Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
El Dr. Gonzalo Gutiérrez Taboada es un ejemplo de cómo es posible combinar deporte y vida profesional. Licenciado en Administración y Contador Público matriculado en nuestro Consejo, juega al rugby para Newman, equipo que milita en la Primera División de la URBA, y cumplió el sueño de vestir la camiseta de la Selección Argentina, todo esto sin descuidar su carrera universitaria ni dejar de lado su trabajo en el estudio contable. En esta nota, repasamos sus inicios en el deporte, la profesión y su pasión por el rugby.
“Llegar a Primera” es una frase muy repetida en las categorías formativas de cualquier disciplina grupal, siendo el sueño de muchos jóvenes. En deportes que son “profesionales”, alcanzar el primer equipo es el paso inicial para lograr que el hobbie se convierta en un trabajo al cual poder dedicar todas las energías. En los amateurs, el profesionalismo se lo otorgan los propios jugadores desde el esfuerzo, el entrenamiento y el sentimiento por dejar bien en alto los colores de su club.
El Dr. Gonzalo Gutiérrez Taboada, Licenciado en Administración (Tomo 9, Folio 193) y Contador Público (Tomo 166, Folio 162) matriculado en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires, cumplió a sus 20 años ese primer deseo: jugar al rugby en la Primera de Newman, camiseta que continúa defendiendo a sus 37 años.
“Mi viejo creció y se formó en un estudio contable que después se terminó expandiendo y es donde hoy laburo yo. Mi mamá y mi hermana más grande también son contadoras”, relata el colega, proveniente de una familia apasionada por las ciencias económicas. “Todo lo que era números me divertía y tenía cierta facilidad. La mayor cantidad de amigos míos arrancaron Administración y casi todos juntos íbamos a la Universidad Católica”, recuerda Gonzalo, quien a los 21 años ya se encontraba recibido de Licenciado en Administración. “Hice la carrera bastante al día y en la UCA, hacías un año y medio más y eras contador. Ni lo dudé”, comenta el profesional en diálogo con RePro Digital, logrando su segundo título a los 23 años.
Su etapa universitaria coincidió con su debut en la Primera de su querido club Newman, en el 2007. “No fui titular indiscutido en esa época”, narra Gonzalo, quien durante los primeros años alternó con presencias en Intermedia. Dos años después, le llegaría la convocatoria para jugar con la Selección Argentina de Rugby Seven. “Representar al país y ponerte la celeste y blanca siento que es un sueño. De chico no me lo hubiera ni imaginado viajar por el mundo con la camiseta de Argentina. Fue una de las cosas más grandes a las que un jugador de rugby puede llegar”, relata el contador, quien se desempeñó como fullback gran parte de su carrera, para volver al puesto de apertura.
A pesar de las exigencias que conlleva integrar un combinado nacional, Gonzalo no quiso descuidar la cuestión profesional y se las arregló para ir adquiriendo experiencia laboral en el ámbito de la contabilidad en paralelo a su vida deportiva. “Con el Seven estaba un mes acá, un mes afuera, viajaba un montón. Con uno de los contadores que laburaba con mi viejo, iba al estudio a darle una mano freelance. Hacía cositas administrativas, cuestiones contables, registraciones. Trabajaba 3 o 4 veces por semana, 3 o 4 horitas, y eso me permitía laburar y tener toda esa libertad que yo quería y que necesitaba porque estaba en el seleccionado”, cuenta Gonzalo.
“Cuando dejo de viajar, ese contador me llama y me invita a ser planta permanente del estudio, así que empecé a laburar fulltime como cualquiera y jugar al rugby solamente en Newman”, afirma el Dr. Gutiérrez Taboada sobre su inserción definitiva en el estudio contable.
En relación a sus inicios con la ovalada, el colega sostiene que empezó a jugar por “inercia” en la escuela secundaria. “Todos mis amigos jugaban, y en el colegio era el deporte que fomentaban. De a poquito me fue gustando cada vez más y hoy no puedo creer que con 37 años sigo estando ahí”, afirma Gonzalo, quien desarrolló toda su carrera defendiendo la misma camiseta. “No jugaría en otro club que no fuera Newman”, sostiene con seguridad el profesional, dueño indiscutido de la casaca número 10.
“Yo tenía claro que no me quería ganar la vida con el rugby. Si bien tuve ofertas, nunca me terminaron de convencer. Acá siempre estuve contento con mi laburo, tampoco quise perjudicar esa parte laboral. Siempre lo que quería era jugar al rugby y por suerte lo pude hacer”, afirma el contador, quien logró congeniar con éxito sus dos pasiones “ayudado” por el modelo de trabajo híbrido popularizado en pandemia, que le permite a Gonzalo entrenar por su cuenta a la mañana.
“Hacemos home office varios días y otros días venimos al estudio. Corto alrededor de las 6 o 7 de la tarde y ahí ya me voy para el club para seguir el entrenamiento”, sostiene el Dr. Gutiérrez Taboada, en un esfuerzo que habrá valido la pena cuando salga a la cancha el fin de semana a jugar por los puntos.
Si bien en los equipos que integran la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) la disciplina es amateur, Gonzalo sostiene que desde el entrenamiento y los cuidados y precauciones que se toman a la hora de competir “es una vida bastante parecida. Está todo casi profesional aunque no recibamos plata”. Es que a diferencia de otros deportes, donde llegar a Primera es sinónimo de la firma de un contrato y el consecuente pago de un sueldo, los jugadores de la URBA “no cobran un peso. Todo lo contrario, pagan la cuota del club y un montón de cosas más”.
Uno de los motivos por los cuales el profesional elige seguir practicando una actividad tan física como el rugby tiene que ver con la cuestión social. “Lo que más me gusta del deporte son los vínculos. Comparto plantel con gente que le saco 15 años. Yo estaba terminando el colegio y ellos estaban naciendo. Tanto para abajo como para arriba. Yo juego con Agustín Gosio que tiene 5 años más que yo. Lo miraba en la tele y era mi ídolo. Ahora es mi amigo, y estamos hace 10, 15 años jugando juntos. Siento que son amistades que quedan para toda la vida”.
“El tiempo es tirano, no hay tiempo para todo. Desde mi punto de vista, lo que te da el deporte es espectacular, es salud mental”, completa Gonzalo, al tiempo que les recomienda a los jóvenes “que hagan el sacrificio”, y que sean profesionales sin descuidar su tiempo de ocio, siguiendo el lema episcopal del Cardenal Newman: Cor ad cor loquitur (“el corazón habla al corazón”).