí es un sueño cumplido y me llena de orgullo poder transmitírselo a mis alumnos. Trato de usar casos reales para ver en la clase”, asegura la Dra. Beatriz A. Charrut sobre su profesión.
Actualmente, se desarrolla como docente en el Instituto San José de Calasanz de Hurlingham, Villa Tesei, y en el Colegio Nueva Era de Hurlingham: “Tengo a cargo un Taller Contable, Sistemas de Información Contable y otras materias relacionadas con la orientación Economía”.
Aunque oficialmente posee 23 años de antigüedad en la docencia, revela que sus inicios tuvieron lugar un poco antes: “Mi primera experiencia fue en 1988 en algunas prácticas de la UBA, pero fue recién en 1994 que comencé a dar clases de manera formal. Cuando me mudé con mi familia a Villa Tesei anoté a mi hija en el jardín y, tras llenar un formulario que nos daban donde indicábamos nuestra profesión, el Director del jardín leyó la planilla y me pidió si lo podía cubrir unas horas y me contrataron para dictar Contabilidad”.
Al respecto de su elección por la enseñanza, reconoce que “siempre me gustó mucho; recuerdo que ayudaba a mis compañeros a preparar materias para dar finales”.
Frente a su experiencia sobre las distintas épocas que ha atravesado la educación media, la Dra. Churrut reconoce que debió adaptarse a la era informática. En este sentido, detalla que “en uno de los colegios tenemos una plataforma virtual en la que debemos subir los trabajos prácticos y eso ha sido una experiencia nueva para las dos partes, para los docentes porque empezamos a dejar de utilizar fotocopias y a los alumnos porque antes podían defender los trabajos de forma oral y ahora deben hacerlo por escrito o por mail”.
En cuanto a la manera en que ha logrado combinar su actividad en las escuelas con ser una profesional matriculada, indica que “afortunadamente uno de los colegios donde trabajo está a la vuelta de mi casa. Al principio tenía poca carga horaria por lo que me resultaba fácil combinar las actividades, y con el tiempo fui tomando más horas. Por suerte siempre tuve el apoyo incondicional de mi familia y de mi esposo, que también es Contador; él me ayuda a llevar el día a día del estudio”.