Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
La regla del 72 es una herramienta financiera poderosa para calcular el tiempo que llevará duplicar un capital a una tasa determinada mediante el interés compuesto. Originada en la Suma Aritmética de Luca Pacioli en 1494, se popularizó gracias a su simplicidad: se debe dividir el número 72 por la tasa de interés para obtener los años necesarios para duplicarlo. En épocas donde la economía genera incertidumbre, se considera una buena herramienta para aquellas personas que se encuentren preocupadas por su jubilación.
En un momento donde todas las personas nos planteamos qué será de nuestra jubilación, surge el interrogante sobre cómo saber el plazo en el que un capital se duplicará. Hagamos un brevísimo resumen de una herramienta muy poderosa dentro de las finanzas personales: la regla del 72.
Primero, partamos del origen histórico. Las primeras citas de esta regla se ubican en la Suma Aritmética, escrita por Luca Pacioli en 1494 en Venecia. En ese momento, la misma fue planteada, pero sin dar a conocer los fundamentos en los que estaba sustentada, que fueron verificados mucho después por sus sucesores. Lo cierto es que Pacioli se dedicó a estudiar la forma en la que hacían negocios los árabes e hindúes. El gran cambio impuesto por el matemático, contador, economista y profesor fue escribir en italiano, en lugar de hacerlo en latín u otras lenguas difíciles de comprender. Con el correr de los años, fueron varios los que cotejaron y aplicaron esta regla, como es el caso del mismísimo Warren Buffet. Incluso a la fecha, posee algunas variantes que exceden el alcance de este artículo.
La regla del 72 permite saber cuánto tiempo llevará duplicar tu capital, basándose en una tasa determinada y asumiendo que las rentabilidades serán reinvertidas. Consiste en dividir el número 72 por la tasa en cuestión. Por ejemplo, si asumís que el interés anual que vas a reinvertir será del 8% y lo dividís por 72, te dará como resultado la cantidad de años que te llevará multiplicar el capital. En este caso, 9 años.
Si por el contrario, querés saber a qué tasa debés invertir para multiplicar tu capital en una cierta cantidad de años, solo tenés que dividir el número 72 por el plazo en cuestión.
Entre las ventajas, podemos destacar que se trata de una operación sencilla para todo el mundo, aplicable a cualquier persona y país y muy fácil de aprender. En contraposición, esa simpleza no tiene en cuenta criterios impositivos y asume que las inversiones son estables, sin ponderar los problemas económicos coyunturales de cada país.
Con los años, esta regla fue evolucionando, surgiendo así 2 variantes:
Pero, ahora bien ¿en qué consiste? El interés compuesto es como una bola de nieve gigante, un alud que baja sin parar de la montaña. En lugar de ir dejando destrucción a su paso, va dejándote dinero. ¿Por qué la analogía con una bola de nieve? Es que el dinero y sus rendimientos van acumulándose con el correr del tiempo. Vamos con un ejemplo: si Lola invierte $1.000 cuando tiene 20 años con un interés del 5%, y deja ese dinero invertido hasta llegar el momento de su jubilación a los 60 años, en ese plazo de 40 años tendrá la increíble suma de $1.526.020. En contraposición, si Pepe invierte la misma cantidad de dinero por 20 años a la misma tasa (5%) pero sin reinvertir, su saldo sería solamente de $411.033.
Queda visto que el interés compuesto es fundamental para el armado de un capital a largo plazo, ya que acelera el crecimiento de tus ahorros o inversiones, por lo que comenzar a invertir a temprana edad puede marcar un antes y un después en la calidad de vida durante la vejez.
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