Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
A mayor consumo, claro está que la generación de residuos será mayor. Si bien está generalizado que el ser humano genera un kilo de basura por día, todo varía según el sitio. Aunque algunos lugares han hecho del reciclado y la separación de residuos una conducta cotidiana para llevar esa cifra a la mitad, las grandes urbes suelen estar muy encima de ese promedio. En este artículo, los autores ponen su atención sobre cómo esta arista del cuidado del medioambiente debe estar respaldada por políticas públicas y se detienen en casos exitosos realizados en la provincia de Buenos Aires en torno a la concientización y planificación del ciclo de los residuos.
La gestión integral es un sistema de manejo de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) cuyo objetivo es la reducción de los residuos enviados a su destino final. Las consecuencias a las que se arriben dependen de distintos factores, ya que los volúmenes de residuos que desechamos derivan de distintas causas, tales como los hábitos de consumo, la responsabilidad social y los cambios culturales en la sociedad. Para entender todos estos fenómenos, debemos dimensionar la situación, analizar e interpretar los orígenes e impactos y generar conciencia con el fin de minimizar los efectos adversos.
Un estudio de investigación en 30 provincias de China llegó a la conclusión de que el desarrollo económico, la mejora del nivel de vida y el mayor consumo han provocado un crecimiento en el volumen de generación de RSU. Los países con mayor PBI per cápita, que en la Unión Europea están ubicados al norte (Alemania, Noruega, Suecia, Dinamarca, Países Bajos y Finlandia, entre otros), son los que más residuos desechan.
En 2014, la generación de residuos per cápita fue mayor en Dinamarca y Suiza, y más baja en Rumania, Polonia y Serbia. Esto refleja que los países más ricos tienden a generar más residuos, mientras que el turismo también contribuye a las altas tasas de creación de basura en Chipre y Malta. El objetivo propuesto ya está en marcha: la Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad.
Como tantos otros mitos, el valor de un kilogramo de basura producida cada día por persona en el mundo se puede derribar muy rápidamente. En algunos países en los que se vienen implementando políticas públicas tendientes a la disminución de residuos, ese nivel ha decrecido, llegando a 900 gramos en Estados como Polonia, Rumania, Serbia y Eslovaquia. En contraposición, las naciones más desarrolladas de Europa superan ampliamente el promedio, alcanzando la cifra de 1,7 kilogramos de basura.
Las toneladas de residuos que se producen diariamente son volúmenes difíciles de dimensionar. Para eso, deberíamos calcular el efecto individual que cada uno de nosotros genera y que tiene que ser resuelto por el conjunto de la sociedad. En la provincia de Buenos Aires se pueden ver claramente las diferencias que existen en distintas ciudades: en promedio, Bahía Blanca, durante los últimos 3 años, ha generado 1,20 kg per cápita cada 365 días; en cambio Olavarría, durante el año 2022, sumó un total 24.439.206 kg, lo que representa 0,67 kg por habitante.
¿Por qué existen estas diferencias? En Olavarría se lleva a cabo desde hace más de una década un programa de recolección en ecopuntos y puntos verdes, que separa unas 40 toneladas anuales de residuos reciclables, evitando su ingreso al circuito de entierro en rellenos sanitarios, siendo consecuente con las premisas de Reducción, Reutilización y Reciclaje.
También, vemos casos que cumplen con el valor que tomamos como referencia: Tandil llega a 0,99 kg de basura por persona por día, y los 24 partidos del Conurbano Bonaerense alcanzan los casi 900 gramos de residuos. A su vez, las ciudades con gran movimiento y alta densidad poblacional, como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, arriba a la preocupante cifra una de un kilo y medio de basura por habitante.
En ciertos momentos del año, de acuerdo a las condiciones de algunas localidades, vemos que la población se ve aumentada por movimientos turísticos que hacen que el cálculo de residuos per cápita aumente sustancialmente. Mar del Plata, cabecera del Partido de General Pueyrredón, es el principal centro turístico del país y recibe más de 8 millones de turistas todos los años, concentrados principalmente en enero y febrero. Una ciudad que cuenta con una población estable de unos 600 mil habitantes, recibe una gran cantidad de personas, generando distorsiones en la hipótesis que indica que la cantidad de residuos depende solamente del ingreso de la gente que vive de manera permanente en un territorio. En enero, hay un 40% más de residuos que en el mes de junio, advirtiendo que todo el sistema de recolección, tratamiento y disposición final se ve resentido y debe planificarse para poder sortear estas diferencias en las cantidades.
La generación de residuos diarios por cada habitante, tomando solamente la población estable, fue de 1,65 kg en septiembre de 2019, cifra que difiere sustancialmente de los 2,27 kg y 2,41 kg de residuos generados de enero y febrero de 2020. Cabe destacar que no solamente es un caso particular de aquellas ciudades de grandes poblaciones, ya que el Relleno Sanitario de Mar del Plata también reúne los residuos producidos en la localidad de Mar Chiquita, del partido de Coronel Vidal, que se encuentra a unos 40 kilómetros de distancia y cuenta con unos 30 mil habitantes. En sus localidades costeras, se desarrolla la actividad turística durante los meses estivales: la producción de residuos se duplica durante el mes de diciembre y aumenta exponencialmente durante enero y febrero con respecto a los volúmenes de los meses invernales, para luego caer a partir de marzo. Claro está que aquellas ciudades con estas características deberán comenzar a trabajar en la planificación de todo el sistema, y concientizar a su propia población y a los turistas, esperando que los resultados sean mejores en el futuro, pensando siempre en el cuidado de nuestro planeta.
Las medidas adoptadas por los gobiernos ejercen un impacto significativo tanto en los individuos como en los generadores especiales, definidos como productores de más de mil kilos de residuos por mes. La cooperación de estos grandes generadores es esencial para mejorar la gestión de desechos: en el caso del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, se les exigen medidas tales como la separación de residuos, el mantenimiento de un registro detallado de la producción de desechos con el objetivo de minimizarlos y la provisión de capacitaciones, entre otras acciones.
Es pertinente destacar que, en ciertos casos, los generadores especiales otorgan capacitaciones tanto a sus empleados como al público general. Además, algunos de ellos instalan puntos verdes donde los residentes pueden depositar sus residuos fraccionados. Estas iniciativas generan un estímulo para mejorar la gestión de residuos.
A su vez, dichas acciones no solo buscan cumplir con las normativas establecidas, sino también generar un impacto positivo en la gestión de residuos y en el medioambiente. Las políticas implementadas por los distintos gobiernos hacen que los resultados sean completamente distintos, y es por esto que cada territorio deberá analizar, estudiar y obtener conclusiones particulares, de acuerdo a las condiciones de cada lugar, dejando de lado las generalidades.
A modo de ejemplo, el municipio de Pilar, ubicado en territorio bonaerense, ha establecido distintos programas dedicados a la promoción del reciclado, tratamientos diferenciados, creación de una dependencia dedicada específicamente a la gestión integral de los residuos y la conformación de un equipo de promotores ambientales. Desde su página web, enseña a realizar la actividad de compostaje, esperando modificar también la recuperación de los residuos húmedos, y a través del sistema impositivo, la localidad ha incorporado una tasa que permite el financiamiento de obras y prestaciones de servicios relacionadas con la protección ambiental.
El Estado es el principal actor del cambio: la gobernanza difusa que actualmente tenemos en nuestro país debería reemplazarse por una organización y planificación general de los gobiernos locales, con apoyo de las distintas provincias. La finalidad: erradicar los basurales a cielo abierto y comenzar a gestionar el control en el destino final. También, es empezar a trabajar en una nueva cultura de este siglo, donde el cuidado, la protección y la atención en el medioambiente deberían ser prioridad. El artículo 41 de nuestra Constitución Nacional establece el derecho a un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano. Esperemos que la declamación dé paso a una verdadera ejecución de todas las actividades de manera ordenada, organizada y coordinada: los cambios de hábitos en lo cultural son cruciales para dejar de pensar en el residuo como algo que ya no sirve e interpretarlo como un recurso.
1. Jefatura de Gabinete: “Gestión de residuos sólidos urbanos”
2. Liu, J. y otros; “El impacto de los patrones de consumo en la generación de residuos sólidos municipales en China: evidencia de datos provinciales”
3. Eurostat: Agencia de Medio Ambiente de Islandia, 2016 (tasas de reciclaje y vertidos)
4. Naciones Unidas: “Sólo el 17% de los Objetivos de Desarrollo van por buen camino”
5. La UE apuesta por la gestión de residuos
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