La carrera de Contador Público es la más elegida dentro de la amplia oferta que proponen las ciencias económicas. En este artículo, conocemos la historia de dos colegas, recibidos con honores en la UNNOBA y en la UNICEN, con recorridos muy parecidos: dudas al momento de iniciar la carrera; inserción laboral durante la cursada; reconocimiento por ser promedio destacado; y el deseo de dedicarse a la docencia.

“El proceso fue muy loco. Yo en el secundario estaba en un colegio donde la orientación era biológica, nunca había tenido materias contables. Llegué al último año de la escuela, y no sabía que estudiar”. Las palabras corresponden a Agostina de Jesús, Contadora Pública, quien expresa una sensación muy generalizada en los jóvenes que se topan con la primera gran decisión de su incipiente vida adulta. En un principio, la colega eligió una senda un tanto alejada de las ciencias económicas. “Me había decidido por una carrera, nutrición. Hice los cursos en una universidad privada de Rosario y obtuve una beca. Llegando el momento, decidí no irme, por una cuestión de que no estaba segura de la decisión”. El destino tendría preparada una sorpresa para ella.

Oriunda de Pergamino, siguió los pasos de una amiga suya que se había anotado en la carrera de Contador Público en la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), sin saber a ciencia cierta con qué se iba a encontrar. “Me empecé a enamorar de la carrera a tal punto que yo ya estoy recibida y mi amiga que me hizo sumarme a la carrera, no. Fue muy loco cómo llegué a estudiar Contador Público. Fue como un poco de suerte o destino, pero re contenta”, narra Agostina con alegría. Aquella decisión que algún tiempo atrás generaba cierta incertidumbre, finalizó con honores: la colega se egresó con uno de los mejores promedios de toda la carrera.

“El paso por la facultad fue una etapa muy linda. Fue un aprendizaje obviamente a nivel académico pero también a nivel personal, esa maduración de saber que esto depende de mí, y que si yo quiero este objetivo, tengo que luchar para conseguirlo”, sostiene la colega. El esfuerzo tuvo su recompensa: “Obtuve mi fruto de todo eso porque los profesores me recomendaban en estudios contables y el día que me recibí también fue con reconocimiento, así que súper contenta con el paso por la universidad”.

El valor de la perseverancia

Durante la carrera, Agostina decidió empezar a desarrollarse profesionalmente para obtener esa experiencia tan pedida en los jóvenes a la hora de aplicar a un puesto de trabajo. “Mi primer empleo fue en una administración de consorcio por una decisión de que yo quería arrancar a trabajar, tenía 21 años, quería tener experiencia. Después se me dio la posibilidad de trabajar simultáneamente como administrativa en el Colegio de Abogados de Pergamino y a la tarde me iba a un estudio contable, trabajaba solamente 4 horas. Mi desempeño empezó a mejorar en el estudio y me ofrecieron hacer jornada completa”, afirma la contadora.

Si bien la figura de nuestra institución la conoció en la facultad, donde “la última materia que yo cursé nos hacía estudiar todo sobre el Consejo y las leyes que regulan a la profesión”, Agostina se “encontró” aún más cerca cuando trabajó en el estudio“ya que había muchos contadores que estaban matriculados en el Consejo”. En la actualidad, la profesional se desempeña como analista de impuestos de Rizobacter, en su ciudad natal. Sobre su nuevo puesto, afirma: “La verdad que me encanta, la parte de impositiva es muy compleja, muy cambiante, muy dinámica. Me gusta mucho”.

En relación al futuro cercano, Agostina cuenta que se visualiza más en una empresa en relación de dependencia que como profesional independiente”. “Obviamente porque estoy recibida hace muy poco y tengo poco crecimiento profesional, pero hoy en día me veo haciendo más carrera en la gestión privada o pública, en relación de dependencia”. A su vez, más allá de la obtención de su título de grado, la colega pretende seguir el camino de la formación académica (primero especialización, luego maestría) y estar al frente de una clase: Me gustaría desempeñarme como docente, me gusta mucho esa parte”, comenta la joven de 24 años, con el tiempo a su favor.

Fue muy loco cómo llegué a estudiar Contador Público. Fue como un poco de suerte o destino.

Los caminos de la vida

Cuando no se está seguro de lo que se quiere estudiar, una buena aproximación es inclinarse por un área que posea un amplio abanico de posibilidades laborales una vez terminada la carrera. “Hay gente que ya desde un primer momento sabe a qué se va a dedicar, yo en ese momento no sabía, y prácticamente fui a Tandil porque tenía familiares ahí. Al no estar seguro de mi elección, yo intenté optar por una carrera que me permitiera algo más de dinamismo a la hora de desempeñarme laborablemente para así poder tener más posibilidades de encontrar algo con lo que me sienta más representado. Así que desde el momento en el que yo decidí entrar a la facultad de ciencias económicas en la etapa de ingreso, empecé a interiorizarme más a qué trataba esta carrera y las posibilidades laborales que tenía, y me di cuenta que quizás estaba tomando una buena decisión”. Quien habla es Nicolás Sussino, Contador Público y mejor promedio de la carrera de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), quien apostó por las ciencias económicas y ganó con creces.

La Dra. de Jesús, el día que se recibió como Contadora Pública en la UNNOBA.

El método de elección de Nicolás fue bastante distinto al de la mayoría de los estudiantes. Es que, al no estar convencido al 100%, analizó qué carreras tenían una mayor salida laboral: “Me fijé en las carreras que tenían más flexibilidad a la hora de ejercer y ahí decidí optar por económicas, que me parecía que tenía un amplio campo laboral”, narra con atino el colega. Lo suyo fue un doble desafío: En la escuela yo tuve formación de ciencias naturales y no había tenido ninguna orientación a la economía, no sabía lo que era la contabilidad prácticamente. Di medio un salto al vacío al momento de tomar la decisión”, recuerda el profesional sobre aquel momento.

 

Una facultad al servicio de los estudiantes

Oriundo de Pehuajó, el Dr. Sussino destacó el acompañamiento otorgado por la UNICEN en cada paso de la carrera. “La facultad ofrece un programa de tutorías donde vos tenés un profesor al cual podés recurrir si tenés dudas, como un apoyo adicional en la etapa de la inserción”. A su vez, el colega remarcó el nivel de las charlas organizadas por el centro de estudiantes sobre temas diversos y la posibilidad de elegir horarios de cursada.

“Yo ya había formado un grupo de estudio con unos chicos que finalmente fueron con quienes compartí prácticamente toda la carrera, nos íbamos anotando en las mismas materias. La facultad de ciencias económicas tiene comisiones reducidas, eso te hace ser un poco más eficiente con el tiempo”, afirma Nicolás, al tiempo que agrega: “Al tener dudas, podés recurrir directamente a los profesores y no se demoran demasiado en darte una respuesta, así que uno puede seguir avanzando con el estudio prácticamente de una forma muy dinámica”.

Muchos chicos que se han dedicado a la carrera específicamente se han matriculado y creo que tienen un apoyo constante de los profesionales a los cuales el Consejo engloba.

En ese sentido, la facultad también lo ayudó a conseguir su primera experiencia laboral: una beca en el ámbito de la investigación. “En el último año de carrera me ofrecieron con un convenio de la facultad realizar un proyecto de investigación para el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), ligado a la responsabilidad social empresaria”.

Luego, Nicolás decidió postularse para una pasantía en un estudio de cobranzas, donde aprendió “sobre lo que es gestión de cartera, análisis de rotación de deudores, y más que nada, análisis de datos. Esa pasantía fue gracias a la facultad y yo la podía acreditar como práctica profesional, que era un requisito que te pide la facultad para poder egresar”.

El Dr. Nicolás Sussino, título en mano, en el 160° acto de colación de la UNICEN.

Un Consejo presente

“En la etapa universitaria, tuvimos varias charlas de profesionales del Consejo que eran muy útiles. Siempre formaban un grupo al cual se podía recurrir, dejaban algún contacto al cual uno podía realizarle consultas o contactarse si tenía alguna duda. Muchos chicos que se han dedicado a la carrera específicamente se han matriculado y creo que tienen un apoyo constante de los profesionales a los cuales el Consejo engloba”, comenta el colega sobre nuestra institución, que dice presente desde antes que los profesionales se egresen, en las propias aulas de la universidad.

A su vez, Nicolás afirma que algunos instrumentos de nuestra página web fueron de suma utilidad durante su recorrido académico. “Del Consejo Profesional he usado varias herramientas que tienen en la página para alguna tarea, como es el cálculo de honorarios. El Consejo tiene una sección de vencimientos impositivos que he consultado también”, sostiene el contador.

Actualmente, el colega se desempeña desde hace casi 3 años como consultor de impuestos y se encuentra realizando la etapa pedagógica para poder dar clases como docente, otro de los ámbitos en el que le gustaría ejercer. “Durante mi carrera, he tenido muy buenos profesores que me han inspirado a brindar un poco el conocimiento que adquirí y sería como una devolución de gentilizas para con la educación que yo recibí”, cuenta el Dr. Sussino, en una poética forma de agradecimiento.


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