Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
Ante tantas crisis, devaluaciones y un constante deterioro del poder adquisitivo, los argentinos, históricamente, han adoptado el dólar como moneda de ahorro, y el plazo fijo como el instrumento para generar un rendimiento en pesos. La alta inflación lleva a que ese rendimiento del plazo fijo no alcance para al menos, mantener el poder compra, y “obliga” a las personas a buscar otras alternativas de inversión. En el último tiempo, cada vez más personas posaron su vista en un organismo viejo pero a la vez, innovador, con vistas a que sea el salvador de sus ahorros: la bolsa de valores. En este artículo, el autor da cuenta de los principales instrumentos que ofrece el mercado bursátil y una serie de recomendaciones a la hora de invertir.
Según información de la Bolsa de Valores (BYMA) en el año 2023 hubo alrededor de 3,6 millones de cuentas comitentes con operaciones, un número que representa un incremento del 400% respecto del 2022. Y si bien no es un número elevado, y el mercado argentino sigue siendo relativamente pequeño en comparación con otros mercados de la región, esta tendencia resulta alentadora: cada vez más personas se vuelcan a invertir o resguardar sus ahorros en el mercado bursátil.
Sin embargo, aún sigue existiendo muchísimo desconocimiento sobre el funcionamiento de este mercado y las diferentes alternativas de inversión a las que la bolsa da acceso. Históricamente, el ahorrista promedio argentino sólo conocía las “opciones básicas”, como la compra de dólares, el plazo fijo bancario o el sector inmobiliario. No obstante, en muchas oportunidades, esa aparente “buena inversión” no lo es tanto. Por ejemplo, en los últimos años, aquel que guardó dólares debajo del colchón tuvo una desvalorización de sus ahorros, ya que la divisa norteamericana también perdió valor (la inflación en los Estados Unidos, sólo en el último año, superó el 3%). Incluso hoy en día, los intereses de un plazo fijo raramente le ganan a la inflación.
Ante este contexto, sumado al cepo cambiario que aún existe en el país, muchas personas comenzaron a invertir en bolsa. A continuación, con el objetivo de llevar un poco de claridad al potencial inversor, veremos cuáles son los pasos para abrir una cuenta comitente y cuáles son algunos de los instrumentos disponibles para invertir en bolsa. Pero antes, es importante resaltar que, en todos los casos, antes de invertir, siempre es recomendable contar con la correspondiente asesoría profesional; no representando este artículo ningún tipo de asesoría ni recomendación.
En primer lugar, tenemos que elegir en qué “agente de bolsa” o broker abrir nuestra cuenta comitente. Estas empresas técnicamente se denominan ALyC o “Agentes de Liquidación y Compensación”. Existen muchas en el país y desde sitios como el de BYMA se puede corroborar que sea una ALYC habilitada (https://www.byma.com.ar/alycs/).
En la mayoría de los casos, si somos personas físicas, la apertura de la cuenta la podremos realizar en cuestión de minutos desde nuestro teléfono celular, completando datos básicos en la aplicación del broker. Cabe destacar que los más populares no cobran mantenimiento de cuenta, pero la mayoría sí perciben una pequeña comisión por cada operación que realicemos, como por ejemplo, una compra o venta de algún activo. Por lo general, suele ser de alrededor de un 1% o incluso menos.
Una vez abierta la cuenta, deberemos “fondearla”: esto es, enviar pesos y/o dólares desde nuestra cuenta bancaria. En este paso es importante tener en cuenta que la transferencia de fondos debe hacerse desde una cuenta a nuestro nombre, y no desde la cuenta de terceros. Al acreditarse el dinero y estar disponible en nuestra cuenta comitente, ya podremos operar. El mercado local opera entre las 11 y las 17hs.
En esta instancia, deberemos elegir en qué invertir teniendo en cuenta especialmente:
Siempre se deben estudiar bien las diferentes opciones de inversión, comprendiendo dónde estamos colocando nuestros ahorros, sin guiarnos por la opinión de los “influencers” de turno y considerando que la mayor rentabilidad siempre va asociada a un mayor riesgo.
Dentro del abanico de instrumentos de inversión tenemos dos tipos principales: los de Renta Fija y los de Renta Variable. Una inversión en renta fija (por ejemplo, un bono) “promete” una rentabilidad constante en el tiempo (aunque existen riesgos, obviamente, como la cesación de pago, que si bien es bajo, no es nulo). Por otro lado, la renta variable (por ejemplo, acciones) no asegura ni promete una rentabilidad determinada en el tiempo.
Como hemos visto en este breve artículo, cualquier persona puede abrirse en cuestión de minutos una cuenta en un agente de bolsa para comenzar a invertir. Pero al decidir qué activos comprar, es importante que considere su perfil de riesgo, los plazos de inversión y sus objetivos personales, como así también, que conozca a fondo el instrumento de inversión elegido.
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