Muchas veces, la idea que prima sobre la educación financiera es el preconcepto de formar inversores. En una sociedad bombardeada por la instalación de mensajes que difunden las ganancias fáciles y rápidas, el autor se detiene en la importancia de la gestión de las finanzas personales desde temprana edad y la concepción del ahorro, y pretende alertar sobre las estafas y la ludopatía, tan masivas y propicias en esta época digital.

ARTÍCULO PUBLICADO EL viernes 12 de julio
Edición N. 140 - Julio / Agosto 2024

NOTAS DE AUTOR

Dr. Nicolás Marcos González Dr. Nicolás Marcos González Contador Público (Tomo 67, Folio 45,
Consejo Profesional de Ciencias Económicas
de la Provincia de Buenos Aires).
Docente Universitario especialista en Finanzas.
Director El ABC de tu dinero.

En el ejercicio de la profesión, en mi caso centrado fundamentalmente en la gestión de organizaciones privadas, fui adquiriendo una visibilidad creciente de las dificultades financieras de los trabajadores, no solamente asociado a los bajos niveles de ingreso (dato indiscutible), sino por la falta de conocimientos y conceptos básicos relacionados a la gestión de sus finanzas personales. ¿Qué consecuencias trae esto? Una se destaca: sobreendeudamiento y escasa capacidad de ahorro para afrontar contingencias, sumado a pérdidas de ingreso y fragilidad financiera inevitable. Ahora bien, ¿por dónde deberíamos comenzar la tarea de instalar esta temática para reducir daños y dar lugar a conductas virtuosas?

La idea de generar un proyecto educativo que lleve contenidos de Educación Financiera a las escuelas secundarias tiene casi 10 años. Al principio, nos encontramos con escepticismo, lecturas equivocadas y prejuicios que progresivamente fuimos superando al poder observarse el fin perseguido y el nivel de aceptación y participación que conseguimos en los adolescentes.

La elección de intervenir en esta etapa de la vida de los jóvenes (alumnos próximos a terminar la escolaridad obligatoria), tuvo como factor determinante entender que podría tratarse de la última chance de un sistema educativo que ha ignorado la relevancia de estas temáticas.

Muchas veces, se asocia a la Educación Financiera con la idea de formar inversores, en una sociedad bombardeada desde las redes sociales con mensajes directos y hasta crueles que instalan las ganancias fáciles y rápidas, los ganadores y perdedores, la desvalorización del esfuerzo y el estudio. Sociedad caníbal. Pensábamos que si los alumnos derribaban el tabú del dinero con sus compañeros, si conocían tips cotidianos que podrían ser de interés de amigos, hermanos, padres y abuelos (la mirada intergeneracional es de vital importancia), podríamos al menos debilitar mitos y temores y crear un entorno apto y más amplio para nuestro proyecto.


La capacitación desde ejemplos cotidianos

Nuestro esquema de abordaje de la Educación Financiera comienza con videos de publicidades donde se tratan temas del consumo, dinero y servicios financieros básicos. La idea es utilizarlos como disparadores, invitando a los estudiantes a rescatar los mensajes centrales, los más evidentes y por qué no, aquellos más subliminales.

Definido el concepto central del taller, abordamos la relación entre Inclusión Financiera, Educación Financiera y el conocimiento de los derechos (y obligaciones) que les corresponden a los usuarios de servicios financieros, en línea con lo establecido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Muchas veces, se asocia a la Educación Financiera con la idea de formar inversores, en una sociedad bombardeada desde las redes sociales con mensajes directos y hasta crueles que instalan las ganancias fáciles y rápidas.

A su vez, planteamos el esquema de las finanzas personales destacando las variables que las determinan: Ingreso – Gasto (Consumo) – Deuda – Ahorro/Inversión. Con la exposición de ejemplos cotidianos, vamos avanzando en aspectos y definiciones, tratando de captar la atención de los alumnos y distinguir lo que sabemos de lo que no.

También, dedicamos un espacio a los medios de pago, donde generamos un momento de debate, invitando a los jóvenes a que “representen” el medio de pago más habitual para ellos, discutiendo ventajas y desventajas. En este sentido, indagamos sobre la tecnología en el mundo de las finanzas, desde la aparición del dinero digital y los nuevos jugadores que prestan servicios financieros (los alumnos son usuarios frecuentes de billeteras digitales), hasta los riesgos que se pueden encontrar en plataformas de préstamos e inversiones.

La educación financiera refiere al conjunto de habilidades y conocimientos que permiten a un individuo tomar decisiones informadas de todos sus recursos financieros.

Este año hemos agregado una alerta adicional: el tema de las apuestas on line y los peligros de caer en la ludopatía. En nuestra opinión, estamos enfrentando una verdadera pandemia donde se confunden juegos, azar, ideas de ganancias seguras y daños que se reflejan en la salud mental, emocional y obviamente financiera del jugador y su núcleo familiar.

 

Saberes necesarios para un mundo cambiante

En la sociedad de consumo donde parece no quedar lugar para el ahorro, nos tomamos el tiempo para repensar su rol e importancia. Escapar a la satisfacción inmediata en un entorno donde predomina la ansiedad, requiere de un esfuerzo adicional para “reinstalar” este concepto y asociarlo con los propósitos y objetivos de nuestra vida. Este enfoque nos permite comprender el por qué y hace más factible nuestras conductas de ahorro.

A modo de cierre, explicando el entorno y las variables claves de la macroeconomía (inflación, tasa de interés, poder de compra, empleo, tipo de cambio por citar algunas), vamos ingresando en el campo de las inversiones, con su consecuente momento de preguntas sobre productos financieros, posturas ante el riesgo y modos de evaluar la conveniencia de tal o cual estrategia, empleando las matemáticas y también mejorando nuestra capacidad de comprensión lectora de ofertas, invitando los alumnos a poner a prueba el razonamiento sobre la famosa “letra chica” para evitar estafas.

Escapar a la satisfacción inmediata en un entorno donde predomina la ansiedad, requiere de un esfuerzo adicional para “reinstalar” el concepto de ahorro y asociarlo con los propósitos y objetivos de nuestra vida.

La Educación Financiera tiene como propósito comprender tanto la macro como la microeconomía de cada día. Que no hay magia, que hay causas y efectos; los Contadores estamos familiarizados con el debe y el haber. Comprender y aceptar las restricciones, los límites y desarrollar nuestra capacidad para revisar prioridades, agregando dosis de “racionalidad” en un mundo donde las emociones juegan un rol muy importante, sesgando nuestras decisiones financieras.

El salto de la adolescencia a la vida adulta es muchas veces subestimado, pero los mayores sabemos que es clave estar preparados para los nuevos desafíos. Desde contar con un ingreso propio, generado por tu propio esfuerzo, hasta saber administrarlo de manera sustentable. Quizás haber contado con una mensualidad cuando jóvenes, hubiese sido de enorme utilidad.

En épocas de alta inflación, la educación financiera suscita cada vez más interés entre los jóvenes.

A medida que crecemos, vamos adquiriendo mayores niveles de autonomía en las decisiones, como así también, se suman nuevos desafíos y sueños que dan forma y entidad a tu proyecto de vida, con el dinero como herramienta para hacerlos posibles. Resulta difícil hoy pensar en una sociedad donde la educación y la formación ciudadana sean una prioridad, que no incluya a la Educación Financiera como un eje central de sus políticas de Estado. Este es el desafío que debemos afrontar.

Los contenidos que se publican son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no expresan necesariamente el pensamiento de los editores.


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