Realidad Profesional | Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires y su Caja de Seguridad Social
omo tantas otras historias que repiten el mismo camino, el Dr. Héctor Silvio Antonio Vodanovich nació en la bonaerense 25 de Mayo y viajó a La Plata para ingresar en la Universidad Nacional. Hijo de un padre que si bien no era contador clasificaba como un “experto en ganancias”, según sus palabras, abrazó los números desde chico pensando que podía ser una buena actividad para su vida.
Nieto de abuelo agricultor, a los 12 años el Dr. Miguel Gaita se trasladó al sur del Gran Buenos Aires para continuar sus estudios. Ranelagh, en el partido de Berazategui, fue el destino elegido y luego de cursar la secundaria en la escuela Joaquín V. González, de Capital Federal, se inscribió en la Universidad Nacional de La Plata para ser Contador.
El Dr. Carlos Alberto Rodríguez dejó Daireaux para seguir su sueño de ser Contador. Fue entonces que viajó a radicarse en la ciudad de La Plata y cursar en el Colegio Comercial Don José de San Martín egresando luego de Perito Mercantil. “Luego ingresé a la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP junto a un importante número de egresados del mismo colegio. Ese año ingresamos aproximadamente 400 alumnos”, recuerda.
El Dr. Héctor Vodanovich nació en 25 de mayo y se quedó a vivir en La Plata donde se graduó y formó su familia. El Dr. Miguel Gaita es pampeano pero de chico se fue a vivir a Ranelagh, partido de Berazategui, donde además de colega se involucró en el periodismo. El Dr. Carlos Rodríguez volvió a su Daireaux natal cuando eran solo 2 contadores y hoy son más de 40.
Estos son solo algunos de los datos de los protagonistas de esta nota: profesionales que tras 50 años de matriculados siguen siendo los mismos buenos profesionales de siempre.
Como tantas otras historias que repiten el mismo camino, el Dr. Héctor Silvio Antonio Vodanovich nació en la bonaerense 25 de Mayo y viajó a La Plata para ingresar en la Universidad Nacional. Hijo de un padre que si bien no era contador clasificaba como un “experto en ganancias”, según sus palabras, abrazó los números desde chico pensando que podía ser una buena actividad para su vida.
“No vine con la idea de quedarme”, asegura el colega pero continúa describiendo sus pasos por aquellos años: “Comencé a trabajar en la Administración Pública y cuando me recibí me case y decidí permanecer en La Plata”.
La ciudad de las diagonales lo esperaba con una carrera de años en espacios públicos, primero en la Dirección Provincial de Transporte “en el área de auditoría e inspección contable de empresas de transporte”, y luego en la Contaduría General. “A la par trabajé, desde marzo de 1970, en la Unión Tranviarios Automotor (UTA), donde continúo desempeñando funciones”. Además, en los ratos libres que pudiera ir encontrando, actuó en pericias y quiebras.
Al momento de hablar de la familia, el profesional comenta que tiene tres hijos: una mujer y dos varones. Ella es profesional recibida de la Facultad de Bellas Artes y ellos trabajan en el sector privado. “Tengo una nieta que piensa seguir la carrera de las ciencias económicas”, dice un poco entre risas. Asegura que desconoce si él es una influencia para la pequeña, pero sí apunta que, al parecer, está decidida. “Quizás en parte es por la actividad que yo realizo”, finaliza.
Con la matrícula activa desde el 11 de abril de 1969, el colega veinticinqueño de nacimiento y platense por adopción está cumpliendo, nada más y nada menos, que 50 años de matriculado en el Consejo Profesional.
La Pampa lo vio nacer y crecer durante su infancia. Nieto de abuelo agricultor, a los 12 años sus padres decidieron trasladarse al sur del Gran Buenos Aires para que él continúe sus estudios. Ranelagh, en el partido de Berazategui, fue el destino elegido y luego de cursar estudios secundarios en la escuela Joaquín V. González, de Capital Federal, se inscribió en la Universidad Nacional de La Plata para ser Contador. “Yo era Perito Mercantil desde los 15 y me recibí en La Plata a los 20. En ese momento era el más joven recibido en la UNLP. Diez años después hice un Doctorado en la Universidad de Belgrano”, detalla el Dr. Miguel Gaita sobre sus estudios.
“Trabajé en relación de dependencia en un Banco donde llegué a ser auditor y después me independicé”, describe el colega que si bien cumple 50 años como matriculado se mantiene en actividad. Al momento de hablar de sus influencias, comenta que conoció un Dr. en Ciencias Económicas, “que fue Director General de Escuelas en la Provincia de Buenos Aires, el Dr. Carlos Alberto Dall´orso. Lo tomaba como referente porque era una figura ilustre. Él me impulsó y ayudó a continuar con esta carrera”.
Al igual que otros colegas que se acercaron a la comunicación, el profesional detalla que “en este momento estoy volcado al periodismo, soy Secretario General de ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas) y tengo un diario y una radio”. Desde ese lugar combina las dos profesiones y reconoce que la tarea del contador “cambió mucho en todo sentido. Las normas eran más estables y hoy la actualización es distinta”; y que al frente de un medio de comunicación, un profesional de las ciencias económicas puede “encarrilar desde lo administrativo y a la vez sanear la empresa”.
Su suegro fue el fundador del conocido diario El Sol de Quilmes y él lo llegó a administrar. Esa relación con el mundo de las noticias siguió con otro medio de Berazategui y continuó con el ingreso a la entidad antes mencionada. “Uno de mis hijos sigue la carrera de periodismo”, informa y detalla sobre los demás: “El otro varón trabaja en el campo, ya que estoy avocado a la parte agropecuaria también. Y mis hijas, una es escritora y la otra funcionaria pública”.
Sobre el cierre de la charla fue determinante al responder que “volvería a elegir la profesión, estoy muy conforme”, basado seguramente en otra afirmación que hace al decir que “mucha gente que empieza como cliente después termina siendo amigo. Y eso enriquece la relación social”.
El Dr. Carlos Alberto Rodríguez dejó Daireaux, en la provincia de Buenos Aires, para seguir su sueño de ser Contador. Fue entonces que viajó a radicarse en la ciudad de La Plata y cursar en el Colegio Comercial Don José de San Martín egresando luego de Perito Mercantil. “Ingresé a la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP junto a un importante número de egresados del mismo colegio, aproximadamente 400 alumnos”, recuerda.
Participó activamente en la política universitaria ocupando cargos en el Centro de Estudiantes y siendo Consejero Académico en el período 1964 a 1965 y Consejero Superior hasta 1966. “Me gradué en 1968 e ingresé en la matrícula provincial al año siguiente. Para ese entonces estaba casado y teníamos dos hijos y un tercero en camino. Hoy, el mayor es Contador Público, la segunda es Psicóloga y el tercero Ingeniero Agrónomo. Por supuesto, todos hemos estudiado en la Universidad de La Plata”, dice con orgullo.
Abuelo por tres, con una nieta en la Facultad, relata que cuando volvió a su ciudad natal y comenzó a ejercer la profesión, Daireaux estaba dentro de la jurisdicción de la Delegación Olavarría. “Realmente era tedioso el traslado hasta Olavarría (unos 180 km.). El distrito de la AFIP estaba en Bolívar y los trámites previsionales había que hacerlos en Pehuajó”, rememora el Dr. Rodríguez. En los inicios de la década del 70 participó del proyecto que gestó la Delegación Trenque Lauquen de este Consejo junto a un colega de sus estudios secundarios y universitarios, el Dr. Carlos Alberto Sáenz.
“Solo éramos dos Contadores cuando me instalé en mi ciudad”, recuerda con humor aunque se sincera: “Hoy debe haber no menos de 40”. “Siempre miré y desarrollé esta profesión con mucha pasión y deseos de una superación constante y estar en permanente contacto con los colegas participando en distintos cursos de actualización y en los distintos congresos de la profesión”, puntualiza.
Para despedirse, no quiso dejar de destacar que “cuando miro el listado de los colegas que festejamos 50 años en la profesión me encuentro que con muchos de ellos cursé materias o hemos compartido hasta la vivienda”, motivo por el cual este reconocimiento lo festeja por partida doble.