Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Desde su aparición con la primera computadora, la Inteligencia Artificial modificó los sistemas informáticos. Si bien se mantuvo como un actor sin tanto reconocimiento, el lanzamiento del ChatGPT volvió a colocarla en el centro de la escena, haciendo que su uso se expanda a la sociedad en general. En este artículo, repasamos algunas claves para entender su actualidad y un listado con precauciones a la hora de utilizar esta aplicación, que hizo que la combinación de simplificación, velocidad y masividad en materia de información se convierta en un arma de doble filo.
La humanidad parece acostumbrarse alarmantemente rápido a los nuevos avances tecnológicos. En un muy corto período, solemos pasar de la estupefacción a la necesidad, e incluso a la exigencia.
Pongamos un ejemplo muy sencillo: el celular. Ese pequeño dispositivo que, si por cualquier razón, tarda más segundos de lo esperado en abrir el GPS para indicarnos el camino más rápido a nuestro próximo destino, nos impacientamos. Nos ponemos ansiosos, cerramos y abrimos aplicaciones, y nos enojamos con el fabricante, con Google y con la marca del celular. ¿Cómo es posible que en unos pocos segundos no “cargue” la dirección y nos guíe paso a paso, sorteando el tráfico, informándonos de accidentes, interrupciones y controles de tránsito para prevenir cualquier tipo de improductividad?
Imaginémonos haciendo esta pregunta hace solo algunos años. Y ahora, con la misma normalidad con la que no mucho tiempo atrás teníamos que conseguir algún mapa, tratar de ubicarnos, encontrar el destino y confiar en que estábamos yendo por el lugar correcto, le damos indicaciones al teléfono (incluso con la voz), esperando no solo que nos guíe, sino que además nos lleve por el camino más rápido y directo.
Evidentemente, nuestra gran capacidad de adaptación como seres humanos hace que la sorpresa desaparezca extremadamente rápido. Tengo la sensación de que estamos en esa última etapa con respecto a la Inteligencia Artificial, al menos en cuanto a la percepción de nosotros como público general y en base a las herramientas que tenemos a disposición en la actualidad. Pero, ¿qué es exactamente la IA?
Según Google Cloud [1], la Inteligencia Artificial es un campo de la ciencia relacionado con la creación de computadoras y máquinas capaces de razonar, aprender y actuar de manera que normalmente requeriría de inteligencia humana, o que involucre datos cuya escala exceda lo que los humanos pueden analizar.
Tomando esta definición, podemos concluir que, en principio, una computadora cumple con los requisitos para considerarse como Inteligencia Artificial. De hecho, se ha dicho que la primera IA surgió con la primera computadora, creada gracias a la denominada “Máquina Universal” o “Máquina de Turing”, de Alan Turing.
Este dispositivo, denominado Colossus, entró en funcionamiento en 1944 y permitió realizar cálculos complejos de forma significativamente más rápida que cualquier ser humano, facilitando el desciframiento de mensajes alemanes encriptados durante la Segunda Guerra Mundial [2].
Entonces, si un dispositivo como una computadora, con el que ya estamos familiarizados desde hace varias décadas, se considera Inteligencia Artificial, ¿por qué ha habido tanta revolución recientemente respecto al tema? Vamos a citar de forma muy resumida algunos eventos relacionados que pueden ayudarnos a encontrar una respuesta.
En diciembre de 2015, se fundó OpenAI [3], una organización sin fines de lucro de investigación en Inteligencia Artificial cuyo objetivo es promover y desarrollar IA que beneficie a la humanidad.
En ese entonces, el desarrollo de la IA como modelo de lenguaje no estaba avanzando rápidamente debido a que, por la capacidad y uso de recursos que implicaba, resultaba ineficiente. El hecho de procesar y entender palabra por palabra no parecía ser el camino adecuado para que una computadora entienda, razone y pueda establecer las relaciones necesarias para "hablar" y comprender de una forma similar a como lo hacemos los humanos.
En junio de 2017, se publicó un artículo llamado “Attention is all you need” [4], cuya meta era difundir una forma de mejorar los sistemas de traducción de idiomas vigentes. Proponía un modelo de aprendizaje denominado “Transformer”, cuyo algoritmo permite identificar y clasificar a qué palabras se les debe prestar más atención, lo que implica una excepcional mejora en la eficiencia y, por ende, un paso fundamental para avanzar en lo que respecta a los modelos de lenguaje.
En noviembre de 2019, OpenAI abrió al público la posibilidad de usar e interactuar con el denominado ChatGPT-2. Las siglas GPT provienen de “Generative Pre-trained Transformer”, es decir, “Transformer Generativo Pre-Entrenado”.
La siguiente versión, ChatGPT-3, se lanzó en noviembre de 2020, dejando al público sorprendido ante la experiencia de interactuar con una computadora de manera similar a como lo haríamos con un ser humano: inteligente, reflexiva, amable y capaz de generar todo tipo de textos siguiendo las instrucciones proporcionadas con una eficiencia y capacidad de comprensión extraordinarias.
En marzo de 2023 se lanzó ChatGPT-4 que, hasta la fecha de redacción de este artículo, es la versión más reciente y requiere una suscripción mensual para su uso. Esta nueva versión añade varias funcionalidades. Entre las más destacadas, tiene la capacidad de acceder a internet, buscar, analizar, resumir información disponible en cualquier sitio web público, y procesar archivos de todo tipo para su análisis e interpretación, incluyendo imágenes, hojas de cálculo, PDFs, etc.
Después de ser testigos y partícipes del vertiginoso avance de la IA, resulta bastante claro el por qué se siente como una revolución. Aunque estamos acostumbrados a esta velocidad en los desarrollos tecnológicos, ahora nos han permitido experimentar, interactuar y beneficiarnos del progreso mientras este crece y se alimenta, incluso con nuestras propias interacciones, dado que se trata de un proceso de aprendizaje continuo. Sin embargo, como mencioné al principio, nuestra sorpresa ante cualquier avance tecnológico suele desvanecerse rápidamente porque nos adaptamos y lo integramos a nuestra cotidianidad. Pero con la IA, ha ocurrido algo más.
Un dato interesante es que, desde mayo de 2023, el uso de ChatGPT ha caído hasta un 30% [5], y parece ser que, entre otras razones, los usuarios dejan de usarlo después del primer intento porque no logran obtener lo que desean en los primeros “prompts” o instrucciones.
Si ya has usado ChatGPT, probablemente comprendas la frustración de tener la expectativa de que la IA puede resolver casi cualquier consulta, y luego encontrarte con que proporciona información desactualizada, incorrecta o inconsistente. Sí, ofrece disculpas por la confusión o el malentendido, ¡pero eso no es suficiente! Es importante recordar que ChatGPT puede cometer errores. De hecho, al acceder a la plataforma, lo primero que se muestra es un mensaje que hace precisamente esa aclaración.
Por esto, creo conveniente remarcar algunos puntos importantes y precauciones a tener en cuenta al usar ChatGPT:
En conclusión, aunque la IA pueda parecernos “mágica”, captar nuestra atención y crear grandes expectativas, es crucial ser precavidos al hacer uso de ella. ChatGPT es una poderosa herramienta que avanza constantemente de la mano del desarrollo general de la IA, pero no debemos olvidar que no surgió específicamente como un producto. La capacidad de generar respuestas sorprendentemente detalladas ha llevado a veces a sobreestimar las capacidades cognitivas reales.
Aunque estamos ante un modelo de lenguaje muy avanzado, es fundamental recordar que no "entiende" el contenido en el sentido humano, sino que genera respuestas basadas en patrones y datos adquiridos a lo largo de su entrenamiento. Así mismo, la IA a la que podemos acceder hoy en día, con todas sus complejidades y desafíos, ofrece un mundo de oportunidades si somos capaces de identificar los riesgos y usarla de forma adecuada.
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