Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Cada año, cientos de profesionales en ciencias económicas reciben su título universitario. Desde nuestro Consejo Profesional, conocemos a dos recientes colegas que fueron los mejores promedios de la Universidad Católica de La Plata y de la Universidad Nacional del Sur en la Licenciatura en Economía, a quienes les extendemos la invitación para que formen parte de la institución y en esta nota, desandamos sus historias de vida y qué expectativas tienen para su nueva etapa como profesionales.
Concluir los estudios universitarios no es tarea sencilla. Lograr el título y ser el mejor promedio de la carrera, todavía menos. Desde nuestro Consejo Profesional, rendimos homenaje a dos destacados colegas, que terminaron el 2023 con la medalla de honor de la Licenciatura en Economía, luego de egresarse en la Universidad Nacional del Sur y en la Universidad Católica de La Plata, respectivamente.
A sus 23 años, Manuel de Mier ya ostenta el título de Licenciado en Economía, aunque su paso por una secundaria agro-técnica hizo que pensara en estudiar alguna carrera ligada a las ciencias naturales. “Toda mi vida venía con la idea de estudiar veterinaria, biología. Pero con las elecciones del 2015, mucho debate público sobre política y economía, me empezó a ganar interés. Poco a poco fui leyendo, interiorizándome, y de a poco, le fui ganando amor a la economía, y sobre todo a lo que es la macroeconomía”, cuenta el joven bahiense en diálogo con RePro.
La Universidad Nacional del Sur (UNS) fue la institución académica elegida para llevar a cabo sus estudios de grado. “Mi paso por la facultad fue muy positivo. El Departamento de Economía de la UNS es bastante chico en cantidad de alumnos, entonces eso hace que el trato sea muy distinto a lo que sucede en otras universidades, donde hay muchos alumnos y se pierde un poco la integración, tanto de las camadas como con los profesores. Al ser tan pocos, nos conocemos entre todos”, afirma Manuel, haciéndole frente a ese supuesto que indica que en la facultad “sos un número”.
“El centro de estudiantes siempre hizo mucha labor en favor de hacer actividades para fomentar que la universidad no sea un lugar donde vos vas, estudiás y te volvés a tu casa, sino que también sea un espacio de socialización, que también ayudan a hacer más ameno el estudio y complementar con otras formaciones”, añade el colega.
La economía es un tema de interés en todo el mundo, más aún en Argentina, donde la falta de estabilidad y los problemas macroeconómicos sostenidos en el tiempo hacen que la población en general esté permanentemente sacando cuentas y buscando la manera de no pagar de más, ahorrar dinero y no perder contra la inflación. La coyuntura invita (o presiona) a no perderle pisada a una materia de difícil comprensión técnica, pero muy cercana en el vocabulario de los argentinos.
“La carrera de Economía te da una perspectiva para entender la realidad, algo muy valioso más allá de lo profesional. Mucha gente que va a estudiar economía no piensa que va a ir y se va a encontrar con modelos que parecen salidos de la física, con todos gráficos y ecuaciones enormes. Eso sí es un poco llamativo al principio, quizás para algunos puede ser chocante. Eso fue parte de lo que a mí me fascinó, poder simplificar la realidad y sacar conclusiones de lo que está pasando en el mundo de esa forma”.
A pesar de su corta edad, el Dr. de Mier ya tuvo su primera experiencia laboral al realizar una pasantía en el Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca (CREEBBA). “Es un organismo que depende de la Bolsa de Comercio de Bahía Blanca. Por lo que es más famoso es por hacer el cálculo de inflación para la ciudad, que muchas veces se toma como estimación de cuánto puede llegar a nivel nacional”.
En relación a las tareas desarrolladas en su paso por la institución, el profesional detalló: “Hacemos informes coyunturales sobre la situación de las empresas en Bahía, la situación del agro. Yo estaba bastante abocado al informe agropecuario regional”.
Para algunos, obtener un título universitario es el punto cúlmine del recorrido académico de un estudiante. Para Manuel, un paso importante dentro de un itinerario más extenso. Ya radicado en la Ciudad de Buenos Aires, acaba de iniciar una Maestría en Economía en la Universidad Torcuato Di Tella. “Por la intensidad del posgrado, no voy a trabajar mientras haga la maestría, salvo dar clases en ayudantías, pero ningún trabajo full time porque es bastante demandante. Se cursa presencial y tiene una duración de 2 años”, cuenta el profesional, quien seguirá abocado de lleno al estudio.
Su agenda se encuentra sumamente organizada y sus energías estarán ligadas a lo académico, de mínima, por 7 años más. “Cuando estaba en la carrera, descubrí que lo que más me interesaba era toda la parte de investigación y en particular, que es a lo que sigo apuntando, a hacer un doctorado en Economía en Estados Unidos. En general, lo que muchos suelen hacer es una maestría y luego, al finalizarla, aplicar a esos doctorados. Ese es el plan que tengo. El doctorado lleva 5 años, es un largo camino más de estudio”, se sincera el colega, quien apunta a tener una larga relación con las ciencias económicas.
Nunca es tarde para seguir aprendiendo. Así lo entendió Luis Capdevielle, quien es ingeniero recibido en la Universidad Nacional de La Plata. Con un puesto directivo en una empresa de construcción, cualquiera diría que la etapa de estudio ya había sido culminada, y con creces. Pero un hecho puntual llevó a Luis nuevamente a las aulas, hasta convertirse en Licenciado en Economía. Eso no es todo: fue el mejor promedio de la carrera, que llevó a cabo en la Universidad Católica de La Plata.
“Tuve algunos contratiempos con mi carrera en el sentido de que no me hallaba en el lugar que me daba la ingeniería. Siempre busqué algunas alternativas hasta que hice una maestría en Administración de Negocios, que conjugaba un poco algunas cuestiones que tenían que ver con números, negocios y economía”, relata Luis en diálogo con RePro. Sin saberlo, esa maestría sería la semilla que lo llevaría a buscar su segundo título universitario. “Después de terminarla, vi una veta que me gustó mucho, que fue la parte económica. Tratando de buscar algún otro posgrado, en un momento ví la carrera de economía, y dije ¿por qué no? Y me metí a hacerla”.
A sus 52 años, título en mano, Luis afirma que lograr ser economista fue “un sacrificio con ganas”. “Trabajo muchas horas y los tiempos que le dedicaba al estudio eran bastante más acotados que los que puede tener un estudiante que solo estudia. No es fácil trabajar y estudiar”, afirma el colega, quien subsanó esa falta de tiempo prestándole muchísima atención a los contenidos dados en la cursada. “Le sacaba mucho jugo a las clases y de ahí me servía para cuando tenía que estudiar”. Su nueva carrera no solo respondió a una cuestión de interés, sino de utilidad: “Encuentro muchas más herramientas en mi trabajo con la economía que con la ingeniería”.
Estudiar “de grande” no solo tiene limitantes tales como los tiempos (congeniar horarios de cursada con el trabajo, organizar los quehaceres domésticos, y muchas veces, relegar encuentros con familiares, amigos y seres queridos en pos de la carrera), sino que también los prejuicios, muchas veces autogenerados, juegan en contra. “Fue todo un desafío para mí volver a estudiar una carrera de grande. Los chicos que estudian son todos muchos más chicos que yo y eso me generaba un tabú más que una realidad, porque cuando lo cursé me di cuenta que nada que ver, me sentí mucho más compañero”.
Cuando te gusta la actividad que realizás, el rendimiento tiende a elevarse. Luis definió el galardón del mejor promedio como una “grata sorpresa”. “No me lo imaginé. Mi objetivo estaba puesto más en aprender que en aprobar. Más que por la nota, lo hacía por una necesidad de aprender”.
Para el profesional, cada materia está muy relacionada con el docente que la da. “El profesor hace que uno se vea incentivado y logre cierta afinidad. Por ahí una materia en la que uno no tenía muchas fichas, puede ser que al estudiante le termine gustando. El balance general es muy positivo”, resume Luis, cuyas asignaturas favoritas fueron Macroeconomía y Comercio Exterior.
Pensarse a uno mismo dentro de 10 años es una tarea difícil; la planificación a mediano y largo plazo en nuestro país, otro tanto. “Me he dado cuenta con la experiencia que los coletazos que uno recibe te hacen cambiar el rumbo repentinamente”, ríe Luis. En relación a sus objetivos, sostiene: “Me gustaría seguir creciendo en las empresas que administro, tratar de profesionalizarlas un poco más y seguir capacitándome en el área de la economía dentro de lo que pueda”, remarca el colega, ávido de saber.
Otra área en la que se encuentra incursionando el Dr. Capdevielle es en el mercado de capitales. “Hace un tiempo que invierto en la bolsa, pero con los conocimientos que he adquirido, puedo potenciar lo que sé e interiorizarme”, cierra Luis, siempre abierto al desafío.