La Dra. Ana Bianchi y el Dr. José Luis Colabella tienen varias cosas en común. Ambos contadores públicos han cumplido 50 años en la matrícula de nuestro Consejo, se graduaron en la universidad pública y son profesionales independientes que fundaron sus propios estudios contables, donde trabajan junto a sus hijos, a quienes han transmitido la pasión por las ciencias económicas. En esta nota, conoceremos sus historias para celebrar medio siglo de ejercicio profesional junto a nuestra institución.

La Dra. Ana Bianchi, Contadora Pública (Tomo 31, Folio 220, matriculada en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires) se inclinó por la contabilidad luego de un test vocacional que me hicieron en el secundario”. “Me gustaba mucho lo que es la parte de balances en el colegio”, narra la profesional, quien cursó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires. “La UBA fue por una cuestión práctica, era una universidad pública donde no insumía gastos. Yo trabajaba y tenía que mantenerme, no había posibilidad de que no fuera a la UBA”, recuerda Ana, agradecida con la educación pública. Prácticamente el 80% de la carera la estudié becada. El último año, me dieron un préstamo donde yo tenía que trabajar en la UBA, y eso reemplazaba la beca que ya no me podían renovar”, sostiene la colega, esfuerzo que sería coronado con el tan esperado título de grado.

La Dra. Ana Bianchi y la profesión independiente como estilo de vida.

Sus primeros pasos en la profesión convivieron con su vida universitaria. Al principio, en un estudio contable trabajando de forma part-time, lo que le permitía a Ana costearse sus estudios y adquirir la tan requerida experiencia profesional que se le exige a los jóvenes; luego, en relación de dependencia en una empresa textil durante 15 años. “Los últimos años que trabajé ahí empecé a hacer algunos trabajos particulares paralelamente”, recuerda la contadora, que fueron la semilla de la creación de su propio estudio contable, inaugurado en 1985.

Para mí es una forma de vida, a mí me apasiona lo que hago. Me gusta, no podría no hacerlo.
Dra. Ana Bianchi

En la actualidad, el estudio se encuentra en buenas manos. Junto a Ana, trabajan su sobrina, su hijo, y su hermano, haciendo pensar que la pasión por una profesión puede transmitirse de generación en generación. Estamos trabajando en familia”, afirma la colega, quien sostiene que se encuentra más cómoda trabajando de forma presencial. Sí tengo gente que tiene home office, pero mi hijo, mi hermano y yo venimos todos los días”, remarca Ana, con asistencia perfecta. “Para mí es una forma de vida, a mí me apasiona lo que hago. Me gusta, no podría no hacerlo. Estoy trabajando menos de lo que trabajaba antes, pero no creo que la deje definitivamente. No podría, es una vida literalmente”, enfatiza la profesional, en un relación de más de 50 años con las ciencias económicas.

Respaldo asegurado

Sobre su primer vínculo con nuestra institución, Ana afirma: Al Consejo me tuve que acercar cuando tuve que hacer el primer certificado de ingreso. Lo hice bastante rápido de haberme recibido”, narra la colega, quien tiene fresca en la memoria ese momento fundacional en su carrera profesional que ya cumplió medio siglo. “Me acerqué a la Delegación Avellaneda porque no estaba la receptoría Quilmes todavía, sino había que ir a Lomas. Como yo soy de Quilmes, me convenía más la Delegación Avellaneda. Y cuando abrió la receptoría, yo no me pasé a Quilmes porque yo estaba muy cómoda ahí. Me había sentido respaldada. Cuando necesité algo lo tuve al alcance de la mano así que, ¿para qué cambiar?”, sostiene la Dra. Bianchi, resultadista y avellanedense por adopción.

A pesar de encontrase jubilada desde 2016, Ana sigue ejerciendo la profesión como desde el primer día. “Si bien he hecho otras cosas a la par de la profesión, siempre vuelvo a esto”, comenta la colega en diálogo con RePro Digital. Me parece excelente la decisión que tiene el Consejo de que nos permitan seguir trabajando porque generalmente los profesionales se jubilan a los 65 años y como está la vida hoy, todavía es una persona activa, que si se actualizó, no tiene nada que no pueda hacer. Al contrario, tiene una experiencia atrás que sirve de base”, afirma la contadora.

Me parece excelente la decisión que tiene el Consejo de que nos permitan seguir trabajando.
Dra. Ana Bianchi

Más que solo suerte

Haciendo un balance sobre su fructífera carrera, la Dra. Bianchi sostiene que “en toda profesión hay que tener suerte. Yo evidentemente la he tenido porque he evolucionado a la par de mis clientes”. Si bien la suerte es un factor que puede influir en el éxito profesional, hay otras variables que también inclinan la balanza: dedicación, esfuerzo, convicción y responsabilidad pueden ser algunas de ellas.

“Tengo clientes que empezaron siendo unipersonales y hoy son empresas bastante importantes. Entonces fue una evolución y un crecimiento mutuo. Después de tantos años, uno es amigo de sus clientes, porque una cosa son los clientes esporádicos que todos los años existen para ciertos casos, y hay otros que se los tiene de toda la vida. Por suerte tengo muchos clientes de toda la vida”, narra con satisfacción Ana, dándole nuevamente protagonismo al azar.

En un mensaje para estudiantes avanzados y recién graduados, la Dra. Bianchi les aconseja “que le dediquen tiempo, que le dediquen esfuerzo, y sobretodo que sigan estudiando”. “Es fundamental, más en un país como el nuestro, donde las variaciones no son solo las tecnológicas, sino también de coyuntura”, cierra la colega, dándole un lugar preponderante a la actualización constante para el correcto desempeño profesional.

El Dr. José Luis Colabella cumplió el sueño del estudio contable propio a poco de recibirse.

5 décadas de estudio

En quinto año del secundario, el Dr. José Luis Colabella, Contador Público (Tomo 31, Folio 190, matriculado en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires), tuvo que tomar una decisión que impactaría en su futuro profesional: si inclinarse por la carrera de arquitectura o dedicarse a las ciencias económicas. Mi padre fue abogado y me indujo un poco a que fuera más por la parte de los números”, afirma el colega, quien dejó su San Nicolás natal para dirigirse en tren hasta La Plata, que sería su casa transitoria durante toda la carrera de Contador Público.

“Arrancamos con un curso de ingreso que era obligatorio y selectivo. Ese año intentamos entrar 900, de los cuales 600 ingresamos y 300 quedaron descartados. Así arrancamos la carrera en 1969”, recuerda José Luis. “Los únicos años que estuve ausente fue entre 1969 y 1973, que fue cuando estudié en La Plata. Terminé la carrera de contador y pegué la vuelta a fines de 1973”, afirma el Dr. Colabella, tachando los días en el calendario para volver a su ciudad. Ese mismo año tuvo su primer cliente. Al día de hoy lo sigo manteniendo, es una de las constructoras viales más importantes que tiene la Argentina”, narra en diálogo con RePro Digital.

Siempre quise ser profesional independiente y tener mi propio estudio.
Dr. José Luis Colabella

José Luis tenía claro que quería dedicarse a la profesión en San Nicolás, y llegó a rechazar ofrecimientos en la ciudad de las diagonales. “Siempre quise ser profesional independiente y tener mi propio estudio”, afirma el Dr. Colabella, quien logró cumplir su deseo a poco de recibirse. Medio siglo después, el colega se mantiene “al pie del cañón porque sino no podés brindar un servicio como el que tenemos. Hace más de 50 años que lo estoy atendiendo”. No fue suerte: desde sus primeros pasos como profesional, el contador estaba convencido de lo que quería. Un colega de un estudio muy importante de San Nicolás me pregunto qué es lo que pensaba hacer. No le acepté la propuesta de asociarme con él, directamente arranqué con mi propio estudio”, cuenta José Luis con rebeldía, quien comparte profesión y lugar de trabajo con su hijo Lisandro, también matriculado en nuestro Consejo.

 

Compromiso en todos los frentes

“En el año 1973 no había muchos profesionales en ciencias económicas. A través del Consejo teníamos charlas permanentes, organizábamos cursos, conferencias y traíamos distintos expositores. Eso siempre hizo que uno estuviera en contacto con el resto de los profesionales”, comenta José Luis sobre la importancia de nuestra institución en torno a la jerarquización de la profesión, siendo el espacio de vinculación e intercambio entre colegas.

“Cuando yo me recibí no tenía puertas para ir a golpear, no había prácticamente profesionales. Cuando sos chico y estás arrancando, no querés la teoría, querés saber cómo se hace y yo siempre fui práctico”, afirma el Dr. Colabella, para quien nuestra institución fue una fuente de consulta permanente. La camaradería por esos tiempos era total: “Clientes chicos, que uno no tenía tiempo para atenderlos, se los derivabas a otros colegas. Les dabas trabajo y los guiabas también”.

Desde 1974 hasta 1990, estuve ligado siempre con el Consejo”, narra el profesional, que ejerció la presidencia de la Delegación San Nicolás durante varios períodos, involucrándose de lleno en materia institucional. “Siempre traté que los que estaban a la par mía crezcan, di la posibilidad de que también sean presidentes de la Delegación, porque la gente se tiene que formar. Hay que formar no solo a la matrícula, sino también nuevos dirigentes para que puedan tener su espacio. Tengo un grandísimo recuerdo”, comenta José Luis sobre su tiempo como autoridad.

Hay que formar no solo a la matrícula, sino también nuevos dirigentes para que puedan tener su espacio.
Dr. José Luis Colabella

“Siempre fue un criterio mío que uno no tiene que recibir de la sociedad, sino que le tiene que dar a la sociedad. Yo fui a una universidad pública y debía agradecer el haber podido formarme, darle a la comunidad parte de lo que uno recibió en forma gratuita y lo mismo en los clubesSi vos no te involucrás y le das a las entidades parte de tu tiempo, no habría ningún club, ninguna institución”sostiene el Dr. Colabella, siempre coherente con sus pensamientos y alineando el decir con el hacer. Es que a su activo rol como autoridad de nuestro Consejo, le sumó su cargo como tesorero en el Club de Regatas de su ciudad, como así también, en el San Nicolás Golf Club.

Cuando te fascina la actividad que realizás, hacerla no es un peso, no cuesta; por el contrario, genera una satisfacción difícil de igualar, y es la pasión la que muchas veces moviliza la trayectoria y consolida la experiencia, lo que hace que, en urbes pequeñas, tu apellido cobre relevancia entre los propios vecinos. “Un día mi hijo me dice, 'Qué lindo que es que vos vayas a un comercio y te digan ¿Vos sos Colabella? Llevalo nomás'. Tu abuelo hizo un nombre, tu tío tiene un nombre, tu padre también. Vos ahora tenés que seguir ese legado para que tu hija y tus sobrinos también tengan ese respeto”, fue la enseñanza de José Luis para su hijo, quien considera que con la verdad se allanan todos los caminos”.


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